El PRO y el peronismo disidente tantearon el terreno para llamar a una mesa de diálogo que unifique a la oposición tras el cacerolazo, pero el radicalismo y el Frente Amplio Progresista salieron a aclarar que no comparten la idea de armar una alianza “por una cuestión electoralista”. La idea de convocar a un espacio para tomar los reclamos expresados en la marcha del jueves pasado para el armado de una alianza antikirchnerista fue lanzada con todas las letras por el dirigente macrista Federico Pinedo.

“Hacemos un llamado a todos con quienes podamos acordar en las políticas y sugerir una mesa de diálogo para buscar puntos de acuerdo”, dijo ayer el diputado nacional por el PRO, para agregar que su fuerza “no tiene ninguna limitación para hacer acuerdos electorales, salvo el kirchnerismo”.

La convocatoria será impulsada por el Grupo de Acción Política por la Unidad –donde están el PRO y el PJ disidente–, con la mira puesta en las elecciones de 2013. Los macristas se muestran especialmente entusiasmados con hacer campaña con un frente que se muestre como un límite “a la tentación del abuso del poder” y “al autoritarismo”, según expresó Pinedo. Para el dirigente, en el cacerolazo hubo “un pedido de unidad, de privilegiar acuerdos para crear una alternativa de poder”.

Sin embargo, el radicalismo y el Frente Amplio Progresista plantearon que sería “superficial” la unificación de los opositores en estos términos. Aunque coincidieron en la importancia de “discutir programas” y consolidar “denominadores comunes” con otras fuerzas políticas, dejaron en claro que no se juntarán con cualquiera.

En ese sentido, el diputado nacional Miguel Bazze (UCR) tomó distancia de la propuesta del PRO. “Nosotros estamos trabajando con gremios y organizaciones para conversar sobre el rechazo a una re-reelección presidencial, construyendo puentes con otros partidos políticos, pero eso no significa que vamos a tener un acuerdo electoral porque estaríamos actuando con mucha superficialidad y por una cuestión electoralista”, advirtió. El radical bonaerense agregó que “el nivel de soberbia del Gobierno nos preocupa a todos los partidos de la oposición, por eso hay que dialogar más entre nosotros, pero esto no significa que estemos pensando en una plataforma electoral porque puede terminar en cualquier cosa.”

Como era previsible, estas señales de rechazo no fueron bien recibidas en la centroderecha. “Hay cuestiones que resultan incomprensibles, como que alguien ponga límites. Cuando tenés un límite es porque estás yendo en contra de la esencia de la política”, se quejó desde el peronismo disidente Eduardo Amadeo. “Desde la oposición también hay que unir esfuerzos para dialogar. Los miles de manifestantes pidieron a la oposición acabar con las posiciones irreconciliables que le han hecho mal a la Argentina”, insistió.

Desde el Frente Amplio Progresista, el senador Jaime Linares y la diputada Alicia Ciciliani coincidieron con la lectura de Pinedo en cuanto a que las protestas del jueves pasado fueron también un mensaje para el arco opositor, pero rechazaron “hacer política para la foto”. “Los que salieron a la calle no tienen representación política. La primera responsabilidad es la del gobierno nacional, pero también como oposición tenemos que estar alertas porque es un mensaje para nosotros. La crisis no es económica, sino política”, evaluó Ciciliani. Por lo pronto, el ex candidato a presidente del FAP, Hermes Binner, estará hoy en Buenos Aires para encabezar una campaña destinada a juntar un millón de firmas contra la re-reelección de CFK.