El objetivo del kirchnerismo para el período 2011-2015 es “consolidar la relación entre capital y trabajo para que sea un 50 y 50”. Para llegar a esa meta, “no sirven ni los pactos corporativos ni los acuerdos cupulares, sino la participación de un pueblo con vocación de movilidad social e intelectual”, aseguró Néstor Kirchner ante un teatro repleto en el centro porteño. En la presentación de Gestar, el instituto de formación del Consejo Nacional del PJ, el titular del justicialismo, diputado nacional y secretario general de la Unasur pidió “debatir ideas”, ya que en las próximas elecciones “se vuelven a dirimir dos modelos conceptuales, claros y concretos de cómo gobernar el país”. Y apuntó contra la oposición: “No me interesa participar de ninguna disputa electoral si las ideas no se discuten y se abre la oportunidad para nuevos cuadros –desafió, ensayando el rol de candidato–. Debatamos las ideas, de qué sirve estar quejándose todo el día de todo cuando no hay una sola idea”.

Una multitud que se quedó afuera de la sala pudo seguir el discurso desde pantallas gigantes instaladas sobre la avenida Corrientes, donde se interrumpió el tránsito en dos carriles. Adentro, ante el teatro repleto, Kirchner decidió rodearse de dirigentes jóvenes, el gabinete de la presidenta Cristina Fernández, y los gobernadores aliados. De los actos que encabezó desde su regreso a la arena política, el de ayer fue el más parecido a un lanzamiento preelectoral. Estaban presentes los ministros Alberto Sileoni (Educación), Débora Giorgi (Industria) y Florencio Randazzo (Interior); los gobernadores Daniel Scioli (Buenos Aires), Sergio Urribarri (Entre Ríos), Jorge Capitanich (Chaco) y José Luis Gioja (San Juan), que dio uno de los discursos preliminares. El otro fue del titular de la Anses, Diego Bossio.

A su turno, Kirchner anunció su objetivo de alcanzar la bandera histórica de la distribución fifty-fifty, “como el peronismo históricamente levantó”, y llamó a “construir un espacio nacional y popular suficientemente amplio”. Como cuando era presidente, volvió a remarcar que en la escena política argentina hay una puja entre “dos modelos conceptuales, claros y concretos de cómo gobernar el país”. Según el flamante titular de la Unasur, uno de esos modelos es el que “tiene su epicentro en la Unión Europea y también en Estados Unidos, donde creen que con mayor ajuste y profundizando la ortodoxia neoliberal van a hacer crecer la economía”. Ese modelo, dijo, está fracasando, mientras que el otro modelo, “con la experiencia de haber dado la batalla ante la crisis”, es el que se aplicó y sigue aplicando en la Argentina y con el que se alcanzaron diversos logros. Entre ellos, enumeró: “Se construyeron cinco millones de empleos, se jubilaron cuatro millones de personas y profundizamos las políticas de inclusión. Recuperamos la industria, invertimos en obra pública como nunca se hizo en la patria, logramos que el 6 por ciento del PBI sea destinado al presupuesto educativo, inédito en Latinoamérica –se entusiasmó, secundado por el público que aplaudía–. Recuperamos las calidades de ser el país más igualitario de Latinoamérica y la capacidad de recaudación, de distribución del ingreso y de desendeudamiento”, completó, antes de asegurar que es necesario pensar en el futuro.