Lunes, 31 de agosto de 2009 | Hoy
Después de una dura jornada el martes pasado, Mauricio Macri necesitaba un respiro. Había dado marcha atrás con la designación del jefe de la policía metropolitana, Jorge “Fino” Palacios, luego de soportar durante semanas las críticas de la oposición, familiares de víctimas del atentado a la AMIA e incluso de sectores internos de PRO. Es por eso que, pasado el mediodía del miércoles, Macri se escapó del palacio del gobierno porteño para disfrutar al aire libre del miniveranito. Con el alivio de haberse quitado la carga del “Fino”, el jefe de Gobierno jugó un rato a uno de sus deportes favoritos, el golf, y se tomó un refresco en Costa Salguero. Un poco más tarde, en el mismo lugar, se lo vio al ministro de Economía de la Nación. Pero Amado Boudou no fue a jugar al golf, sino a dar una conferencia en una confitería del predio. Hubo un pequeño incendio en el lugar y el acto finalmente no se realizó.
Los legisladores porteños recibieron esta semana una carta que sorprendió a más de uno. La consultora Gallup les ofreció 200 pesos a canjear por libros en la librería Cúspide, si aceptaban contestar una entrevista en profundidad. ¿A cuánto cotizará cada respuesta de un diputado? ¿Alguno aceptará el canje para ampliar su biblioteca?
Mucho se habló (y se bromeó) sobre el viaje de Elisa Carrió a Disney, en pleno conflicto interno del Acuerdo Cívico y Social por el diálogo con el Gobierno. Incluso, la líder de la Coalición Cívica volvió de Estados Unidos con chistes sobre el ratón Mickey. Lo que nunca se supo es que el viaje le salió gratis a Carrió: a partir de su buena relación con la dueña de la agencia Fun Time, Lilita consiguió un “liberado” para ir y volver de Disney, gracias a los dulces 15 años de su hija.
“¿Ustedes son del bloque Identidad Perdida?”, lo chicaneó Milcíades Peña a Diego Kravetz, cuando se encontraron en uno de los pasillos de la Legislatura porteña. Tras la ruptura del bloque kirchnerista, el dirigente inauguró una nueva bancada con el nombre de Identidad Porteña (IP). Peña, que por estos días trabaja de asesor del legislador de la Coalición Cívica Sergio Abrevaya, no se quedó contento con el primer chiste. Se ocupó de cambiar el nombre del bloque de Juan Cabandié, “Encuentro Popular por la Victoria”. “¿Cómo dijiste? ¿Encuentro Plata?”, se divirtió. Ya un poco mufado, Kravetz le contestó: “No te queda bien la onda café concert de hacer cinco chistes al hilo”.
Con más contras que PROs se encontró el jefe de gobierno porteño Mauricio Macri para lograr que su partido sea aceptado por la Organización Demócrata Cristiana de América. La entidad rechazó el pedido de ingreso realizado por Propuesta Republicana (PRO): sucede que los partidos locales deben dar el aval para que se integre un nuevo espacio y el Partido Demócrata Cristiano (PDC), aliado del kirchnerismo, extendió su veto. “La ideología populista de derecha de Macri nada tiene que ver con los valores socialcristianos”, definió el titular del PDC, Carlos Traboulsi.
Los organizadores del encuentro del jueves pasado entre Néstor Kirchner y los intendentes de la 1ª sección electoral estuvieron atentos a todos los detalles. Durante la tarde, lograron hacer bajar a un helicóptero de prueba en el centro de la cancha de fútbol donde iban a aterrizar Kirchner y Daniel Scioli. Las pruebas levantaron tanta polvareda que salieron a convocar a los bomberos de Tres de Febrero para combatir tanta sequedad. Para la cena las cosas fueron más o menos parecidas. El anfitrión, el intendente Hugo Curto, consiguió unos 20 kilos de pollo fresco, de granja, especialmente dedicados a Kirchner que, como Eduardo Duhalde –dijeron– no come carne de vaca.
El intendente Sergio Massa participó del encuentro en Caseros entre los jefes territoriales del conurbano y Néstor Kirchner. Nunca recompuesta su relación con el ex presidente, llegó justo cuando estaba por comenzar la conferencia de prensa y mientras algunos de sus pares mordían unas masas secas, de parados. Después, cuando el malón se atropellaba en busca de la cena, Massa charlaba, canchero, con los movileros: “¿Problemas de finanzas, yo? ¿De caja?”, decía parado frente a las vallas. Los periodistas, aquellos que lo habían perseguido durante los meses frenéticos de la última campaña, cuando todavía era jefe de Gabinete, lo esperaban. “No voy hablar. Vine como invitado”, decía, pero se quedaba. Y repetía que en Tigre le sobra la plata cuando le preguntaban por las finanzas, que su distrito no necesita a nadie, que tiene 350 millones de pesos de ingresos y 70 millones de gasto en personal. Suficiente. “Che –dijo de pronto–, ¿quién convida un cigarrillo?”.
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