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Misceláneas
Los “poderes” de Bercún. Cambio de Maya. Menem-Aguilar, la banda riverplatense. Corach, poco ruido y pocas nueces. El “gordito” De la Sota. El furcio de Florentina Gómez Miranda. Una duda en el despacho de Oyarbide. Grassi, subsidios y política.
Por Diego Schurman
En todos lados
Como Droopy, el lobbista Carlos Bercún está en todos lados. Ya en las últimas semanas se habían puesto al descubierto sus vínculos –y en muchos casos generosos contratos– con dos de los poderes del Estado: el Ejecutivo y el Legislativo. Pero el principal señalado en las causas de coimas en el Senado también dejó su estela en el Poder Judicial. Su hija Cinthia trabaja con el juez Jorge Urso. Es meritoria, es decir, no cobra. Y –dicen en el mundillo de Tribunales– suelen verla conversando en inglés por celular. ¿Será por esa relación laboral-familiar que el magistrado habría pedido por Bercún al juez Claudio Bonadío, actual encargado de investigar las denuncias por presunto cohecho?
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Cambio de equipo
Sucedió en la Casa de Formosa, donde un grupo de dirigentes justicialistas comenzaba a decidir lo que horas después iban a votar en el congreso nacional partidario armado ad hoc por el duhaldismo. En un momento se puso a hablar el ex legislador Héctor Maya. Venía argumentando qué es lo que habría que hacer hasta que Cristina Fernández de Kirchner no se aguantó más y lo cortó en seco.
–Disculpame una cosa, porque yo me perdí ¿vos no estabas con Rodríguez Saá? –inquirió la legisladora para entender su presencia.
–Nooooooooooooooo. Pero eso fue hace un mes.
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No todo es como parece
En diciembre no tenían empacho en mostrarse como el agua y el aceite. Ajenos a los cacerolazos, Hugo Santilli quería retornar a la presidencia de River Plate sin ocultar en ningún momento su paso por el Banco Nación durante la administración menemista. José María Aguilar peleaba por el mismo cargo pero con un discurso pretendidamente “progre”. Sin embargo, al final, no todo es como parece. En las últimas dos semanas, Aguilar -ganador de la contienda riverplatense– estuvo cuatro veces de visita en el Hotel Presidente, a donde Carlos Menem tiene su bunker de campaña. Allí recaló junto a Mario Israel, otro miembro de la comisión directiva de los millonarios. Mucho se dijo de esas paradas furtivas: que fueron a cerrar trato para el alquiler del estadio al candidato justicialista, que el club quería donar ambulancias, que bla, bla, bla (gracias Lalo). Lo único que quedó en claro es que además del amor por la camiseta, a Aguilar y Menem los unen otros temas.
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Toco y me voy
Llegó hace quince días. En silencio. Y todos empezaron a elucubrar. Carlos Corach tenía pensado retornar de Gran Bretaña en los primeros días de diciembre. Pero en las últimas dos semanas sorprendió con su humanidad en pleno a Buenos Aires. Estuvo a puro reunionismo, una práctica habitual en medio de las internas del PJ y a la que el ex ministro menemista se ha dedicado full time. Carlos Menem, Rubén Marín, Miguel Angel Toma y Juan Carlos Mazzón fueron sólo algunos de sus interlocutores. Todos imaginaron que su presencia se debió a una misión especial encomendada por el ex presidente. Pero, a pesar de esa necesidad de mostrarse como una figura clave del menemismo, la modificación de su agenda tuvo una sola explicación: debió apurar su retorno a la Argentina por el fallecimiento de su suegro. Tanto es así que, en las próximas horas, el hombre retornará a la tranquilidad de Oxford.
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Una duda
Lo contamos hace unos días. Como Norberto Oyarbide tiene una profunda fe religiosa, quiso bendecir el despacho que tiene en el tercer piso de los tribunales de Retiro. Y el padre Julio César Grassi, Biblia en mano, le hizo cumplir su sueño. ¿Estaba presente ese día Claudio Lamella, secretario del juez?
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A confesión de parte
Ahí estaba José Manuel de la Sota durante el congreso duhaldista de Parque Norte. Hacía fila, documento en mano, para acreditarse como congresal. Estaba feliz, pero su sonrisa Odol se volvió perenne cuando un grupo de gremialistas lo fue a saludar.
–Estos muchachos me traían de comer mientras estuve preso –aclaró a los que lo rodeaban–. Nunca tuve una dieta con los milicos hijos de puta: salí de ahí pesando 58 kilos. Ahora me cago de hambre todo el día y no puedo bajar ni un gramo.
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Furcio
Estaba espléndida. Había sido una de los organizadores del acto, donde los radicales conmemoraron el 19º aniversario del triunfo de Raúl Alfonsín. Pero a la histórica dirigente Florentina Gómez Miranda, la edad, la distracción o el calor reinante –o vaya a saber qué– le jugaron una mala pasada. Es que en un encendido discurso consideró que el futuro gobierno debía ser “solidario y peronista”. Los ojos fuera de órbita de los radicales presentes la ayudaron a entender que había cometido un furcio y rápidamente corrigió “peronista” por “progresista”. El calor, igual, no pudo evitarse.
* Colaboraron Fernando Cibeira y Ariel Greco.