EL PAíS
El peronismo bonaerense discute qué hacer con el ministro Alvarez
Apenas trascendió la bronca de Kirchner contra Alvarez, Solá se reunió con Duhalde. No hay decisión tomada pero, si el Presidente sigue duro, podría haber una salida elegante.
Por Diego Schurman y Martín Piqué
El deseo de Néstor Kirch-ner de ver a Juan José Alvarez lejos del Ministerio de Seguridad produjo ayer un sacudón en el justicialismo bonaerense. Y obligó a un encuentro de urgencia, que intentó mantenerse en secreto, entre Eduardo Duhalde y Felipe Solá. Fuentes de la provincia dijeron que ambos habrían evaluado la alternativa de una “salida elegante” del cuestionado funcionario el próximo 10 de diciembre, cuando el gobernador asuma formalmente su nuevo mandato. El tema aún no está cerrado.
Un ministro del gobierno provincial, que pidió reserva de su nombre, aseguró que el futuro de Alvarez pende de varios ítems. Pero de uno en especial: la actitud de Néstor Kirchner. “Vamos a ver hasta dónde va a seguir el embate de la Rosada”, señaló a Página/12 sobre las presiones que ejerció el staff oficial. Traducción: si el enojo presidencial no cesa es probable que los tiempos de Alvarez en el cargo se acorten.
Alberto Fernández, uno de los mayores críticos del accionar bonaerense frente a la ola delictiva, fue llamativamente frío cuando le consultaron si el ministro bonaerense debía dar un paso al costado el próximo 10 de diciembre.
–Bueno, no lo sé, eso tendrá que verlo el gobernador Solá –dijo, cauto.
Pero en esa misma entrevista radial no dejó pasar una ¿broma? sobre el conflictivo tema cuando el entrevistador, en vez de llamarlo Fernández, se confundió y le dijo Alvarez.
–No vaya a ser que me quieran echar el 10 de diciembre –se rió.
Fernández duda que el ministro avance a fondo con la depuración de la Policía Bonaerense. En ese sentido, coincide con las palabras de Kirchner, quien consideró la asunción de Alvarez en el cargo como un “verdadero retroceso”.
Las críticas al ministro no parecieron circunscribirse al Gobierno. La carta que ayer difundió el padre de Pablo Belluscio tampoco lo dejó bien parado. “En lugar de festejar pidan disculpas a nuestra familia”, dice uno de los tramos de la epístola que alude a Alvarez y también al jefe de investigaciones complejas Angel Casafús (ver páginas 2 y 3).
Aun así, el ministro de Seguridad bonaerense se consideró firme en su puesto. “Me siento absolutamente respaldado por todos, por el Presidente, por el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Felipe Solá, por la buena policía que quiere trabajar y sobre todo por la gente, después de la liberación de Pablo”, dijo en el marco de la segunda jornada del 39º Coloquio Anual de IDEA, en Mar del Plata.
Por la noche, Solá desmintió haber recibido un pedido de renuncia de Alvarez por parte del gobierno nacional. “No hay ninguna declaración oficial, ningún ministro, ni siquiera algún funcionario que haya hecho esa declaración. Todo es espuma que se armó alrededor de esos rumores”, señaló el mandatario.
Una versión señaló la existencia de un llamado del propio Duhalde a Kirchner para bajar los decibeles de la disputa. Sin duda, haber ido al choque con Alvarez no hace más que tensar la relación de los aliados estratégicos del peronismo. Anoche los voceros duhaldistas y los kirchneristas negaron la existencia de esa comunicación.
En las segundas líneas, no obstante, la pelea parece infinita. Los intendentes bonaerenses siguen cargando contra Gustavo Beliz. El ministro de Justicia nacional fue el que vinculó públicamente al aparato provincial con la policía corrupta. Pero la complejidad de la interna hace que la bronca de los mandatarios comunales con Beliz sea casi del mismo tenor que la que tienen con Solá.
Ayer el gobernador plantó a un grupo de intendentes que se reunieron en el hotel Sheraton-Libertador. Aunque la excusa fue una reunión con otrointendente, Hugo Curto, de Tres de Febrero. Durante dos días, los jefes comunales habían cuestionado al gobernador por sus muestras de autoridad.
Solá está cansado de que el duhaldismo le marque la cancha. Y por eso en los últimos días se refirió a los intendentes como sus subordinados. “No me molesta que me digan gerente. Ahora, si yo soy gerente, ellos van a tener que ser empleados.”
Esta interna provincial fue otro de los tópicos que Duhalde abordó con Solá. El ex presidente no quiere darle demasiada autonomía al gobernador. Pero tampoco quiere quitarle todo el oxígeno. Por eso, según fuentes del gobierno bonaerense, habrían llegado a un acuerdo para repartir poder en la Legislatura provincial.
Sería de la siguiente manera: la presidencia de la Cámara de Diputados quedará en manos del actual jefe de Gabinete provincial, Florencio Randazzo. Y la titularidad de la Cámara de Senadores recaerá en Antonio Arcuri, ex secretario Legal y Técnica durante el gobierno de Duhalde.