Lunes, 30 de noviembre de 2009 | Hoy
EL PAíS › DESDE PORTUGAL, LA PRESIDENTA PIDIó MAYOR “RESPONSABILIDAD SOCIAL” A EMPRESARIOS Y DIRIGENTES
Antes de participar de la apertura de la Cumbre Iberoamericana, Cristina Fernández estuvo en un foro empresarial y planteó la necesidad de combinar “la rentabilidad” con “la equidad”. Elogió la respuesta de Latinoamérica y del país ante la crisis global.
Por Martín Piqué
Desde Estoril
“Tenemos que ser más responsables en términos sociales. Los empresarios, los políticos, los dirigentes económicos y sociales, debemos hacernos cargo de que las tragedias que provocan las crisis no son solamente fríos números de un balance de una empresa. Un empresario puede perder la construcción de toda su vida. Y una persona puede quedarse de un día para otro sin lo único de lo que puede vivir, que es su trabajo.” En su primer día en Portugal, país sede de la XIX Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado, la presidenta Cristina Fernández participó de un panel organizado en conjunto por la Secretaría General Iberoamericana y la Asociación Industrial Portuguesa, versión local de la UIA. Rodeada por un entorno proclive a las ideas del libre mercado y partidario de aquella máxima de que los estados deben garantizar el famoso clima de negocios que atraiga la inversión privada, CFK defendió la necesidad de tener “más Estado” y “más mercado” y convocó a congeniar “la rentabilidad” con “la equidad”.
La actividad formaba parte de un encuentro empresarial iberoamericano en el que estuvieron representadas empresas muy poderosas y con intereses en América latina, como la brasileña Odebrecht, la española Telefónica, la argentina Pan American Energy, de Alejandro Bulgheroni, la mexicana Televisa, el Banco Itaú, la también hispana Sacyr. Tampoco podía faltar el gigante Repsol, que delegó su participación en el foro en uno de sus directivos, el CEO (Chief Executive Officer) Miguel Martínez. En el seminario, asimismo, estuvo el mandamás de la Confederación Española de Organizaciones Empresarias (CEOE), Gerardo Díaz Ferrán. A lo largo de las charlas, que comenzaron por la mañana, se exaltó el rol de la empresa privada como factor dinamizador de la economía de América latina.
La composición del auditorio, en el que abundaban los hombres de negocios y los jóvenes estudiantes de economía, hacía suponer que el discurso de CFK podía aportar un contenido distinto, quizás hasta opuesto, al que se había escuchado en las exposiciones. Entre los participantes del encuentro se pudo ver a los ex presidentes de México, Vicente Fox, y de Perú, Alejandro Toledo. En la cumbre de las Américas de 2005, realizada en Mar del Plata, Fox había sido el principal defensor de la propuesta de implementar un tratado de libre comercio desde Alaska a Tierra del Fuego: el ALCA. En aquella oportunidad, Fox mantuvo fuertes cruces con el entonces presidente Néstor Kirchner. Como cada vez que la Presidenta asiste a un encuentro diplomático en la península ibérica, sobre todo si además hay participación empresaria, el encuentro organizado por la Asociación Industrial Portuguesa contó con la asistencia del embajador argentino en Madrid, Carlos Bettini.
La Presidenta llegó al Centro de Congresos de Lisboa apenas pasadas las 17 (las 14 de la Argentina). Las actividades habían comenzado a las 9 y en el pabellón 2 del predio de convenciones ya se habían sucedido seis conferencias. CFK sólo llevaba tres horas en tierra lusitana. Procedente de Roma, donde la mandataria había participado de un acto conjunto con su par chilena, Michele Bachelet, y el papa Benedicto XVI, el Tango 01 recién aterrizó en la capital portuguesa a las 14, hora local. La Presidenta estaba acompañada por casi toda la delegación que había viajado con ella a Roma, más otros funcionarios que se sumaron especialmente para participar de la XIX Cumbre Iberoamericana. Eran los ministros Lino Barañao (Ciencia y Tecnología), Débora Giorgi (Industria y Turismo) y Alberto Sileoni (Educación). Flanqueada por el presidente portugués, Aníbal Cavaco Silva, quien luego hizo un cierre en su condición de anfitrión, CFK elogió el comportamiento de América latina frente a la crisis mundial aunque no se privó de destacar en particular a la Argentina. “Nosotros hemos tenido un plus, que es haber logrado mantener el superávit fiscal y comercial a pesar de la crisis”, elogió.
En su intervención, la Presidenta aseguró que el crecimiento económico estimado para octubre de este año hasta ahora llega al 0,3 por ciento. Pareció considerarlo un mérito debido al contexto mundial. “Muy alejado de las tasas chinas a las que crecimos desde 2003”, reconoció de todas formas. Planteó que “es imposible crecer en una sociedad sin conflictos sociales, siempre los hay, y hay que intervenir para resolverlos”. Cuando le tocó definir la política económica de su gobierno y del anterior, la bautizó como un “modelo de acumulación con matriz diversificada”. “La Argentina, históricamente, tuvo una contradicción entre el mercado interno y la exportación. No debe ser así. Además, el mercado interno es el que sostiene al sector externo cuando hay crisis”, afirmó.
Su discurso siguió con una defensa de la inversión pública en infraestructura como elemento de “política contracíclica”, con una invitación a realizar inversiones en la Argentina en materia de tecnologías y software (“es el sector que más ha crecido en términos proporcionales”) y con una definición fuerte sobre cuál será la posición argentina en la cumbre de Copenhague sobre cambio climático. “Tienen que determinarse los grados de responsabilidad de cada uno. Sobre todo de los países desarrollados –sentenció CFK–. Porque si no, las economías emergentes vamos a tener que hacernos cargo de lo que no producimos.”
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