Martes, 21 de febrero de 2012 | Hoy
EL PAíS › ADMISIóN DEL REINO UNIDO POR LAS ISLAS MALVINAS
El ministro de Defensa británico reconoció que no existía “una amenaza militar creíble” por parte de Argentina, pese al reciente envío de un destructor y un submarino nuclear.
Finalmente, el gobierno británico reconoció que los habitantes de las Malvinas no sufren ninguna “amenaza militar creíble”. Lo dijo ayer el ministro de Defensa, Philip Hammond, en su exposición ante el Parlamento, aunque defendió el despliegue de las fuerzas armadas británicas en el Atlántico sur, dado que no ve “un cambio significativo”.
En las semanas anteriores, los funcionarios británicos justificaban el envío de un destructor de última tecnología y de un submarino nuclear en base a supuestas expresiones belicosas del gobierno argentino, a poco de conmemorarse el 30º aniversario de la guerra de Malvinas. Eso, pese a que el reclamo argentino es para abrir una instancia de diálogo por la soberanía y que la presidenta Cristina Kirchner le pidió al primer ministro David Cameron que le dé “una oportunidad a la paz”.
Aunque parezca increíble, en la exposición de ayer de Hammond ante el Parlamento algunos legisladores le preguntaron si no era escasa la presencia militar británica en el Atlántico sur. El conservador Amber Rudd consultó si tenía la “seguridad” de que el Reino Unido contaba “con suficiente presencia en la zona para hacer frente a un ataque naval”.
Ante semejante pregunta, el ministro se vio obligado a reconocer que no existía “una amenaza militar creíble” por parte de Argentina, aunque enseguida aseguró –para tranquilidad del legislador– que “el gobierno de Su Majestad está comprometido en la defensa del derecho de autodeterminación de las islas Malvinas”, para lo que, reveló, cuentan con planes para un rápido fortalecimiento de las fuerzas navales, terrestres y aéreas dentro y alrededor de las islas en el caso de que esa amenaza se llegara a producir.
El funcionario sostuvo que, pese a lo que venía saliendo en los medios de comunicación, no se había producido en los últimos días un cambio en los niveles de efectivos militares desplegados en la zona y que “no hay planes para un cambio significativo” en este sentido.
Pese a la verba inflamada que mostró Cameron en sus últimas referencias al conflicto por Malvinas, Hammond aseguró que el gobierno británico “no tiene ningún deseo o intención de incrementar la intensidad” del debate en torno de la soberanía de las islas Malvinas.
La información que dio Hammond al Parlamento británico no coincide con la que aportó el canciller Héctor Timerman días atrás, cuando se presentó en la sede de las Naciones Unidas para denunciar la “militarización” por parte del Reino Unido de la zona del Atlántico sur. No sólo habló del destructor y del submarino con capacidad para transportar armas nucleares –naves sofisticadas con las que no cuenta ningún país de la región, según detalló–, sino que también mostró polígonos de tiro donde los militares británicos realizarían prácticas con misiles transportados por aviones Typhoon II. Timerman hizo esta presentación ante el titular del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, Kodjo Menan, quien prometió consultar al representante británico sobre la protesta.
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