EL PAíS › ALICIA CASTRO, CANDIDATA POR FRENTE POR EL CAMBIO
“Sólo la unidad genera dinamismo”
Considera su candidatura como una herramienta para lograr la unidad, que ve como una construcción que abarque “a todos los que privilegiamos el interés nacional”.
Por Felipe Yapur
Habla y con sus palabras describe la existencia de “un inmejorable” escenario latinoamericano con Lula presidente, Hugo Chávez resistiendo en Venezuela, el crecimiento de la izquierda en Ecuador y Bolivia, y las buenas posibilidades electorales del Frente Amplio en Uruguay. “La Argentina tiene la oportunidad estratégica de construir una nueva herramienta política de cambio y que se puede concretar con la unidad de los sectores progresistas”, insiste a cada instante. Luego, mira las dos fotos que tiene en su despacho del gremio de Aeronavegantes y que la muestran junto a Elisa Carrió y a Cristina Kirchner: “Ese fue mi proyecto, no fue el de otras”, señala con resignación la candidata presidencial del Frente para el Cambio, Alicia Castro.
Castro se muestra reflexiva y en buena parte de la entrevista con Página/12 no dispara contra quienes hasta no hace mucho criticaba con dureza, como es el caso de Carrió. Tal vez será porque en su discurso prevalece el concepto de la necesidad de converger a una “imperiosa unidad” del país y el continente y busca dejarlo claro en todo momento: “Sigo siendo candidata a presidente y trabajo para conseguir una nueva herramienta política de cambio”.
–¿Cómo se alcanza este objetivo cuando el centroizquierda, el progresismo está cada vez más atomizado a pesar de que el discurso es similar?
–Creo que por distintas razones. Una de ellas, muy importante, es el fracaso de la iniciativa anterior por construir un instrumento político de centroizquierda como lo fue el Frepaso. Por otro lado, creo que hay una conciencia creciente de la necesidad de unir distintos sectores. Además, tenemos una oportunidad estratégica frente a la caída y a la pérdida de hegemonía de los partidos tradicionales, no sólo en el país sino en el continente, como ocurre en Brasil, Venezuela, Ecuador y Bolivia. Todo esto nos orienta y nos impulsa a construir esta herramienta política que pueda ser un correlato de esas expresiones de soberanía contra el unilateralismo de Estados Unidos. Creo que de estas cuestiones somos todos cada vez más conscientes, pero todavía las dificultades existen.
–Está visto que tomar conciencia no es suficiente, no alcanza.
–Sí, pero hay que tener en cuenta que tomar conciencia no es poco porque se toma conciencia de la oportunidad, de la necesidad y de la responsabilidad. En este sentido mi candidatura expresa la vocación de transformación, de poder, la seguridad que desde nuestro campo existe una alternativa en lo económico. El sentido de mi candidatura sin ninguna duda es ofrecernos a integrar una confluencia más amplia. Ninguno de nuestros pequeños partidos alcanza, es imprescindible una unidad de sectores, de partidos, de los nuevos actores políticos que han surgido.
–Usted habla de unidad, sin embargo su posible alianza en un frente con Izquierda Unida ha generado un debate sobre su posicionamiento ideológico.
–Yo quiero ser prenda de unidad, no de división.
–¿Por si acaso, ya leyó “El Capital”?
–Por supuesto, pero lo que hoy importa es la construcción de una izquierda previsible, racional y programática. Y yo creo que la unidad de la izquierda es importante pero no alcanza. Es preciso que sea más amplio con sectores como el nuestro, que expresan un nacionalismo moderno y democrático. Si se mira el PT vemos que hay una articulación de sectores revolucionarios y llegan hasta sectores del empresariado nacional. Es por eso que debemos buscar consensos más amplios que de nuestros pequeños partidos.
–Está bien hablar de consensos, de unidad y de tomar el ejemplo del PT, un partido con 20 años de existencia, gestión de gobierno y una alianza con el empresariado nacional. Acá en la Argentina, hay discurso de unidadpero abundan las divisiones, no hay gestión y el empresariado nacional no existe. ¿Entonces?
–Me parece que el discurso está hoy en un grado de consenso perezoso. Y nosotros estamos tratando de impulsar un consenso activo que se puede resolver en términos propositivos, buscando las coincidencias y el mínimo común denominador. Esta es la tarea que estamos haciendo y que seguramente excederá el marco de estas elecciones porque ésta es una tarea a mediano y largo plazo. Pero esta nueva herramienta política tiene que dejar sus huellas en esta instancia electoral. No podemos dejarla pasar. Existe la potencialidad de unidad entre partidos como el nuestro, partidos de izquierda, el socialismo, el de Pino Solanas, sectores de economistas como del Plan Fénix y nuevos actores políticos surgidos en los últimos tiempos. En definitiva, todos los que históricamente defendimos el interés nacional, unidos tras un objetivo consensuado que puede ser combatir el hambre, la exclusión social y generar empleo. Nosotros somos conscientes de que la Argentina ha sido y continúa siendo saqueada, pero hay soluciones y alternativas. La Argentina espera un reencuentro consigo misma.
–Ahora bien, este común denominador que usted señaló implica enfrentar al establishment que se benefició con el modelo imperante en estos últimos 15 años.
–Esa es la decisión que no tomó Chacho Alvarez. De todas formas esta tarea sólo se puede asumir en unidad. Un partido solo no lo puede hacer. Por eso el sentido de mi candidatura es expresar mi vocación por la unidad, ante todo. Por un lado, es imprescindible la unidad nacional y la continental. Esta visión que está ausente en algunos sectores políticos porque si EE.UU. concretaba el golpe contra Chávez, o el que intentó antes de que asumiera Lula, la Argentina tendría menos posibilidades de tener un proyecto de nación. Entonces, nosotros tenemos la oportunidad estratégica de generarlo, de enfrentar al modelo rentístico-financiero en el marco de un proyecto continental.
–Tiene allí dos fotografías donde está junto a Elisa Carrió y Cristina Kirchner. Mujeres que tienen, por así decirlo, un discurso similar. ¿Por qué no están juntas?
–(Piensa, mira las fotos.) Ese fue mi proyecto, no fue el de otras. Ese fue uno de los intentos que hice porque me pareció que un lugar para encontrar una transversalidad pudo haber sido, un lugar de tres mujeres con personalidad política, con diferencias pero que habíamos enfrentado a nuestros propios partidos de manera muy contundente. Sin embargo, se frustró este intento de plantear una transversalidad con la excusa, diría, desde una perspectiva de género. Esa foto fue uno de los tantos intentos, pero si usted entrara todos los días a este despacho podría ver los esfuerzos que hacemos para unificar sectores.
–¿No hay tiempo ni posibilidades para que esta foto se traduzca en algo concreto?
–(Piensa.) De ningún modo soy la que fijo los límites. En un diálogo somos distintas personas y sectores los que los fijamos. El esfuerzo de nuestro partido y nuestros aliados está dirigido a un sector amplio para construir esa herramienta política que se necesita. En muchos casos, los dirigentes políticos se enamoran de sus pequeños sellos y eso conspira contra la oportunidad estratégica que tenemos. Mire, sólo la unidad puede producir un dinamismo que interese a la sociedad.
–¿Qué puede resultar peor, el triunfo de Menem o de Néstor Kirchner?
–En cuanto a Menem, no creo que el pueblo lo permita. Respecto de Kirchner, lo considero un hombre serio. El problema pueden ser las alianzas que está realizando con sectores mafiosos del Partido Justicialista, con sectores que le condonan los cánones a los concesionarios de aeropuertos, ferrocarriles y el Correo mientras losargentinos se mueren de hambre, con sectores que promueven la feudalización de la política.
–¿Qué le parece esta especie de fiebre neoestatista que por estos días predomina en el gobierno de Duhalde y, sobre todo, en su candidato presidencial?
–Le pregunto: ¿Se le puede creer a Duhalde, cuando fue quien firmó el decreto de privatización de Aerolíneas? Yo al matrimonio Kirchner le tengo respeto. Pero tengo muchas dudas con su entorno, yo creo que ellos podrían haber integrado una coalición con otros sectores en una nueva herramienta política.
–¿Es posible una reestatización con un Estado destruido?
–En el caso de los aeropuertos el Estado ganaría porque volvería a cobrar las tasas a las empresas aéreas y a los pasajeros. Volvería a tener todas esas ganancias que cedió. Y esto lo tiene que hacer cualquiera que asuma la presidencia.
–Usted habla de esto y hace poco el hoy diputado del PJ, Arnoldo Lamisovsky, la demandó penalmente por utilizar pasajes de cortesía de estas empresas privatizadas.
–Esto forma parte del acoso al que me somete el sector de Aeropuertos Argentina 2000 cada vez que se vence un canon y yo señalo que le adeuda al Estado 522 millones de dólares. Digo esto porque Lamisovsky mantiene sus buenas relaciones con Guillermo Francos, que trabaja en AA 2000. Pero además la denuncia es ridícula, mi condición de titular de los Aeronavegantes y de tripulante de cabina con licencia gremial, por lo tanto, tengo pasajes gratis no sólo en Aerolíneas Argentinas sino en varias empresas internacionales por el convenio colectivo de trabajo que tenemos. Es parte de un apriete de un sector mafioso.