Jueves, 29 de diciembre de 2011 | Hoy
EL PAíS › LOS PORMENORES DE LA OPERACIóN QUE SE LE REALIZARá A LA PRESIDENTA CRISTINA FERNáNDEZ
El director del Instituto Roffo, Ricardo Kirchuk, explicó que la cirugía para extirpar la glándula tiroidea se realiza con frecuencia. Aseguró que se cumplen todas las condiciones para que no haya ninguna complicación. Por qué se eligió el Hospital Austral.
Por Emilio Ruchansky
Un cirujano, su auxiliar, el instrumentista, dos anestesistas, un enfermero y un cardiólogo. Este será el staff dentro del quirófano del Hospital Universitario Austral donde será operada el próximo 4 de enero la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, según coinciden varias fuentes. En una sala contigua, indicó a Página/12 Ricardo Kirchuk, director del Instituto de Oncología Angel Roffo, “seguramente habrá un patólogo que analizará parte de la glándula tiroidea, para determinar si hay que extraer toda la glándula o no”. La operación durará entre dos y tres horas y está en manos de Pedro Saco, quien es jefe de la sección Cuello y Cabeza en el Austral y también en el Roffo. “Hizo está operación cientos de veces, la verdad es que le sale de taquito”, agregó.
El equipo que utilizará Saco será casi el mismo que lo acompaña en las cirugías del Instituto Roffo. Aunque la operación para extraer el carcinoma puede realizarse con anestesia local, lo que minimiza riesgos, se realizará con una anestesia general. “De esta forma, se inmoviliza mejor el cuello, donde se hace el tajo, y al mismo tiempo el cirujano tiene más tiempo para explorar al paciente y ver si el carcinoma afectó otras partes de la garganta”, señaló a este diario Juan Cicco, ex director del área Médica y de Cirugía del Roffo.
El cuadro de hipotensión arterial que sufrió la Presidenta en octubre pasado no influye negativamente en la anestesia general. La situación cardíaca será monitoreada constantemente, como suele ocurrir en estas operaciones. Tampoco hay riesgos de una disfonía tras la operación, aunque una mala praxis sobre la glándula paratiroidea podría bajar el calcio en la sangre, advirtió Cicco. “Con Saco es difícil que pase eso, es muy cuidadoso, obsesivo, meticuloso y tiene muy buena mano”, aseguró a este diario el especialista con 17 años de experiencia en el Instituto Roffo.
Tras la incisión en la garganta, el auxiliar se encargará de mantener abierta la herida mientras Saco extirpa la glándula tiroidea y es asistido por el instrumentista. El patólogo recibirá una muestra de la tiroides y la analizará en el llamado “corte por congelación” en un microscopio, por si aparece algo inesperado y es preciso ampliar la cirugía. También es una forma de confirmar, en el momento de la operación, el diagnóstico sobre el carcinoma papilar hallado el 22 de diciembre pasado, que según se anunció el martes pasado no incluye ni metástasis ni compromiso de los ganglios.
“En general, el pronóstico del tipo de carcinoma que tiene la Presidenta es muy bueno”, dijo ayer Santiago Zund, especialista en cirugía oncológica e integrante del equipo encabezado por Saco. “Es un tipo de cirugía que hacemos con mucha frecuencia, en la que tenemos bastante entrenamiento”, agregó Zund, quien detalló que tras la incisión y la extirpación del carcinoma, se cierra la herida con puntos. La internación posterior oscila entre las 48 y 72 horas, luego vendrá el tratamiento complementario con yodo radiactivo.
En la Argentina hay excelentes cirujanos de cuello, comentó ayer Kirchuk, por lo que la selección fue compleja, aunque la mayoría está vinculado al Instituto Roffo. Roberto Pradier, de 82 años, es uno de ellos. También Leonardo Califano o Roque Adan, del Hospital Británico. “La Presidenta eligió bien la institución y el cirujano. Saco es un hombre de mediana edad (63 años), con mucha experiencia y el único con conexión con el Hospital Austral en Pilar”, opinó Cicco.
El Instituto Roffo fue modernizado en los últimos años, comentó a este diario su director, y tiene una sala de cirugía tan completa como el Hospital Austral. Sin embargo, la lista para conseguir turno para operarse ya está completa hasta marzo. “Y obviamente haríamos una excepción por la Presidenta, sería un honor aunque también nos ahorró un lío porque los demás pacientes van a querer verla, estaríamos llenos de curiosos, periodistas y policías”, reconoció Kirchuk.
Juan Cicco, por su parte, juzga “muy ética” la decisión de Cristina Kirchner: “Si pide operarse en el Roffo la van a criticar porque hay otros pacientes en espera. Imagine que por año recibimos 60 mil consultas. En verdad, no es necesario que se opere ahora, pero seguramente será conveniente para su agenda de trabajo. Si bien el Roffo tiene una parte de hotelería muy buena para el posoperatorio, la del Hospital Austral la supera. Además, es una operación barata”.
Kirchuk, por su parte, confirmó que el carcinona papilar que tiene Fernández de Kirchner es indolente y lento en su expansión. “Crece muy poco, da lo mismo que se lo opere en dos meses. Ella es una mujer sana y lo va a superar muy bien”, confió el médico, quien la conoció hace un año, en la inauguración del Instituto Nacional del Cáncer. Aunque se trata de una operación importante, aclaró, para un cirujano como Saco “es de rutina”. “No creo que esté nervioso, aunque es una persona muy reservada”, dijo sobre su colega, quien por pedido de la Presidenta guardará discreción.
Ayer, desde algunos medios de comunicación se deslizó la posibilidad de que el carcinoma papilar tenga relación con el estrés presidencial. Los especialistas consultados por este diario lo negaron. “No se sabe qué origina el carcinoma. Puede ser una glándula previamente afectada por una enfermedad autoinmune, pero no es el caso de este carcinoma papilar. Si alguien dice que es por el estrés, está diciendo pavadas”, aseguró Cicco.
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