EL PAíS
Un camino hacia el Vaticano que permita puentear al “obispo” Caselli
Esta semana viaja el secretario Oliveri a Roma para empezar a negociar una entrevista de Kirchner con el Papa. Es un intento de tener una relación que no incluya al amigo de Ruckauf.
Si de símbolos se trata, reunirse con el Papa en el Vaticano siempre fue una aspiración –y señal de influencia– para cualquier presidente latinoamericano. Vaya si lo supo Carlos Menem, que en los noventa se jactaba de tener trato preferencial con los secretarios y cardenales que rodeaban al papa Juan Pablo II. En el Gobierno lo saben, pero no quieren acudir a operadores eclesiásticos ligados al menemismo, como Esteban “Cacho” Caselli, para facilitar su llegada al Vaticano. De hecho, la semana pasada, la Presidencia propuso al dirigente de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), Carlos Custer, para ser embajador en la Santa Sede, en lo que fue interpretado como un desplante brutal para Caselli. Como corolario, el secretario de Culto, Guillermo Oliveri, viajará esta semana a la sede papal para programar el encuentro del presidente Néstor Kirchner con el papa Karol Wojtila.
Secretario de Estado dependiente de la Cancillería, Oliveri viajará al Vaticano para entrevistarse con el sustituto para los Asuntos Generales de la Santa Sede, el arzobispo argentino Leonardo Sandri. Con él, Oliveri tratará de concertar un encuentro protocolar de Kirchner con Juan Pablo II. Aunque por la edad avanzada del Papa la reunión estará condicionado a la “evolución del frágil estado de salud del Pontífice”, como admitieron fuentes oficiales.
En su visita al Vaticano, Oliveri se reunirá también con el secretario para la Relación con los Estados, cardenal Jean-Louis Taurán; el uruguayo Guzmán Carriquirry –reconocido como la máxima autoridad laica de la Santa Sede–, y el arzobispo argentino Marcelo Sánchez Sorondo, de las Pontificias Academias para las Ciencias y las Ciencias Sociales. En su audiencia con el cardenal Taurán, Oliveri propondrá un encuentro del canciller Rafael Bielsa con el Papa para febrero próximo. Si en el Vaticano lo aceptan, funcionaría como encuentro preparatorio para la reunión de Kirchner con el Sumo Pontífice, que se concretaría unos meses después. Pero en el Gobierno admiten que por ahora son sólo planes.
“La reunión con el Papa no tiene fecha”, reconoció ayer a Página/12 una fuente de la Cancillería. De cualquier forma, en los despachos oficiales esperan que Oliveri pueda regresar del Vaticano con la confirmación de que el Papa recibirá a Kirchner a mediados del año próximo. Para el secretario de Culto será todo un desafío prescindir de la influencia de Caselli, quien logró convertirse en un hombre de consulta permanente de la Santa Sede gracias a su relación con el secretario de Estado Angelo Sodano, mano derecha del Papa y virtual primer ministro. Caselli tuvo el mismo cargo que ahora detenta Oliveri –secretario de Culto– durante el gobierno de Eduardo Duhalde, cuando Carlos Ruckauf era canciller.
Se sabe que Kirchner no tiene una alta estima por Ruckauf: le achaca haber operado en su contra para elevar a Roberto Lavagna como el candidato a presidente bendecido por Duhalde. Esa irritación no podía menos que incluir a Caselli, un histórico operador que Ruckauf llevó a La Plata como secretario general de la gobernación bonaerense. Desde entonces, Caselli, a quien también llaman “el Obispo”, es entre otras cosas sinónimo de Ruckauf. Esos antecedentes parecen haber cortado por anticipado cualquier puente con el gobierno de Kirchner. Varias pruebas de eso se pudieron comprobar esta semana.
La primera muestra fue la sorpresiva designación de Custer: Caselli proponía para el cargo al director de ceremonial de la Cancillería, Jorge Stok Capella. El otro fue el eco que produjo la decisión del arzobispo de La Plata, Héctor Aguer, de salir como fiador por un millón de pesos del banquero Francisco Trusso, lo que permitiría al hombre de negocios salir en libertad por el recurso de la excarcelación. Trusso está acusado por la quiebra fraudulenta del Banco Comercial de La Plata, que dejó sin ahorros a treinta mil depositantes. Son estos antecedentes y estos contactos los que han hecho que el Gobierno decidiera prescindir de Caselli en su búsqueda del tan mentado encuentro de Kirchner con el Papa.