Jueves, 29 de diciembre de 2011 | Hoy
EL PAíS › ENTREVISTA A ADRIANA PUIGGRóS, NUEVA PRESIDENTA DEL FRENTE GRANDE
La diputada destacó que el kirchnerismo “adoptó el verdadero rumbo peronista fundamental” y ratificó el apoyo de su partido al Gobierno. También señaló que apuestan a sumar a la construcción con el oficialismo “en lugar de quedar en una postura crítica”.
Por Ailín Bullentini
Peronista, Adriana Puiggrós abandonó el Partido Justicialista cuando los primeros pasos del menemismo en el ejercicio del poder empujaron a tierras neoliberales. Pero no lo hizo sola, sino junto a otros peronistas que abandonaron aquel barco, como ella, “espantados” y formaron el Frente Grande a principios de los ’90. Desde hace dos semanas conduce ese partido y destaca que, “con alrededor de 300 mil afiliados, es el tercero en importancia”. Fue convencional constituyente 1994, diputada nacional entre 1997 y 2001, directora de Cultura y Educación bonaerense y volvió al Congreso nacional, donde aún ocupa una banca, cuando la fuerza que preside se plegó al kirchnerismo. “Hoy reconocemos en la Presidenta a la jefa de un gran movimiento nacional al que quisimos pertenecer y al que nos unimos”, explicó sobre la adhesión al oficialismo
–¿Por qué los afiliados al FG la eligieron como presidenta?
–Se confirmó la reafirmación de nuestro apoyo al modelo que inició Néstor Kirchner y que hoy conduce Cristina Fernández de Kirchner. Triunfó una línea nacional, popular, democrática y progresista por más del 90 por ciento de los votos. Este FG es muy diferente al de diez años atrás y más al de su nacimiento. Hace una década, el piso fuerte del partido fue la ciudad de Buenos Aires. Hoy es el interior, donde hemos crecido mucho debido al involucramiento masivo de gente joven que nos eligió para ingresar al Frente para la Victoria.
–Si están tan fuertemente identificados con el Frente para la Victoria, ¿por qué se mantienen como partido político con existencia autónoma?
–Nunca cambiamos de identidad, seguimos creyendo en lo mismo. Los que cambiaron fueron los tiempos. El FG nació de una ruptura con el Partido Justicialista a partir de los lineamientos neoliberales que aplicó el menemismo. Hoy reconocemos en la Presidenta a la jefa de un gran movimiento nacional al que quisimos pertenecer y al que nos unimos. El FG reúne a un conjunto de sectores que creen en el kirchnerismo, pero que no integran el PJ y que, en pos de esa creencia, negocian una alianza de gobierno con ese sector. Somos socios porque el kirchnerismo adoptó el verdadero rumbo peronista fundamental: la justicia social, la independencia económica, la soberanía política y el latinoamericanismo. El vicepresidente del partido, Alberto Weretelnick, es además vicegobernador de Río Negro y un ejemplo de esa gran alianza entre el partido con los sectores justicialistas en pos de la construcción que lleva a cabo el kirchnerismo. En el Nordeste o en la provincia de Buenos Aires, en cambio, estamos mucho más ligados con los movimientos sociales, que son una parte fundamental en nuestra conformación.
–El FG creció a partir de sus alianzas con otras fuerzas políticas. ¿Por qué esa decisión de no construir solos?
–Somos un partido que nace mucho después que el resto de las fuerzas, aunque con un ímpetu progresista seductor a la fórmula que aboga el peronismo de lo nacional, lo popular y lo democrático. Lo que nos diferencia del resto de los partidos es que tenemos por horizonte todas esas finalidades en lugar de ser cabeza de ratón y fuerzas aisladas. Queremos aportar al movimiento nacional; preferimos poner nuestro esfuerzo en esa construcción en lugar de quedar en una postura crítica, intelectual autorreferente.
–Tras la crisis de 2001, la gente perdió credibilidad en los partidos políticos tradicionales. ¿No hubiese sido un buen momento para que el FG pudiera generar fuerza propia sin alianzas?
–Creemos mucho en el movimiento nacional, en que el PJ debe representar los derechos de los trabajadores. En ese sentido, el gobierno de Kirchner inició una etapa con medidas con las que estamos profundamente de acuerdo; que coinciden con nuestros principios. Queremos sumar, no dividir; apostamos a sumar, aliarnos nos parece bien, no mal. Ser kirchneristas y aliarnos con el PJ en el marco de este movimiento nacional es nuestra manera de ser.
–¿Qué le aportan al movimiento nacional?
–Intelectuales y profesionales con capacidad de gestión, un fuerte típico del Frente desde su nacimiento. Además, la fuerza militante de todo un sector de la población que, aun muchos siendo peronistas, como mi caso, no estamos en la estructura del PJ. Por otro lado, el espacio con el que contamos se agrandó. Tenemos muchos diputados en casi todas las provincias, consejeros escolares, concejales, funcionarios.
–La caída del gobierno de la Alianza fue uno de los golpes más fuertes que debieron afrontar como partido. ¿Cómo describiría el proceso de recuperación?
–Hubo una dispersión fatal que provocó que los militantes tendieran a atomizarse en derredor de dirigentes sobresalientes. Quedaron muchos haciendo fuerza en muchos lugares del país. En Salta, Chaco, lugares y pueblos realmente de pocos habitantes, encontramos concejales del FG que subsistieron durante todos estos años; cuadros políticos que durante estos años sostuvieron el partido. Lo que experimentamos ahora es una renovación muy grande. La nueva mesa nacional del partido está conformada por dirigentes de diferentes provincias y electos en los últimos comicios, en funciones. Weretelnick; el intendente de Ensenada, Mario Secco; la intendenta de Zapala, Soledad Martínez; y el diputado provincial de Chaco Daniel San Cristóbal. A partir de 2003 se reorganizó el partido desde nuestra incorporación al FpV.
–¿Qué desafíos presenta este tercer mandato del kirchnerismo para el FG?
–En primer lugar, poder mantener esta postura que convoca a peronistas y a aquellos que no lo son a poder participar dentro del movimiento. Luego, poder aportar a la construcción para el desarrollo y la profundización del modelo que está en marcha. Debemos apostar a ello, nuestra razón de ser en esta época es ese aporte. Con más militancia, con más organización, con alianzas con más sectores. Empleo y pobreza; desarrollo industrial y empresariado nacional; vivienda; capacitación y formación docente son los ejes que no se deberán descuidar en los próximos años. En medio de la crisis mundial, el Gobierno logró instalar un modelo de país suyas columnas están firmes. Ahora hay que desarrollarlas. Es momento de expandir, de pasar del crecimiento al desarrollo; de abandonar la miseria y la pobreza y llegar al bienestar. Y hay que profundizar el cambio cultural. El combo de leyes que apuntan a la equidad de género, por ejemplo, son muy importantes para nosotros porque son signo de una transformación cultural que es central y en la que hay que seguir avanzando.
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