La necesidad de que el Gobierno implemente un programa que ayude a los migrantes que quieren retornar al país a reinsertarse social y laboralmente y que les permita la certificación de competencias laborales incorporadas durante su experiencia en el exterior es un planteo que surgió de diversos entrevistados para la investigación realizada por la periodista Hebe Schmidt. La investigadora destacó la existencia en el país de “iniciativas muy valiosas” como el Plan Raíces –para repatriar científicos– de cara a los migrantes retornados, pero opinó que la labor realizada en ese campo “aún no alcanza para brindar el acompañamiento y la contención adecuadas al fenómeno de movimiento de retorno de expatriados en general”.

A comienzos de la década del 2000 la profunda crisis económica que vivía la Argentina generó un masivo flujo emigratorio: 150.000 personas entre 2000 y 2001 abandonaron la Argentina; 80.000 lo hicieron en 2002, y otras 20.000 en 2003, según datos recolectados por Schmidt. Un gran porcentaje de los argentinos que buscaban nuevos rumbos eligió España para probar suerte, tras haber obtenido la nacionalidad española aprovechando un padre o un abuelo nacido en la madre patria. A la descalabrada situación económica, el incremento de la precariedad laboral, del desempleo y de los niveles de pobreza, se sumaron otros factores, como las restricciones impuestas por los Estados Unidos, y el endurecimiento de su política migratoria tras el atentado a las Torres Gemelas el 11-S. “Esto contribuyó a transformar a España en el destino más concurrido por los emigrantes latinoamericanos y argentinos a partir de 2002”, recuerda Schmidt en “Crónicas del retorno, motivaciones y estrategias del colectivo argentino en España”.