Lunes, 1 de agosto de 2011 | Hoy
EL PAíS › OPINION
Por Sergio Caletti *
Los analistas políticos y aun los llamados intelectuales K pueden respirar tranquilos: de acuerdo con la nueva entrega de datos que nos ofrece el CEdOP, de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, el corte sociológico de la realidad electoral parece aproximarse bastante a lo que ellos han venido señalando.
No me refiero a los resultados del ballottage, sino más a la posibilidad de perfilar quiénes somos los votantes porteños, cómo vemos la ciudad de Buenos Aires –es el caso en estos gráficos– fuera del cuarto oscuro.
Poder ver, empero, los números en los que se encarna cada una de las conjeturas que parecen confirmarse tiene un valor que ninguna hipótesis puede quizá sustituir.
Son al menos tres los aspectos que sobresalen en el sentido señalado en esta nueva entrega. Veámoslos paso a paso.
- Más allá de la inclinación a ver las cosas mejor en la Ciudad de parte de los votantes de Macri y, a la inversa, verlas peor entre los de Filmus, hay algunas cosas que parecen concitar un consenso que desborda las orientaciones ideológicas o de voto. Especialmente: el trabajo realizado para evitar las inundaciones se erige como un punto fuerte de Macri, la inseguridad en el punto más débil del balance que tanto partidarios como adversarios hacen de su gestión.
- Las diferencias ideológicas entre ambos electorados se hacen más nítidas cuando se indaga en torno de aspectos polémicos tales como a quiénes deben atender los hospitales públicos. Aunque es clara la orientación universalista de los porteños (“Atender a todos los que vayan”: 58,4 por ciento de las respuestas), la diferencia en el lugar que ocupa esta opción entre los caudales electorales de Macri y de Filmus es llamativa (43,5 versus 78,7). Consecuentes con esta diferencia, se desgranan en dos relativamente pequeñas cataratas de prejuicios las restricciones a la universalidad que impondrían unos y otros. Debe decirse: la catarata correspondiente a los macristas no es tan pequeña.
Una radiografía que puede vincularse con la anterior en relación con las diferencias ideológicas sobre cómo vemos nuestros problemas y a nosotros mismos aparece en torno de la ocupación de terrenos: 20 puntos de diferencia es lo que separa el señalamiento de la responsabilidad estatal entre los votantes de Filmus y entre los de Macri (56,7 a 36,3 respectivamente). En coherencia con el desbalanceo en esta opción, en las otras (que vinculan el problema con los inmigrantes o con la falta de control policial) son los votantes de Macri los más seducidos.
Hay algo en esta misma pregunta que resulta por demás interesante. Cuando se cruzan las respuestas a la pregunta por las causas de las tomas con las respuestas a cómo se considera el encuestado a sí mismo desde el punto de vista de posición político-ideológica, son las posturas de “izquierda” las que se mejor distinguen del conjunto. El encuestado de “derecha” hace proporcionalmente opciones relativamente semejantes al encuestado de centro y al encuestado sin definición. Esta observación es particularmente pertinente para el señalamiento de la falta de políticas estatales de vivienda (es en la “izquierda” donde mayor, y por mucho, es la frecuencia de estas respuestas) y para el señalamiento de la inmigración como causa (es en la “izquierda”, y por mucho, donde esta opción es la menos elegida). Podría asumirse que los encuestados que se suponen a sí mismos como “de centro” tuviesen una frecuencia semejante a los encuestados “sin definición”. Pero, ¿cómo es que quienes se suponen de “derecha” optan por cada alternativa de modo tan similar a los “sin definición”? ¿Habrá que pensar que se trata de concepciones análogas de la ciudad y de la realidad nacional?
* Decano de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA).
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