Domingo, 8 de abril de 2012 | Hoy
EL PAíS › BARACK OBAMA Y LOS PRESIDENTES DE LA REGION SE VERAN EL PROXIMO FIN DE SEMANA
El encuentro será en la Cumbre de las Américas en Cartagena de Indias. Cristina Kirchner viajará allí el viernes. Los temas más conflictivos de la agenda son el veto norteamericano a la presencia de Cuba y la propuesta de despenalización del consumo de drogas.
Por Fernando Cibeira
Colombia pondrá todo: el himno estará a cargo de Shakira y los ídolos locales Carlos Vives y Fonseca cantarán en eventos paralelos. Sin embargo, la estrella de la Cumbre de las Américas que se realizará en Cartagena de Indias el próximo fin de semana vendrá de afuera y será el presidente norteamericano Barack Obama, en un nuevo tête à tête con los mandatarios de una región que hace ya tiempo abandonó el alineamiento de otras épocas. El temario abarcará varios puntos, pero los que asoman más conflictivos son el veto norteamericano a la presencia de Cuba y la propuesta de algunos mandatarios para avanzar en la despenalización del consumo de drogas como receta para debilitar al narcotráfico. La presidenta Cristina Kirchner viajará el viernes ya sabiendo que el documento final incluirá el apoyo al reclamo argentino para abrir una instancia de diálogo con el Reino Unido por la soberanía de las islas Malvinas. Pero la aspiración argentina es que el debate abarque también críticas al colonialismo en la región y a la explotación de los recursos naturales en la zona de las islas.
Cartagena es una bella ciudad colonial amurallada y prometen que cuando lleguen los presidentes será también blindada. Miles de militares y policías vigilarán por aire, mar y tierra el desplazamiento de los mandatarios en un país castigado por graves problemas de inseguridad que aspira a dejar definitivamente atrás. Por eso, desde la presidencia de Juan Manuel Santos hablan del “lanzamiento internacional” de Colombia con esta cumbre. A partir de su asunción, Santos ha venido haciendo un trabajo fino de acercamiento a sus vecinos de la región, a los que Colombia había alejado en su alianza estratégica con Estados Unidos.
El problema con Cuba estuvo a punto de hacer fracasar todo. La Cumbre de las Américas fue ideada por Bill Clinton en 1994 para tener un encuentro periódico con el “patio trasero”: los 34 países miembros de la OEA. Cuba fue aceptada de vuelta en 2009 por el organismo, lo que la habilitaba para participar de esta Cumbre. Pero Estados Unidos anticipó que no aceptaría su presencia por considerar que no cumplía con el requisito de respeto a las normas democráticas.
Los países pertenecientes al ALBA declararon que entonces considerarían su participación. Santos transpiró de lo lindo y se fue hasta La Habana a explicarle a Raúl Castro que no había consenso para invitarlo. Algunos presidentes dudaron, pero finalmente sólo el ecuatoriano Rafael Correa no asistirá a Cartagena. Dijo que lo hacía por la ausencia de Cuba y también porque se toleraban situaciones de colonialismo como la de Malvinas.
Aunque asistan, muchos mandatarios no dejarán de recriminarle a Obama el nuevo “bloqueo” a Cuba. El canciller argentino Héctor Timerman junto a su par de Brasil, Antonio Patriota, suscribieron días atrás en San Pablo una declaración conjunta en la que advirtieron que sería la última Cumbre de la que ambos países participarían sin representantes del gobierno de la isla.
La otra cuestión conflictiva que deberá discutir Obama tiene que ver con la droga. Entre los gobiernos de Centroamérica, así como otros como el anfitrión Colombia y Bolivia, va ganando consenso la idea de la despenalización del consumo de droga como manera de desarticular al narcotráfico. Lo hacen a partir de la constatación de que la política de guerra contra las drogas que puso en práctica Richard Nixon en el inicio de los ’70 no ha hecho más que incrementar el consumo y el poder de los narcotraficantes. Países como México, Guatemala, Honduras o El Salvador hoy sufren una sangría de muertes y secuestros a manos de bandas cada vez más poderosas, que en muchos casos se convierten en amos y señores de amplias regiones. Los países latinoamericanos sufren las consecuencias, pero el consumo de la droga es en Estados Unidos como también es norteamericano el origen de la mayoría de las armas que les consiguen secuestrar a los narcos. La droga entra, las armas salen y Centroamérica se desangra. En campaña electoral para las elecciones de noviembre, Obama no tiene ninguna intención de abrir un debate sobre esta espinosa cuestión. Pese al proyecto del senador Aníbal Fernández que ingresó al Congreso días atrás para despenalizar el consumo, el gobierno argentino no tiene una posición oficial sobre el tema.
Cristina Kirchner viajará con el aniversario del conflicto por las Malvinas todavía cercano. Fue Correa quien planteó que el tema debía formar parte de la agenda de la Cumbre y se lo aceptaron enseguida. “Habrá un llamado al diálogo y se pedirá que Inglaterra se siente a dialogar”, anticipó días atrás la canciller colombiana María Angela Holguín. Había dudas sobre la posición que tomaría Canadá, que es miembro de la Commonwealth, pero ya anticipó que se plegará a la mayoría. Igual, no se espera que la declaración vaya más allá de lo que viene reclamando la OEA –a tono con las disposiciones de las Naciones Unidas– que también es la postura pública de Estados Unidos. Pero en la sesión, si Argentina consigue instalar el debate, teniendo en cuenta que allí estarán Evo Morales, Pepe Mujica y, si su salud se lo permite, Hugo Chávez y otros defensores de la causa, no se sabe hasta dónde puede escalar la cuestión. Como uno de los ejes de la convocatoria es la defensa de los recursos naturales del continente, CFK planteará la explotación que viene ocurriendo en el Atlántico sur y la militarización la zona.
Obama sabe que no será una cita sencilla. Ya tiene la experiencia de la anterior cumbre, en Trinidad y Tobago, en 2009, a la que asistió a poco de asumir y convertido en una celebridad. Entre otras cosas, recibió un ejemplar de Las venas abiertas de América Latina,
de Eduardo Galeano, de manos de Chávez. Pese a las promesas de entonces, las prioridades en materia exterior de Washington siguieron lejos de América y más cerca de Asia y Medio Oriente. Tampoco tuvo actitudes particularmente reprochables con la región, lo suyo fue más bien neutro. “No cumplió con las expectativas”, se sinceró alguna vez CFK. Hoy, la América latina que emerge pasó a ser una región cada vez más interesante ante un mundo desarrollado que se desmorona. De hecho, el lunes Obama recibirá en Wa-shington a la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, con el ascenso reciente a sexta economía mundial. Un anticipo de lo que se verá en Cartagena de Indias el próximo sábado y domingo.
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