La historia del ingeniero Javier Ignacio Ibáñez podría resumirse en una máxima: la política recicla, el fútbol te hace perder la cabeza. Funcionario todoterreno del PRO y colaborador de Gabriela Michetti, también es vocal titular de la comisión directiva del club Atlanta. En este cargo tuvo su efímero momento de fama cuando, cinturón en mano, se trenzó en una pelea con barrabravas de Chacarita el 11 de marzo de 2012. En aquel momento, intentó explicarse: “No soy una persona violenta, fue en defensa personal”. Había quedado muy expuesto porque era el director ejecutivo de la Agencia Gubernamental de Control Porteña (AGC), que curiosamente supervisaba –y lo sigue haciendo– las condiciones de seguridad en los estadios de fútbol de la ciudad de Buenos Aires. Hoy es el jefe de Gabinete del Ministerio de Modernización y continúa como dirigente en la institución de Villa Crespo, pero en la campaña trabaja junto a Michetti. Más distendido que cuando lo filmaron in fraganti en la cancha de Chacarita, días atrás apareció sonriendo para las fotos en el lanzamiento de la senadora como precandidata a jefa de Gobierno.

La fuerza recicladora del PRO para mudar a sus funcionarios tras pasar por situaciones incómodas había hecho que se perdiera su rastro después de que saltó de la AGC a la administración del Teatro Colón en noviembre de 2012. El ingeniero, un ex cuadro de Techint, ya pasó por varios ministerios. Colaboró con Néstor Grindetti en Hacienda, fue jefe de Gabinete de Francisco Cabrera en Desarrollo Económico, estuvo en la AGC que dependía de Justicia y Seguridad, el dominio de Guillermo Montenegro, y ahora trabaja en Modernización con el ministro Andrés Ibarra.

Edgardo Castro, inspector, ingeniero e integrante de la junta de delegados de la Subsecretaría de Trabajo porteña, que depende del Ministerio de Desarrollo Económico, no tiene un buen recuerdo de él. “Cuando era jefe de Gabinete, le reclamábamos por las condiciones de seguridad en los distintos edificios donde hacíamos inspecciones. Una vez, tres días antes de que se derrumbara el gimnasio de Villa Urquiza, nos reunimos con él y lo pusimos sobre aviso. Pero no tuvimos respuesta. Pasó a la Agencia Gubernamental de Control y después de que se cayó el edificio de la calle Bartolomé Mitre, en pleno centro, hubo una audiencia en la Legislatura donde nos volvimos a cruzar. Hasta que terminó en el Teatro Colón. Me acuerdo muy bien de Ibáñez”, comentó.

Cuando estaba al frente de la AGC ocurrió el episodio en el estadio de Chacarita por el que pidió su renuncia la ex defensora adjunta del Pueblo Graciela Muñiz. “Es inaudito que la persona que está a cargo de la unidad que debe controlar la seguridad en los eventos deportivos que se desarrollan en la ciudad de Buenos Aires sea uno de los que haya participado de la pelea que todos pudimos ver por televisión”, comentó. En el video se veía cómo el funcionario, cinturón en mano, primero parecía defenderse de la invasión de la tribuna visitante donde se encontraba un grupo de dirigentes de Atlanta. Así esperó a dos barras de Chacarita que con palos se habían metido en la popular, hasta que los corrió tribuna abajo y se zambulló sobre uno de ellos que escapó por un hueco en el alambrado ante la pasividad policial. Había pasado al ataque súbitamente. Consultada una fuente del club, dijo que “no es ni fue barrabrava. Si ese día no se defendía así, lo hacían mierda”.

Las imágenes se difundieron en todos los noticieros. Ibáñez después dejó algunas frases a manera de descargo: “Hubo complicidad entre el jefe del operativo y el club, no hubo un policía. Para mí fue una emboscada”. “El escenario no me lo imaginaba. Una invitación de dirigentes a dirigentes, no había dos hinchadas, no me imaginaba que iba a terminar en hechos de violencia”. “Fui a hablar con Mauricio Macri para darle las explicaciones y decirle que no me gustaba involucrarlo a él en esta situación. Macri sabe lo que estoy haciendo en la Agencia, él pondera mi trabajo.”

Cuando sucedieron los incidentes en la cancha de Chacarita, el ex director ejecutivo de la AGC era vocal titular de Atlanta. El año pasado volvió a revalidar su cargo en elecciones internas, donde se impuso una lista que integra junto a kirchneristas, comunistas y dirigentes sin filiación política declarada. Su padre, el abogado Lucio Félix Ibáñez, había integrado la comisión de apoyo que se formó en el club después de la quiebra de 1991 en la que sobresalía Miguel Angel Broda, el economista liberal que predicó durante años a favor del menemismo.

Cuando el funcionario se justificó por el episodio tribunero, alcanzó a decir: “Soy un ingeniero que trabajo en Techint, no soy una persona violenta”. Como si una condición fuera inseparable de la otra. Página/12 consultó a la vocera de Michetti sobre el rol que cumple Ibáñez en la campaña donde compite con Horacio Rodríguez Larreta: “Sólo colabora como un dirigente más, él no participa en las reuniones. Tampoco es coordinador territorial como se publicó”.

Además de jefe de Gabinete del ministro Ibarra –otro hombre de empresa que pasó por Boca como gerente general cuando lo presidía Macri– el ingeniero es emprendedor inmobiliario. Figura como socio gerente del Grupo CIRS SRL desde septiembre de 2006. Y también es uno más en la extensa lista de personajes con la que el PRO colonizó espacios de poder en una actividad con tanta exposición como el fútbol. Lo prueban los casos de Boca, River y también Independiente, donde gobierna una alianza de Hugo Moyano con el peronista PRO Cristian Ritondo.

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