Lunes, 25 de agosto de 2014 | Hoy
EL PAíS › LAS RAZONES DE MACRI PARA OPONERSE AL NUEVO CANJE LANZADO POR EL GOBIERNO
El endeudamiento porteño se triplicó en dólares durante el gobierno del PRO. En 2015, la Ciudad enfrenta pagos por 475 millones de dólares, y para poder tomar nuevos préstamos y postergar el vencimiento Macri necesita que se solucione el conflicto con los buitres.
Por Werner Pertot
¿Por qué Mauricio Macri fue el primero en oponerse al canje de deuda lanzado por el Gobierno? ¿Por qué propuso hacer lo que el juez Thomas Griesa mande, incluso si implicaba pagar al contado? ¿Los vencimientos de la deuda porteña tienen alguna incidencia en su postura? La deuda de la Ciudad se triplicó en dólares durante su gobierno. El año próximo la gestión PRO tiene el vencimiento de una deuda que tomó para hacer obras de extensión del subte que nunca se hicieron: son 475 millones de dólares que deberá pagar, salvo que logre renegociarlos. “El vencimiento de 2015 es clave. El intenta endeudarse para pagar eso y pasar los vencimientos para el próximo gobierno. No puede emitir los bonos, porque está Griesa de por medio. Están en problemas”, sostiene el legislador Aníbal Ibarra.
La posibilidad de entrar en default le impide a Macri continuar haciendo lo que hizo estos años: tomar nueva deuda para pagar la actual o bien para postergar los plazos. Lo que, según plantea Ibarra, lo deja con tres alternativas: “Si pagan con fondos propios, es el 40 por ciento de las obras públicas. Se les para todo. Pueden renegociar, pero les van a ofrecer tasas leoninas. La tercera opción que tiene Macri es declararse en default”, indica el ex jefe de Gobierno. “Por eso, él quiere que se arregle de cualquier manera: necesita que le paguemos a Griesa o queda en evidencia que él tomó la filosofía de los ’90 de endeudarse, endeudarse y endeudarse, y eso tiene consecuencias”, sostiene el legislador porteño.
“Me extraña porque Ibarra en 2001, cuando la Argentina defaulteó, fue y negoció. Ahora parece que quiere defaultear”, contraataca el ministro de Hacienda porteño, Néstor Grindetti. “La deuda en la Ciudad no llega al 30 por ciento de los ingresos. Con tres meses de ingresos pagás la deuda. Por otro lado, tenemos record de inversión. La deuda es manejable y es baja con respecto a otras ciudades”, indica a Página/12. “Ibarra acumulaba caja porque no hacía obras. Somos superavitarios, por lo que se puede quedar tranquilo. Todo el endeudamiento tiene obras comprobables detrás”, dice.
El stock de deuda pasó de 587 millones en 2007 a 1925 millones de dólares estimados para el final de este año, según datos oficiales del informe de ejecución del segundo trimestre que publicó el Ministerio de Hacienda. Entre 2014 y 2017, el gobierno porteño deberá pagar vencimientos por 1500 millones de dólares. “Macri tomó deuda para tener dinero en caja y, a pesar del discurso oficial, no fue para obras”, retruca Ibarra, quien toma como prueba el indicador de inversión real directa (qué porcentaje del total se destinó a obras). En 2008, fue del 18,75 por ciento, mientras que en 2009 cae abruptamente a un 14,58 por ciento y se mantiene en esa línea en los siguientes años: 14,66 por ciento en 2010, 15,3 por ciento en 2011, por ciento en 2012 y vuelve a 18,2 en 2013. “Triplicaron la deuda en dólares y el promedio de inversión real directa es similar al de 2005 y 2006”, sostiene el legislador porteño.
“No pueden nombrar una sola obra de envergadura que hayan hecho ellos con la deuda que tomaron. El Maldonado, por ejemplo, es una deuda que tomé yo, durante mi gobierno y a pesar de la crisis: se paga a un 1 por ciento anual”, afirma Ibarra. “Tomaron dólares y derivaron los recursos genuinos para gastos corrientes. Gobernaron con déficit todos estos años, salvo 2010, y lo financiaron con deuda. Ahora, es una bola de nieve”, indica.
El déficit del gobierno porteño en 2008 fue de 651 millones. En 2009, de 895 millones; en 2011, de 862 millones; en 2012, de 1462 millones, y en 2013, de 1240 millones de pesos. El aumento del déficit no es correlativo con un aumento del porcentaje del presupuesto destinado a obras.
Un detalle de la composición de la deuda actual, elaborado por el equipo de Ibarra, muestra cómo se tomó y para qué:
- Bono Tango, serie 8: en 2009, toman otros 475 millones de dólares. De ese monto, 175 fueron parte del Fondo de Infraestructura Social (Foiso). Los otros 300 millones eran para la extensión de las líneas A, B y H. El dinero no se usó, dado que no tenían avanzadas las licitaciones para el subte, por lo que los fondos quedaron en el Banco Ciudad y se perdía dinero mes a mes por la diferencia entre los intereses de la deuda y lo que rendía ese dinero en el banco. Finalmente, la gestión PRO optó por redireccionar ese dinero: una parte fue derivada a AUSA para construir pasos a nivel y otra fue a obras en escuelas. Esta deuda debe pagarse en una única cuota el 6 de abril de 2015.
- Serie 9 y 10: otros 500 millones de dólares. de los que 300 millones fueron para renegociar vencimientos de la deuda y los otros 200 millones, para distintas obras (por ejemplo, 165 millones de pesos para tareas de bacheo). Vence en 2017, pero se inició un canje de deuda para postergarlo.
- Otro bono que se tomó para los metrobús (bono clase 1) fue de 100 millones de dólares. Los pagos concluían en abril de este año.
- Bono Camioneros: fueron 200 millones de pesos, como parte de un acuerdo entre Macri y Hugo Moyano: les pagaron una indemnización a los trabajadores de recolección de basura como si hubieran sido despedidos al final del contrato de las empresas con la Ciudad, pese a que mantuvieron sus puestos de trabajo.
- Deuda para obras en el subte: 100 millones de dólares para obras (clase 3), otros 300 millones (clase 7) y para vagones en la línea H (clase 4) otros 216 millones de dólares, que se colocaron en mayo de 2013. Tiene pagos semestrales hasta 2019.
- Deuda para construir una planta de residuos sólidos urbanos, entre otras obras, por 260 millones de dólares (clase 5 y 6).
Buena parte de los bonos colocados –900 millones de dólares– son dollar link: esto implica que se ajustan con el tipo de cambio, por lo que a mayor devaluación, más crece el costo que tiene para el gobierno porteño.
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