Lunes, 22 de junio de 2009 | Hoy
EL PAíS › OPINIóN
Por Juan Manuel Abal Medina *
En muchos momentos de la historia, en diferentes países, sectores progresistas, de izquierda y nacional-populares debieron elegir si acompañar los procesos de cambio en curso o apostar por opciones minoritarias, puristas, más expresivas que capaces de influir sobre los acontecimientos. La intelectualidad de izquierda norteamericana, por ejemplo, contribuyó a construir la coalición social de apoyo al New Deal de Franklin Roosevelt, aun sin compartir la totalidad de sus ideas o de sus alianzas, que incluían a los demócratas moderados del sur y a las “maquinarias” urbanas tradicionales. Pero en otros casos, como en el Chile de Salvador Allende, las diferencias al interior de estos sectores se agigantaron y terminaron por abrir las puertas al golpe de la derecha.
Salvando las indudables distancias con estos casos, hoy vivimos en la Argentina un escenario con similitudes a las mencionadas. Sobre todo en la Capital Federal, un grupo de votantes que valora la inclusión social (y que, por ende, podemos considerar de izquierda o nacional-populares) parece dispuesto a optar por las candidaturas de Pino Solanas o de Aníbal Ibarra. Esta es una decisión respetable, sin dudas. Pero la pregunta que debemos hacernos es qué contribución pueden hacer Solanas o Ibarra a la construcción de una sociedad más justa e igualitaria, a partir de un monobloque legislativo, basado en un total personalismo individual. Carlos Heller, en cambio, integra un proyecto nacional que, desde el año 2003, viene trabajando por construir esa sociedad equitativa, soportando las enormes presiones de los sectores concentrados de la economía. La única manera de superar estas presiones, que pugnan por volver a un Estado mínimo, es mediante un proyecto político sólido y con amplios respaldos; no con individualidades dispersas, presentes en un solo distrito.
Puede que estos votantes no compartan todas las acciones o las alianzas del gobierno nacional. Sin embargo, en las disputas de fondo por la redistribución del ingreso y del poder social, ¿qué gobierno ha hecho más que éste por construir un país más incluyente? ¿Qué gobierno ha sido tan firme ante los organismos internacionales, ante las empresas privatizadas, ante los factores tradicionales de poder? Recordemos, además, que en la pelea más dura en tal sentido (al proponer retenciones móviles a la exportación de soja) los sectores que se presentan como “puristas” eligieron una prescindencia que fue funcional a las patronales agropecuarias, o incluso en algunos casos optaron directamente por apoyarlas. Fueron el gobierno, sus legisladores y los representantes de los trabajadores quienes pusieron el cuerpo a la pelea por cobrar más impuestos a los sectores de mayores ingresos, soportando los costos que ello implicó. Por eso, cuando pasamos de los discursos a las prácticas, la opción auténticamente progresista, la que puede incidir realmente a favor de la redistribución de la riqueza y el poder social, es la que encabezan Carlos Heller, en Capital, y obviamente la de Néstor Kirchner, en provincia.
* Vicejefe de Gabinete.
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