EL PAíS › “EL FRENTE GRANDE HOY NO FUNCIONA COMO PARTIDO”
Para explicar la fractura
La senadora Vilma Ibarra representa una línea de las dos en que se partió el Frente Grande. Aquí explica las razones del quiebre, el rol de su hermano, las prioridades de la hora.
Por José Natanson
Su lugar es tan confuso como el momento que vive su partido, que a esta altura podría definirse como los restos del Frente Grande: lo que en su momento fue una fuerza potente y prometedora, es hoy un amontonamiento de dirigentes, la mayoría deslegitimados, dividida en dos facciones nítidas, una que decidió mantener la sociedad con el radicalismo y apoyar al Gobierno y otra que prefirió acercarse al ARI de Elisa Carrió. En diálogo con Página/12, Vilma Ibarra cuenta por qué optó por el segundo camino, por qué su hermano, el jefe formal del partido, no toma una postura clara, y cómo la trata la gente en la calle cuando se entera de que esa mujer joven, que habla rápido y prende un cigarrillo tras otro es, en realidad, senadora nacional.
–¿Se pasó al ARI?
–Yo apoyo al interbloque que se formó en Diputados, donde participa el ARI, ocho diputados del Frente Grande, el Polo Social y el PSP. Es un sector que viene trabajando en conjunto, cuestionando las políticas de ajuste, la concentración del poder, planteando más apertura y más participación. Es un espacio que hay que consolidar y articular con sectores sociales. Hay muchos dirigentes: lo que hice fue sumarme desde el Senado para consolidar un espacio que existe en la sociedad.
–¿Si Alfredo Bravo le gana la disputa jurídica a Gustavo Beliz usted haría un bloque con él?
–Sí.
–Es raro: en las elecciones de octubre usted fue en una boleta con Rodolfo Terragno, que compitió contra Bravo. Y ahora quiere formar un bloque con Bravo y no con Terragno.
–Bueno, primero hay que aclarar que no fui contra Bravo. Plantéabamos que había un espacio en común, que estaba fragmentado pero que queríamos unir. El país cambió, la gente está demandando posiciones de síntesis para englobar alternativas. Todos vamos dando esos pasos y no creo que podamos seguir la lógica de fraccionamiento de los partidos políticos. Hay que hacer políticas en común, confluir en busca de alternativos y caminos. Hoy no se parte por PJ o UCR. Hay una altísima deslegitimación de todos los partidos políticos. Las lógicas electorales están agotadas.
–Este espacio, al menos en Diputados, tiene un liderazgo claro en Carrió. ¿Usted se identifica con ese liderazgo?
–No estamos debatiendo liderazgos. Lilita es una dirigente muy importante y preside ese bloque. Se la reconoce como líder de ese sector y está bien. Los liderazgos se definen porque los define la gente, no cinco políticos. Lilita tiene una referenciación social importante. Necesitamos muchas referenciaciones para ampliar el espacio. La discusión sobre personas es mala.
–Hay un sector del Frente, liderado por Darío Alessandro, que decidió quedarse con la UCR.
–Sí. Hubo un proceso durante el gobierno de la Alianza que fue de mucho debate. Hacía muchísimo tiempo, como lo dije en la campaña, que la Alianza a nivel nacional no existía más, que el gobierno de De la Rúa era de derecha. Alessandro optó por continuar junto al Gobierno hasta las últimas circunstancias y ante la crisis de diciembre entendió que tenía que participar del acuerdo PJ-UCR. No coincido con esa visión, busco otro camino.
–Pero entonces en el Frente hay un sector que acuerda con los radicales y apoya el Gobierno, y otro que se une al ARI y no apoya. Es una fuerza partida en dos, sin conducción y sin política.
–Es cierto. Nosotros queremos armar una corriente para marcar nuestra postura, queremos recuperar lo que quiso ser el Frepaso como alternativa y que no pudo ser, recuperar esas ideas. Pero queremos abonar como parte de ese proceso a un espacio muy amplio. Efectivamente, el viejo Frepaso marcó otras posiciones. Alessandro y Garré optaron por un camino que se vinculó muy fuerte a la Alianza hasta el final del gobierno de De la Rúa y que seha incorporado a este nuevo Gobierno. Yo pertenezco a un sector que fue mucho más crítico, que reclamaba la autonomía y que ahora plantea una alternativa más amplia y popular. Pero es cierto: el Frente Grande hoy no funciona como partido.
–El Frente tiene un presidente, que es Aníbal Ibarra, y que no ha fijado una posición.
–Yo creo que las decisiones no se toman por personas. Fue muy malo el camino del FG de no haberse conformado con un partido fuerte, que se vincule a los sectores sociales y al interior. Yo creo en las construcciones colectivas. Aníbal es parte de este proceso, es un dirigente importante de este espacio y es parte de un proceso. Creo que no es bueno que una persona diga “vamos todos para allá”. Eso se decide colectivamente. El forma parte de este proceso, pero hubiera sido muy malo que él ordene hacia dónde ir porque un sector, el de Alessandro y Garré, no piensa igual que nosotros.
–¿Por qué no pelean una interna para definir una política partidaria?
–No estamos pensando en eso.
–Lo que pasa es que los partidos políticos resuelven de ese modo los conflictos internos.
–No estamos planteando un enfrentamiento con el sector de Darío, que ha tomado un posicionamiento distinta. Hay demandas sociales muy fuertes, una emergencia económica brutal: tenemos que pensar en eso y no en peleas internas. Quienes piensan en eso piensan otro país. Hay que hacer planteos concretos sobre qué sociedad, qué democracia, qué redistribución de la riqueza, qué sistema tributario queremos. No estamos haciendo una pelea de poder en el marco de un partido para ver quién se queda con el nombre. Nada más lejos de nuestra intención. No estamos anotados en esa carrera.
–Usted critica a los partidos tradicionales, propone formar un nuevo espacio, pero en las elecciones de octubre optó por continuar con la Alianza, ¿no hubiera sido ése el momento para marcar el quiebre?
–En lo que me corresponde a mí, en la Ciudad, fue una experiencia distinta. En la campaña dije que la Alianza estaba agotada. La Ciudad tenía una experiencia distinta: veníamos de otra experiencia, porque en el gobierno de la Ciudad teníamos sectores socialistas, peronistas, radicales, frepasistas. Hubo intentos para ampliarnos. No se llegó a la maduración necesaria, pero sabíamos que éramos parte del mismo espacio.
No hubo una decisión de no ir con el ARI, hubo voluntad de ir juntos, pero no pudimos llegar a un acuerdo.
–¿Rescata a algún sector del radicalismo para que forme parte de este proceso o está todo contaminado?
–Rescato a muchos sectores, también del peronismo. Acá no se parte más por partidos. Es lo que está en crisis: esta conformación de partidos políticos tradicionales no logra sostener el debate social.
–¿Qué le dice la gente en la calle cuando la reconoce como senadora?
–No tengo una cara muy conocida y por eso no tuve ninguna sensación de hostilidad. Pero en realidad no importa lo que me pase a mí: la gente está enojada con la dirigencia, hay una altísima bronca, totalmente justificada. Eso es lo importante. No creo que me toque en lo personal, pero igual uno se tiene que hacer cargo de esto.