EL PAíS › OPINIóN

La película social que todos necesitamos ver

 Por Jorge Argüello *

La Cepal envió a todos los argentinos un mensaje de fin de año, aunque los expertos de la comisión no lo hayan preparado con esa intención. Esta tarjeta de fiestas sui generis se llama Panorama Social 2010 y dice: “haberse alejado de los mercados autorregulados permitió a América latina no sólo eludir las burbujas en explosión del Primer Mundo, sino además mejorar en su lucha contra la desigualdad y la pobreza”. Y Argentina es uno de los países que mejor lo hizo.

Muchos argentinos, con la memoria intacta de lo que trajeron aparejadas las prácticas de ajuste en el país, sabemos que es así. Pero el Panorama Social 2010 que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) las pone ahora con rigor académico, en blanco sobre negro. La pobreza caerá este año en la región hasta 32 por ciento (44 en 2002). Y en Argentina, a 11,3 por ciento. Desafiantes como son todavía estas cifras, el mensaje es que se está en el buen camino.

Claro que quien quiera ver sólo las malas noticias leerá del informe de la Cepal que la región sigue dando batalla todavía para desterrar la reproducción de la desigualdad en los primeros 30 años de vida. O que persisten brechas de oportunidades de desarrollo para los chicos según la clase en que les tocó nacer. Esta mirada puede resultar ideal para consumir sin filtro imágenes rápidas y muchos relatos desarticulados sobre reclamos de viviendas. O con estadísticas de resultado crítico para el estado de la educación en el país después de décadas de desinversión social.

Pero si eludimos la tentación de la foto estática de un día y seguimos en cambio una película que llevamos varios años rodando, se verá no sólo en Argentina sino en el resto de la región el peso de la buena noticia; pese a la grave crisis global, la región ha mostrado una entereza en las variables sociales que no se había registrado en otras crisis.

Sí: parece que aprendimos la lección sobre el “costo social de la crisis”. La pobreza y la indigencia aumentaron menos de lo esperado por la crisis de 2009 y se proyecta para este 2010 que termina, de la mano de la recuperación económica, un descenso de los índices. Y eso, gracias a políticas contracíclicas que impidieron afectar los logros de los últimos seis años. Es decir, la película de la recuperación con protección social y políticas activas de empleo que hacemos y vemos en Argentina.

El gasto público social en América latina aumentó durante los últimos años su participación en el gasto público total, pero también como porcentaje del PIB. Y, por eso, las necesidades básicas insatisfechas muestran que la población con carencias críticas disminuyó entre 2002 –a la salida de la peor crisis Argentina– y 2009. La pobreza en nuestro país, dice la Cepal, sólo desde 2006 a 2009, cayó de 21 a 11,3 por ciento.

Hay un aspecto de este informe al que los argentinos deberíamos prestarle una atención especial, porque aleja en gran medida el fantasma de inseguridad que a veces merodea la toma de decisiones económicas soberanas y distintas de las recomendadas desde los centros financieros. El trabajo hace notar que los Estados latinoamericanos todavía invierten poco en la estructura de consumo de las familias con niños y adolescentes.

Mientras en los países desarrollados de la OCDE el consumo de los chicos de hasta 19 años se nutre por partes iguales del Estado y de las familias, en América latina el componente de transferencias estatales no pasa del 20 por ciento. La alta concentración de la pobreza en las primeras etapas de la vida se repite por ausencia estatal para romperla. Eso necesita una respuesta y la Asignación Universal por Hijo (AUH) es el nombre que le dimos los argentinos en nuestra película.

Romper el ciclo de la reproducción de la desigualdad y cambiar la suerte de una generación a otra en lugar de perpetuarla necesita ese tipo de políticas universales y transferencias de efectivo a los hogares con niños.

Cuando el “Panorama Social 2010” se detiene en Argentina, aparece el mensaje de aliento para otro año de trabajo en la misma dirección: el nuestro fue uno de los países que más logró disminuir la pobreza. Esta última definición no es de un funcionario argentino, sino de la Secretaría Ejecutiva de la Cepal.

La educación, que la Cepal considera una herramienta clave para “desacoplar trayectorias vitales de las brechas de origen”, tiene en la falta de conclusión del nivel secundario según niveles socioeconómicos uno de los aspectos duros de esa desigualdad. Los argentinos nos hemos dado también por eso la obligatoriedad de la escuela secundaria, en un proceso que por supuesto debe ser profundizado en futuras gestiones y que llevará más tiempo. Pero Argentina es uno de los países de la región que más invierte por estudiante. La película también deja ver eso.

El Panorama Social 2010 dedica un párrafo útil para quienes todavía en Argentina insisten en espantarse –y con una horrorosa carga de xenofobia– por el reclamo de derechos efectivos de ciudadanos con pocos recursos, pero en un cuadro de crecimiento económico sin antecedentes recientes.

“La posición que ocupan los individuos en la escala social –dice la Cepal– no es el mero resultado de las circunstancias, los esfuerzos, la decisiones personales. Por el contrario, existe una estructura de oportunidades proporcionadas por los Estados, los mercados, las familias y las comunidades que escapan, en buena medida, al control del individuo y condicionan sus perspectivas de movilidad social y acceso al bienestar.”

Más claro, revisar las estadísticas económicas, de empleo y sociales de los últimos años en Argentina y las de pobreza y desi-gualdad en toda América latina durante los últimos años. O, de lo contrario, quedarse en el camino con apenas un fotograma. La opción no parece tan complicada. Esta película continuará...

* Embajador. Representante Permanente de la Argentina ante la ONU.

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