En un episodio llamativo, que por el momento se investiga bajo la hipótesis de un robo, fue asesinado Adolfo Vicente Moreno, el abogado del ex camarista Otilio Romano, quien huyó a Chile el año pasado cuando avanzaban el juicio político y la investigación penal en su contra por crímenes de lesa humanidad. Moreno recibió ayer tres disparos –uno en la axila y dos en el abdomen– pasadas las seis de la mañana, dentro del estudio de su propia casa. Al menos así lo relató con posterioridad su esposa, quien explicó que su marido sacó un arma para defenderse y se produjo un tiroteo, donde uno de los dos asaltantes habría resultado herido. Moreno era amante y coleccionista de armas, incluso fue titular del Club de Tiro de Mendoza. Los investigadores lo encontraron tendido con un revólver calibre 357 cerca de la mano, pero lo que más sorprendió fue el hallazgo de una picana eléctrica en la escena del crimen, según publicaron medios locales.

Moreno, de 60 años, era un abogado muy conocido en Mendoza, quien entre su clientela de los últimos años tenía a imputados por crímenes de la última dictadura, entre ellos no sólo al ex juez Romano, sino –por ejemplo– el médico policial Raúl Corradi, autor de un informe para abonar la teoría de que al escritor Francisco “Paco” Urondo lo habían matado en un enfrentamiento. Era un hombre alineado con la tradicional familia judicial mendocina, pero al parecer también respetado fuera de ella. Era miembro del Tribunal de Etica del Colegio de Abogados local. Por lo pronto, el episodio que terminó en su asesinato se investiga como un robo violento, aunque la Justicia local no descartaría teorías de otro tipo, como la posibilidad de un ajuste de cuentas. La fiscal a cargo del caso es Claudia Ríos.

Según el relato de su esposa, Mabel Cumaondo, secretaria del Registro Civil, al testificar ayer mismo a la mañana, Moreno se había levantado cerca de las 5.30 –como hacía habitualmente– y estaba desayunando cuando entraron dos personas a la casa, por la cocina, a través de una ventana sin rejas. La vivienda está en la calle Mármol 780, en la localidad de Dorrego. La mujer habría escuchado a los asaltantes decir “dame la guita” y a su marido pedirles que lo acompañaran a su estudio, en el primer piso, donde les dijo que la tenía. Ella estaba en la habitación de al lado y cuando empezó a escuchar amenazas entró al estudio. Moreno habría intentado tranquilizarla. Al abrir un cajón, en lugar de sacar plata, tomó un arma y comenzó a disparar, y se desató el tiroteo.

El abogado, según trascendió, recibió un impacto en la axila y dos en el abdomen, del lado izquierdo. Las balas eran calibre 32. Todo indicaría que él disparó tres veces: la policía encontró dos proyectiles calibre 357, correspondientes a su revólver, y un tercero hirió a uno de los asaltantes, que se fugaron por la calle Lamadrid. En una estación de servicio fueron captados por cámaras de seguridad, que confirmarían que eran una mujer y un hombre. A él se lo ve herido, pero hasta última hora no había sido detectado en ningún centro de salud. Es uno de los pocos elementos que hay, ya que usaron guantes y no habría huellas, aunque sí quedó un reguero de sangre. Hasta anoche no había detenidos.

En el estudio donde Moreno apareció tendido, la policía halló una pequeña picana eléctrica que llamó la atención. El dato era señalado por la tarde por medios locales, como el diario Uno. Las últimas versiones indicaban que habría pertenecido a los atacantes, pero quedó el misterio dando vueltas. Aunque la Justicia parece apuntar a que todo fue un robo, motivado por el hecho de que el estudio de Moreno manejaba bastante dinero por día, habría quienes conservan dudas y sospechan de un ajuste de cuentas, pero por ahora no hay ningún dato concreto. Romano, que fue destituido en diciembre último y está procesado por 103 hechos de violaciones a los derechos humanos cuando era fiscal durante la última dictadura, sigue en Chile bajo una suerte de arresto domiciliario, mientras aguarda que termine el proceso de extradición.