Lunes, 1 de agosto de 2011 | Hoy
EL PAíS › OPINIóN
Por Luis Bruschtein
En Recoleta, Macri ganó más o menos 80 a 20, lo cual quiere decir que ocho de cada diez habitantes de Recoleta está en contra del gobierno nacional. Lo cual no quiere decir que en octubre Cristina Kirchner pierda por 80 a 20 en todo el país. Es más, lo extraño es que allí el kirchnerismo tenga el 20 por ciento de los votos. En realidad, lo que pase en Recoleta es absolutamente secundario, pero sirve para dar un ejemplo de las falsas extrapolaciones con que vienen insistiendo los grandes medios.
Nadie puede decir si estas elecciones distritales tendrán un impacto en las nacionales de octubre. Y, si es que lo tiene, también es muy difícil decir cuáles serían sus consecuencias reales. Lo que es seguro es que no hay una relación mecánica entre unas y otras como se quiere instalar, como no la hay entre lo que pase en Recoleta y las elecciones de octubre.
Se habla de que los resultados en la Capital Federal y en Santa Fe rompen la idea de la “invencibilidad” de Cristina Kirchner. Cristina Kirchner nunca iba a ganar en Recoleta, nunca fue “invencible” en ese distrito. Tanta “invencibilidad” ha sido parte del imaginario que la propia oposición fue creando y que el kirchnerismo aprovechó con picardía. Si el kirchnerismo cree en esa “invencibilidad” y se duerme sobre esa predicción, se acerca más a la posibilidad de una derrota. Es una hipótesis que puede llevar a afrontar una elección con la guardia baja en pos de un resultado que no exige esfuerzo porque ya estaría cantado. Ninguna elección está ganada o perdida hasta que se gana o se pierde en las urnas.
Volviendo a Recoleta. Uno supone que allí los ocho votos de cada diez que fueron a Macri son antikirchneristas. Es un prejuicio, aunque en gran parte los recoletos se lo han ganado y con mucho sacrificio. Pero fuera de Recoleta, muchos de los votos no kirchneristas no son antikirchneristas. Son dos cosas diferentes. Son personas que actúan en forma diferente en cada elección, en Santa Fe o en el distrito porteño. Son los famosos votos cruzados que a veces vota oposición al gobierno nacional en su provincia y al oficialismo nacional cuando se trata de una elección presidencial.
El objetivo del ruido mediático con estas proyecciones tan mecánicas, y por lo tanto arbitrarias, es generar un clima de adversidad para la candidatura de Cristina Kirchner y facilitar que haya una segunda vuelta que dé más posibilidades a la oposición. Ese es un objetivo concreto, no es un disparate. La herramienta es artificial en este caso, porque son argumentos forzados con los cuales se machaca en forma insistente, pero el objetivo es posible.
Por ahora el esfuerzo granmediático se da en el plano de la futurología y las abstracciones. Y tratarán de hacer lo mismo con los resultados de las elecciones cordobesas y de las primarias de agosto. Siempre, parte de las pujas políticas pasa por convencer de sus límites al adversario (los resultados electorales adversos), y a los simpatizantes mostrarles sus horizontes (la posibilidad o la imposibilidad de llegar a una segunda vuelta). Hay una disputa en el plano de las ideas, de lo intangible, porque todas son suposiciones en la medida en que para concretarse necesitan primero encarnarse en una masa crítica que logre un consenso de mayoría.
El que gane en esa disputa por convencer a simpatizantes y adversarios se acerca al triunfo. Se acerca, nada más, porque en determinado momento se supone que tienen que pesar más los datos de la realidad. Una gestión que es buena o es mala desde lo económico, lo social o lo institucional, tiene que pesar más que una campaña, aunque necesita también la difusión, el esfuerzo y convencer además de mostrar.
Macri no tiene candidato presidencial propio, aunque su preferencia reconocida es el ex presidente Eduardo Duhalde. En las primarias no presentará candidato propio a presidente, pero sí una lista para diputados. Será interesante seguir la desagregación del voto que obtuvo ayer, entre su lista para legisladores, los candidatos de la oposición y los que obtenga Cristina Kirchner, si es que los tiene además del 27 por ciento que obtuvo Filmus en la primera vuelta.
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