EL PAíS › UNA ACTIVIDAD CONTRA LA GUERRA DE ESCOLARES DE LA PLATA
Los chicos le escribieron a Bush
La Comisión por la Memoria de la provincia reunió el viernes a 500 chicos para hablar sobre la guerra. Hubo murales y cartas.
Por Victoria Ginzberg
El morocho de nueve años y guardapolvo blanco estaba por meter la hoja en un sobre de madera en el que figura el destinatario “George W. Bush. The White House. 1600 Pennsylvania Avenue NW Washington DC 20500”. Como él, sus compañeros escribían cartas al presidente de Estados Unidos con los marcadores y crayones que habían quedado desparramados por el piso de la explanada del teatro Argentino de La Plata. “My name is Sebastián. Señor Bush, pienso que si usted sigue invadiendo Irak todo se volverá peor y pienso que estaría bien que gaste todos esos 500.000.000.000 de dólares en comida para niños pobres y brindar trabajo normales a las personas y todo se volvería a la normalidad.” ¿Qué es trabajo normal?, preguntó Página/12. “Normal, que no haya muchos muy ricos y muy pobres, que sean todos normales”, dijo Sebastián.
Alrededor de quinientos fueron los alumnos de EGB reunidos el viernes por la Comisión por la Memoria de la Provincia de Buenos Aires en el teatro Argentino de La Plata para escuchar al rabino Daniel Goldman y al Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, quien firmó autógrafos como si fuera un actor de televisión. A pesar del virtual fin del combate en Irak, Ana Cacopardo, de la Comisión por la Memoria, explicó que ellos creían que “la guerra sigue siendo un amenaza para el mundo”.
Pérez Esquivel les contó a los chicos algunas cosas sobre el viaje que hizo hace un año a Irak y sobre un refugio en el que murieron más de 200 chicos a causa de las “inteligentes” bombas occidentales. También les habló de la guerra que sufren todos los días por el hambre y la falta de medicamentos. Goldman exhortó a los chicos a luchar contra las pequeñas guerras de todos los días, la falta de solidaridad, de justicia y de trabajo, para construir la “paz cotidiana”.
Los chicos escucharon a los grandes en silencio y después dejaron claro que las palabras no les habían sido indiferentes. Ayelén, de once años, le escribió a Bush que “antes de empezar la guerra tenía que haber pensado que muchos chicos, como sus hijos, podrían haber muerto” y que “millones mueren de hambre”. Su compañera Johana puso en su papel que “es un dolor muy fuerte ver y escuchar sobre la guerra y que mucha gente inocente está muerta por los misiles que tiran”. Otros alumnos optaron por hacer dibujos –se repitieron los símbolos de la paz, las palomas y, entre los varones, algunos tanques– y muchos participaron pintando una cara en un lienzo en el que la muralista Cristina Terzagui había escrito No a la Guerra.
Noemí, docente de la Escuela Nº 1, contó que en las aulas se notan la sensibilidad y la preocupación de los niños por la guerra. “Preguntan si es verdad que Estados Unidos es capaz de matar a niños y ancianos, y en octavo y noveno grado preguntan cómo vamos a hacer para vencer a Estados Unidos. Les decimos que lo que pueden hacer es aprender, aprender historia, geografía, etc.”, explicó la maestra.
Entre los chicos que metían sus cartas en un buzón estaba Eduardo. Con 17 años, hace nueve meses que está encerrado en el instituto de menores de máxima seguridad Almafuerte. El y un compañero necesitaron autorización de un juez para poder ir a la actividad. Antes de que cantara el coro de niños del Teatro Argentino, Eduardo leyó la carta que ya había llevado escrita, porque con sus profesores habían trabajado el tema. “Cómo quisiera poder cambiar el odio por el amor, la avaricia por la bondad, el individualismo por la solidaridad. Pero solo no puedo, necesito la ayuda de todos ustedes. Hagámoslo juntos.”