Mauricio Macri prefirió recurrir finalmente a una fórmula que ya le dio buenos resultados. El jefe de Gobierno porteño reveló el misterio y anunció que Gabriela Michetti será su precandidata a vicepresidenta. Se trata de una alquimia que el líder del PRO ya había probado hace ocho años, cuando ganó por primera vez una elección. En el pasado parecen haber quedado los conflictos con Michetti por su decisión de disputarle a Horacio Rodríguez Larreta la candidatura a jefe de Gobierno porteño y su anterior rechazo a pegar el salto a la provincia de Buenos Aires. “Ella es un testimonio de los valores que nosotros queremos para la política. Venimos trabajando juntos hace más de diez años y puedo dar fe de todo lo que tiene para aportarle al país”, escribió Macri a través de su cuenta de Facebook. “Hay mucho para aprender de las derrotas, seguiré aprendiendo y me siento más fortalecida, estoy feliz de hacer esto”, aseguró ayer la senadora. El binomio del PRO competirá con los otros dos de Cambiemos, integrados por Ernesto Sanz-Lucas Llach (UCR) y Elisa Carrió-Toty Flores (Coalición Cívica).

La definición la tomó Macri luego de reunirse el jueves para analizar la situación con su círculo íntimo. Ayer por la mañana se encontró con Michetti en su casa y le comunicó la decisión. Ella aceptó inmediatamente y luego se trasladaron a la sede de la Jefatura de Gobierno en Parque Patricios. Hicieron las primeras fotos de campaña y compartieron el primer acto juntos: la inauguración de una salida de la autopista Illia. Macri afirmó tener “la enorme ilusión y esperanza de llevar este cambio que se hizo en la Ciudad a todo el país, para que haya mejores relaciones, trabajar en equipo, hacer más y rendir cuentas”. Michetti, por su lado, señaló que se siente “honradísima” por la nominación y consideró que llegar a la fórmula nacional después de las PASO (porteñas) “es maravilloso”. Consideró que está “más fortalecida y más crecida”. “La gente dijo cosas de las que creo haber aprendido”, remató.

Las especulaciones en torno al compañero de Macri para las presidenciales llevaban meses. Se consideró la posibilidad de ofrecerle el lugar a Sanz, aunque el radical insistió en sostener su propia postulación. También se había analizado darle ese puesto a un peronista, Carlos Reutemann, quien finalmente será candidato a senador por Santa Fe. Con la posibilidad de un extrapartidario ya descartada, las opciones se limitaron a una “fórmula amarilla”, tal como planteaba el consultor ecuatoriano Jaime Duran Barba.

En ese contexto, fuentes del PRO aseguraron que el secretario general del Gobierno porteño, Marcos Peña, encabezaba las preferencias de Macri. Sin embargo, el funcionario fue relegado por su bajo nivel de conocimiento público.

En el camino quedaron también otros nombres como el del ministro de Educación porteño, Esteban Bullrich, o el presidente del Banco Ciudad, Rogelio Frigerio, que no sumaban votos por fuera de la figura de Macri.

Los cambios en el escenario del Frente para la Victoria, que unificó la fórmula en Daniel Scioli y Carlos Zannini, influyeron en la decisión. Para algunos miembros de la mesa chica del PRO la necesidad de mostrar más “apertura” y tratar de potenciar la figura del ex presidente de Boca. Después de Macri, Michetti es la dirigente del macrismo con mejor imagen positiva a nivel nacional y mantiene buena sintonía con un electorado afín al radicalismo, además de una buena relación personal tanto con Sanz como con Carrió.

Esas razones pesaron más que el conflicto desatado tras la interna porteña. Michetti había desafiado la voluntad de su jefe, quien terminó inclinando la cancha con un pronunciamiento explícito a favor del jefe de Gabinete de la Ciudad. Después de la derrota, la senadora había descartado públicamente la posibilidad de acompañar a Macri en la boleta. Finalmente, la dirigente volvió a ocupar un lugar destacado en la estructura macrista.