EL PAíS › EL GOBIERNO NACIONAL SEPARó A LOS JEFES DE LA POLICíA FEDERAL QUE COMANDARON EL TRáGICO DESALOJO EN SOLDATI
Los vecinos de la Villa 20 responsabilizan por la represión a las policías Federal y Metropolitana. Ambas fuerzas sostienen que sólo usaron balas de goma. Ayer hubo una nueva toma en el Parque Indoamericano. Anoche seguían las negociaciones.
› Por Carlos Rodríguez
“A mi hermano (Bernardo Salgueiro), lo mató la policía, que disparaba hacia nuestra casa desde el puente de la Avenida Escalada. Las balas vinieron desde el lugar donde estaban los policías.” A pesar del llanto, fueron claras las palabras pronunciadas, ante Página/12, por Griselda Salgueiro, la hermana de una de las dos personas que murieron durante la represión que se llevó a cabo para desalojar a cientos de familias que habían ocupado, el martes, el predio del Parque Indoamericano, frente al Parque de la Ciudad, en Villa Soldati. El relato de la mujer, en cuanto a la dirección de los disparos, coincide con lo que se vio en las imágenes de la televisión. Allí se puede constatar cómo varios policías de la Federal, disparaban con armas largas, desde el citado puente, hacia la Villa 20. La Federal asegura que solo usó balas de goma. Los Salgueiro viven en la primera línea de casas. El joven cayó herido en la puerta de su casa y murió en una sala de primeros auxilios ubicada a metros del lugar. El ministro de Justicia y Seguridad, Julio Alak, calificó lo ocurrido de “gravísimo e intolerable” y separó de sus cargos a los jefes de la Federal a cargo del operativo.
Sobre la otra persona muerta, Rosemary Churapuña, se informó que era la esposa del albañil Rubén Quispe, uno de los trabajadores del obrador Los Piletones, de la Fundación Madres de Plaza de Mayo. El cuerpo de la mujer será trasladado a Bolivia, de donde era oriunda. El apoderado de la Fundación, Sergio Schoklender, dirigió sus imputaciones a la Policía Metropolitana. Insistió en que el inicio del conflicto, en la madrugada del martes, se produjo cuando “un grupo armado” ingresó al predio “sin que la Metropolitana hiciera nada para impedirlo”. Por eso aseguró que la fuerza tiene “una connivencia con grupos armados” (ver página 5).
Anoche, en conferencia de prensa, el ministro de Justicia y Seguridad, Julio Alak, anunció que han sido separados de sus cargos los responsables del operativo del martes. Además de esa medida que involucra a la Federal, una fuente del gobierno porteño aseguró que el ministro de Seguridad, Guillermo Montenegro, ordenó el secuestro de todas las armas que llevaban ese día los hombres de la Metropolitana. Aunque los voceros de ambas fuerzas aseguran que “no hubo balas de plomo”, es un tema que deberá ser motivo de investigación, dada la muerte de dos personas y las heridas de bala que habrían sufrido, al menos, otras dos.
Sobre Salgueiro, otra de sus hermanas, Jorgelina, recordó que la víctima había estado en la Villa 20 para buscar a sus sobrinas, a las que iba a llevar a la casa de su abuela, en Barracas. Las dos coincidieron en que Salgueiro recibió un balazo “en el abdomen”. De acuerdo con la información de sus parientes, el hombre “venía de Barracas a llevar a sus sobrinas a ver a su abuela. Le tiraron cuando estaba dentro de la villa, frente a su casa. Llegó herido, se arrastró, comenzó a vomitar y luego se murió”, cuando lo llevaron al centro asistencial del barrio.
Ayer, a pesar de lo ocurrido el martes, cientos de habitantes de la Villa 20 volvieron a ocupar los terrenos en el Indoamericano. “Nos mataron a dos personas. ¿Qué más podemos perder? Nosotros nos quedamos acá.” Vicente Vergara es misionero. Vive con su esposa y su hija, más sus nietos, en una habitación de cuatro por cuatro, apilados, que alquila por 500 pesos en la villa. Por esa razón, Vicente y centenares de personas más, en su misma situación, se volvieron a plantar ayer sobre el inhóspito terreno del Parque Indoamericano, a la espera de que las autoridades porteñas o nacionales les ofrezcan “una vivienda digna”. Los pobladores volvieron a ocupar el predio y aguantaron la tibia presión de unos cuarenta agentes de la Metropolitana, que finalmente se replegaron.
En la tarde de ayer siguieron lloviendo las denuncias contra la violencia policial. Isabel, coordinadora de un comedor que brinda asistencia a 250 niños, relató que un hombre de la Metropolitana la arrastró e intentó asfixiarla en una zanja. “Los de la Metropolitana nos sorprendieron cuando estábamos en la toma con mis hijas. Primero comenzaron a tirarnos gases, corrimos y nos encerraron cerca de un puente. En ese lugar me arrastraron de los pelos y caí dentro de una zanja, en donde un policía me retuvo durante varios minutos. Me asfixiaba.”
Un vecino la ayudó a escapar, mientras a su alrededor “la policía seguía disparando sus armas”. Isabel pudo llegar hasta el playón del hipermercado Jumbo, en Escalada y Avenida Cruz, donde se encontró con sus familiares. La llevaron a un hospital porque sufrió la fractura de su brazo derecho. “Llegué al hospital y no recuerdo nada nada. Lo único que puede asegurar es que nos corrieron con la intención de matarnos. Tengo los casquillos para aportar a la causa judicial. Eran balas de plomo, no caben dudas. Los que vinieron a reprimir eran todos hombres y eran muy violentos con las mujeres. Mi vecino me salvó la vida”.
Otro vecino, Oscar Aguirre, aseguró que además del grupo de la Federal que disparó desde el puente de Escalada, hubo otros policías que “tiraron gases y balas hacia las personas que estaban en el Parque Indoamericano. Es en ese momento en el que una de las balas alcanza a Rosemarie”. Los vecinos aseguran que hallaron vainas servidas que corresponderían a balas de plomo y no de goma.
Sin embargo, el vocero de la Federal, comisario Sebastián Seggio, insistió ayer en que el personal de esa fuerza “sólo utilizó balas de goma” en el operativo de desalojo. El oficial fue más allá, todavía, cuando afirmó que “los disparos partieron de manera anárquica y criminal en torno a la Villa 20 de parte de particulares”. Sólo corroboró sus dichos afirmando que dos de los policía “recibieron una herida en la mano y otro en el brazo”. Seggio corroboró que el desalojo fue ordenado por la jueza María Cristina Nazar y que tenían la facultad de “hacer uso de la fuerza”, en caso de que hubiera resistencia de parte de los vecinos.
Justificó la represión al asegurar que los manifestantes “arrojaban objetos contundentes y piedras, a la vez que se escucharon detonaciones de armas de fuego que provenían desde abajo del puente” de la Autopista Cámpora. “La Policía Federal estaba con escudos, sin armas, y recibió una lluvia de piedras.” En ese punto fue que dijo que “para la dispersión se utilizaron postas de goma. Se usaron escopetas que disparan postas de goma”, insistió el funcionario policial.
En la investigación judicial tendrá que establecerse si fueron balas de plomo o no. Lo único cierto es que, a través de las imágenes de la televisión, se pueden comprobar, en principio, que eran armas largas, que eran varios los que dispararon hacia la Villa 20 y que todos esos agentes de la Federal son identificables porque ninguno tenía el rostro cubierto. Uno de los que más disparó fue un hombre de civil que llevaba puesto un chaleco antibalas.
En la Villa 20 se sigue insistiendo en que habría al menos otras dos personas heridas. Se trataría, según los vecinos, de un joven que recibió un tiro en la cabeza y que está internado, y de una nena herida en el cuello por una bala. El abogado Nicolás Taub, de la organización Liberpueblo, le dijo a este diario que además de las muertos y heridos “tuvimos un desaparecido durante casi 24 horas”.
Se trata del joven Emanuel Ríos, de 26 años. Su madre dialogó con la prensa y mostró una fotografía publicada ayer por Página/12, en la cual Emanuel aparece con el rostro ensangrentado y rodeado de policías. Por razones que nadie supo explicar, lo encontraron internado en un hospital de Quilmes. Los padres, acompañados por el abogado Taub, habían concurrido a las comisarías 52 y 36, pero en ambas seccionales negaron que el chico hubiera sido detenido por ellos. “Después, sin ninguna explicación, lo encontramos internado en Quilmes, donde fue llevado por la misma policía”, dijo el letrado.
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