EL PAíS
Se desmontó por prudencia la Marcha de la Esperanza
En su programa por Radio Nacional, Eduardo Duhalde explicó la suspensión del acto que se iba a realizar el viernes en su apoyo en la Plaza de Mayo.
“Los piqueteros lo tomaban como una provocación y yo veía que se iba tomando como un enfrentamiento”. Con estas palabras, Eduardo Duhalde explicó ayer en su programa de radio la decisión de desactivar la Marcha de la Esperanza. Organizada por un sector del Gabinete, la idea era hacer el viernes una manifestación de respaldo al Presidente para contrarrestar los cacerolazos.
La Marcha de la Esperanza fue impulsada por algunos funcionarios y legisladores duhaldistas, como la senadora Mabel Müller. La planearon como un gesto de respaldo social al Gobierno, jaqueado por la crisis económica y los cacerolazos, aunque aseguraban que su intención no era confrontar con otras protestas sociales. Los más optimistas aseguraban que podrían juntar 100 mil personas. Sin embargo, el jueves por la noche Duhalde dio instrucciones para suspender la movilización. “Si bien iban a venir con los mismos pedidos que el 90 por ciento de los argentinos, mientras iba avanzando el día, yo veía como que se iba tomando como un enfrentamiento”, explicó ayer Duhalde durante el programa “Conversando con el Presidente” que emite Radio Nacional.
El Presidente también había recibido sugerencias de la Secretaría de Seguridad que conduce Juan José Alvarez, que advertía sobre los riesgos de realizar una movilización en un clima de agitación social y para colmo justo el mismo día que iba a concretarse un nuevo cacerolazo. “A la mañana había estado reunido con los piqueteros y me di cuenta que lo tomaban como una provocación y después, más tarde, algunos comentaristas decían también que era un enfrentamiento con los que batían cacerolas”, continuó. “Me di cuenta que no podía seguir ese acto adelante, porque lo que yo quiero es la unidad de los argentinos”, agregó.
Aunque no lo dijo, Duhalde también escuchó consejos de algunos de los obispos que participaron de la mesa de diálogo impulsada por la Iglesia, y también la de algunos empresarios, que le reclamaban que desactivara la movilización. Una versión que circuló con fuerza en esas horas indicaba que el ministro de Economía, Jorge Remes Lenicov, decía que la Marcha de la Esperanza no contribuía a la paz social necesaria para reordenar la economía, y que además era una mala señal al exterior.
En cualquier caso, lo cierto es que finalmente se suspendió la movilización, que por el momento está descartada. “El día que me hice cargo de la Presidencia, en medio de esta crisis, decidí que mi único partido es la Argentina, que debo estar equidistante de todo lo que puede ser el desencuentro y los enfrentamientos. Voy a trabajar por la unidad nacional y estoy convencido que me va a acompañar muchísima gente de buena fe que quiere salir adelante, que son la enorme mayoría de los argentinos”, concluyó Duhalde.