Por primera vez desde que empezó el juicio por el asesinato de Mariano Ferreyra, un testigo introdujo en escena el nombre de José Pedraza y describió en detalle los mecanismos que el sindicalista utilizó dentro de la Unión Ferroviaria (UF) para sostener su poderío político y económico. Se trata, de acuerdo con la acusación que lo llevó a juicio, del “móvil” mismo del homicidio. En este caso, aleccionar a los trabajadores tercerizados que podían hacer peligrar su hegemonía. Omar Merino, trabajador del ferrocarril Roca, explicó que es casi imposible que pueda imponerse una lista de oposición en el gremio, que “no hay asambleas” y a los delegados los eligen Pedraza y su entorno. Señaló que a través de la tercerización laboral “está negreando a trabajadores” y “los hace trabajar para otro convenio”, lo que les impide agremiarse y votar, además de que perciben “un tercio del sueldo”. Pedraza, dijo, es dueño de una tercerizada, la cooperativa Unión del Mercosur, algo que se había dado por probado durante la instrucción del caso.

Merino fue testigo presencial del ataque de la patota de la UF el día que mataron a Ferreyra en una protesta de tercerizados. Trabaja en la estación Avellaneda y milita en una agrupación llamada “causa ferroviaria”, relacionada con el Partido Obrero (PO). Su declaración acaparó toda la audiencia de ayer, desde media mañana hasta pasadas las seis de la tarde. Los abogados defensores, y en especial Carlos Froment, el de Pedraza, intentaron lo imposible por frenar las preguntas alusivas al funcionamiento político interno del gremio con el argumento de que no hace al “objeto procesal”. Pero el Tribunal Oral Criminal Nº 21 decidió admitirlas. “Tienen que ver con el móvil de la instigación” del homicidio, aclaró el juez Carlos Bossi.

Mientras estaba en horario laboral, contó Merino, vio en la estación Avellaneda al delegado Pablo Díaz –acusado de coordinador la patota– “encabezando un grupo que hacía inteligencia en el lugar, buscando quiénes iban a cortar las vías” mientras otra persona ordenaba por handy: “peguen debajo de la cintura”. El, aclaró, se sumó a la manifestación recién cuando los tercerizados y las agrupaciones que los apoyaban terminaban una asamblea, en Luján y Pedriel, tras el primer intercambio de pedradas con el grupo de choque. En el camino vio “cinco o seis policías de la Federal y dos patrulleros” que estaban cruzados en la calle y luego se ubicaron en paralelo liberando el paso. “Encontré a los compañeros a dos cuadras de las vías”, cuando decidían retirarse. Le pareció adecuado porque “el clima era muy hostil”. “Cuando nos íbamos, vemos que se nos viene encima la patota. Formamos un cordón para contenerlos. Nos tiraron palos, piedras, botellas”, recordó, y aseguró que vio “un tirador en medio de la calle”, que vestía pantalón ferroviario. A la policía, agregó, le recriminaron que no hiciera nada. Después dijo que vio un cartucho rojo de escopeta, frente a lo que el defensor Gustavo D’Elía le marcó que no lo había dicho al declarar en 2010.

La mayoría de las preguntas alusivas a la administración del poder de Pedraza en la UF y su interés por frenar los reclamos de tercerizados fueron introducidas por los abogados de la querella del CELS, que representa a la mamá de Mariano Ferreyra. La fiscal María Luz Jalbert no interrogó sobre el tema. Merino precisó que existe un sistema de elección a través de “listas sábana” que hace que “el que gana a nivel general, gana todo, y pueden manipular y mover gente de otro lado a votar”. Ejemplificó: “en una elección del taller de Remedios de Escalada” su lista, la gris, le había ganado a la lista verde de Pedraza, “pero al ser una lista sábana nos impusieron los delegados”. De por sí, explicó Merino, es difícil presentar lista opositora. Sólo “si sobreviven los compañeros a todos los aprietes de la burocracia pueden sostener una lista de oposición”. La regla, ilustró, es que “los delegados son elegidos por Pedraza, que se los pasa a (Juan Carlos) Fernández y luego a Pablo Díaz”, todos en el banquillo. “Acá se elige de arriba hacia abajo. Todos los ferroviarios lo sabemos. No hay asambleas. Los delegados tienen que ser serviles a la burocracia.”

El testigo puso el foco sobre la figura de Pedraza: “Quería preservar su dominio en el gremio, los trabajadores ferroviarios de planta eran 4500 y los tercerizados, 1500 que no pueden votar”, dijo. La acusación que fue elevada a juicio oral plantea que el ataque a la protesta de los tercerizados, que reclamaban su regularización, pretendió operar como una advertencia, o como un aleccionamiento para que abandonara sus pretensiones una masa de trabajadores que podía poner en jaque el dominio de Pedraza. Merino dijo que cuando la Unión de Gestión Operativa Ferroviaria (Ugofe) comenzó a operar la línea Roca (bajo tutela estatal) –tras la salida de Sergio Taselli– comenzó una “persecución a los opositores al gremio”. A la vez, le atribuye a la UF el manejo de los ingresos laborales al ferrocarril, donde se favorece a parientes y a quienes ofrecen favores y apoyo en manifestaciones. Cuando le pidieron que mencionara cooperativas que tercerizan el trabajo ferroviario, mencionó a la Unión del Mercosur. “Es de Pedraza esa cooperativa, lo sabemos, y la contradicción enorme es que está para defender los intereses de los trabajadores y, en realidad, los está negreando”, advirtió. “Para mí todo el que trabaja en el ferrocarril es ferroviario, para ellos no.”

La audiencia estuvo plagada de preguntas retóricas y con tono propio de un alegato de parte de los abogados defensores que desataron cruces con los jueces del tribunal, fastidiados por las interrupciones y las provocaciones.