Lunes, 22 de junio de 2009 | Hoy
EL MUNDO › VOCES QUE LO TILDAN DE “TíMIDO” POR SU RESPUESTA A LA CRISIS
El clima de agitación política reinante en la nación persa vuelve más difíciles las propuestas de diálogo de parte de EE.UU.
Por David Usborne *
Bajo presión desde diferentes frentes para que endurezca su posición y suba la apuesta, el presidente Barack Obama condenó al gobierno de Teherán por la violencia contra los manifestantes, pero, al mismo tiempo, no dio ningún indicio de echarse atrás en sus propuestas de diálogo y acercamiento con el régimen de los ayatolás.
“El mundo está observando”, dijo Obama en sus últimas declaraciones. “Lloramos cada una de las vidas inocentes que se pierden y llamamos al gobierno iraní a detener la violencia contra su propio pueblo”, agregó.
Y es que los reportes que indican que al menos 13 personas perdieron sus vidas durante las manifestaciones del último fin de semana complicaron severamente la posición del mandatario estadounidense.
De por sí, el clima de agitación política reinante volvió más difícil los intentos de Obama de llevar a Irán a una posición más moderada y cercana a Occidente en la delicada cuestión nuclear, y ahora, con estas muertes, cualquier clase de gesto diplomático de buena voluntad hacia Teherán parecería insostenible bajo los parámetros tradicionales que la administración en Washington dice sostener.
No obstante, Richard Lugar, senador estadounidense y una de las voces más respetadas en el Congreso en materia de Asuntos Exteriores, señaló ayer que el gobierno federal en Washington, a pesar de todo, no debería cesar en sus esfuerzos por lograr un clima de distensión y acercamiento con Irán, y que incluso el propio Barack Obama o su secretaria de Estado, Hillary Clinton, deberían estar listos para encontrarse con sus contrapartes iraníes.
En este sentido, diversos analistas locales conjeturan que, de hecho, el actual clima de caos y represión podría llegar incluso a redundar en una oportunidad de mejora a futuro en las relaciones con Estados Unidos si como resultado de los disturbios la autoridad y el poder absoluto de los sectores más conservadores de la teocracia iraní se ven resquebrajados.
Por lo pronto, los esfuerzos de Obama por mantenerse en una delgada línea roja sobre la situación en Teherán quizá ya estén pagando sus dividendos. Y es que si bien Ahmadinejad incluyó ayer a Washington entre las potencias extranjeras a las que acusó de interferencia y que amenazó de excluir del “círculo de amigos de Irán”, lo hizo con un menor énfasis que con el que criticó a países europeos como Francia, Alemania o Gran Bretaña.
Las aguas en la capital norteamericana, igual, continúan divididas acerca de la postura del presidente y ayer, Lindsey Graham, una influyente senadora, acusó a Obama de tener una actitud “tímida y pasiva”. Rápido de reflejos, Obama ya le contestó: “Si el gobierno de Irán busca el respeto de la comunidad internacional, primero debe respetar la dignidad de su propio pueblo y gobernar a través del consenso, no de la coerción”.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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