El arco empresarial local se mostró complacido por el acuerdo al que llegó el Gobierno con los acreedores del Club de París. Se trata de un gesto casi natural: el establishment entiende la medida como un guiño. Sin embargo, el impacto concreto es diferencial según el sector y la empresa, en función de la necesidad de financiamiento externo y de la existencia o no de competencia frente a otras filiales por recibir inversiones, entre otros factores. El acuerdo podría impactar en el sector privado a través de mejores condiciones de acceso al crédito para grandes proyectos de infraestructura y energéticos y redundar en un incremento de la inversión extranjera en el país, como en el caso del sector autopartista, que demanda un salto tecnológico. Se manifestaron a favor del acuerdo dirigentes manufactureros, del agro, el comercio y de la banca.

En el Gobierno esperan que la inversión extranjera repunte en los próximos meses porque el acuerdo con el Club de París despejaría un escenario de incertidumbre y mejoraría las condiciones de financiamiento para las empresas que pretenden radicarse o ampliar sus instalaciones en el país. El viceministro de Economía, Emanuel Alvarez Agis, señaló ayer que “hay un montón de empresas de Estados Unidos, Japón y Alemania que nos están diciendo que gracias a esto van a poder potenciar sus inversiones”.

El presidente de la UIA, Héctor Méndez, destacó que “el acuerdo con el Club de París tiene un gran valor para la industria en particular”. Fue más específico José Urtubey, vicepresidente de la entidad: “Permite un horizonte de previsibilidad para las inversiones y despeja el camino financiero. Estamos en condiciones de reinsertarnos en los mercados, se normalizan las relaciones con los organismos internacionales”, dijo. La Asociación Empresaria Argentina (AEA) indicó que se trata de “un paso importante hacia la integración de la Argentina al mundo”.

Uno de los sectores beneficiarios de la medida es el energético, donde se espera mayor financiamiento para proyectos contratados por el Estado. Una de las empresas más importantes del sector, consultada por este diario, recuerda que “Uruguay, Paraguay y Bolivia, y ni hablar de Colombia y Chile, se financian más barato”. Los fabricantes de bienes de capital coinciden en que el financiamiento para grandes proyectos de infraestructura es casi inexistente. Sin embargo, advierten que las líneas de crédito del exterior vienen asociadas a exigencias para que se adquiera tecnología de los países emisores del crédito. Eso es lo que sucedió hace poco con las represas hidroeléctricas en Santa Cruz, varios proyectos de energía eólica y una destilería en Campana.

Un sector directamente beneficiado si aumenta el grado de apalancamiento es la banca. Por eso el presidente de la Asociación de Bancos Argentinos (ABA), Claudio Cesario, dijo que el acuerdo “genera un mensaje y una señal clara hacia los inversores globales que analizan las potencialidades de nuestro país. Permitirá acceder a financiamiento externo para encarar proyectos de infraestructura que necesita la Argentina”.

En el bloque automotor hay también consecuencias específicas. “Si recuperamos la senda del crecimiento, las terminales necesitan renovar modelos y el país debe aumentar la integración nacional de los autos. Eso se logra con la expansión de las firmas instaladas pero también con el ingreso de autopartistas globales, que ahora pueden ver con mejores ojos a un país que normaliza su deuda. Esas empresas traen tecnología y conocimiento”, indicó a Página/12 Fabio Rozenblum, titular de AFAC.

“Apoyamos el acuerdo porque va a mejorar el ambiente para que haya inversiones. En el caso de las pymes metalúrgicas el impacto positivo es indirecto, a través de la demanda de piezas y equipos que pueden acarrear inversiones que antes estaban trabadas por dificultades en el financiamiento”, dijo a este diario Gerardo Venutolo, de Adimra. También difundieron su apoyo la entidad empresaria pyme Cgera y la Carmehe, que agrupa a fabricantes de bienes de capital.

En el sector alimentario, Daniel Funes de Rioja, titular de la Copal, indicó que “lo del Club de París es altamente positivo. Argentina tiene que reinsertarse en los mercados internacionales a los efectos de potenciar la inversión. Tenemos los recursos naturales, humanos, energéticos, pero todo eso necesita inversión privada”. De todas maneras, las empresas de consumo masivo se financian con bancos locales y ya están presentes en el país las firmas más importantes. Es un sector donde es imposible tener presencia operando sólo desde el exterior. “En el día a día nos mejora la credibilidad hacia afuera, es un buen signo de inserción internacional, aunque en consumo masivo el impacto no es tan directo”, indicó a este diario Facundo Etchebehere, de Danone.

Las cerealeras reciben en forma periódica financiamiento de bancos internacionales. Prefinancian sus exportaciones para afrontar la brecha temporal entre el pago del producto primario al productor y su efectiva exportación, luego del almacenaje, la molienda u otro proceso intermedio. Las líneas de prefinanciación se mantuvieron incluso en la crisis de 2001, es decir que su costo no es sensible a señales como la del Club de París.

En la construcción, “el acuerdo facilitará la compra de equipamiento caro de origen europeo que ahora se financiará, como por ejemplo equipos viales para las rutas, turbinas para obras hidroeléctricas y destilerías”, reseñó el titular de la Cámara Argentina de la Construcción (CAC), Gustavo Weiss. Por su parte, Carlos de la Vega, presidente de la Cámara Argentina de Comercio (CAC), señaló que “el acuerdo permitirá al Estado y a los particulares tener acceso al crédito internacional, que hoy está trabajando con tasas muy bajas”.