EL PAíS › EL CRIMINAL DE GUERRA SE DEDICA A DEMANDAR A LOS MEDIOS
Hacer juicios, deporte de Priebke
Con prisión domiciliaria perpetua en Roma, ya presentó 16 causas contra revistas y diarios, y ganó varias. Pero acaba de perder, y duramente, una contra el investigador argentino Uki Goñi.
Por Sergio Kiernan
Condenado a cadena perpetua, encerrado en el domicilio de su abogado –única dirección que pudo conseguir en Italia para disfrutar del beneficio legal de sus 91 años–, el criminal de guerra Erich Priebke encontró un hobby: hacerles juicio a los que escriben sobre él. El ex oficial de la SS que tanto se destacó en la ocupación nazi de Italia, que tantos años vivió tranquilo en la Argentina y que fue deportado y condenado duramente por su parte en la masacre de las Fosas Ardeatinas, ya ganó algunos casos y logró que periódicos como Famiglia Cristiana, editado por la Iglesia Católica, tuvieran que publicar retractaciones. Pero el nazi parece que quiso abarcar más de lo que podía, y acaba de perder rotundamente una demanda contra el investigador argentino Uki Goñi, autor de La auténtica Odessa. No sólo no habrá retractación, sino que Priebke tendrá que pagar hasta las costas del juicio.
Priebke fue condenado en Roma en 1998 por su parte en la masacre de prisioneros políticos italianos y de 73 judíos hacia el final de la guerra. El alemán ya llevaba largo tiempo en la capital italiana, hablaba el idioma y tenía buenos contactos, que usaba en su “trabajo” en la sede local de la Gestapo. La masacre se produjo en represalia de un ataque de los partisanos antifascistas contra un convoy de la Wehrmacht. Los ocupantes vaciaron las cárceles, rellenaron el grupo de condenados con judíos –la consigna era matar 10 italianos por cada baja propia– y llevaron a todos a las cavernas en las afueras de la ciudad.
Terminada la guerra, Priebke es uno de los miles de nazis, ustashas, fascistas, rexistas, partidarios de Vichy y demás militantes o traidores a sus países que llegan a la Argentina. Aquí, se instala en Bariloche, se transforma en “Don Erico” y pasa a ser un pilar de la comunidad, muy activo en ambientes educativos. Esto, hasta que en 1995 lo descubre la televisión norteamericana y es extraditado a Italia.
Como el condenado es un anciano, purga su pena “a domicilio”, en casa de su abogado Lorenzo Borrè. Criminal y defensor se dedicaron en estos últimos años a hacerle juicio a cuanta publicación mencionara a Priebke negativamente, abrieron ya 16 causas y lo hicieron en general con éxito. El alemán une lo útil a lo agradable, ya que las audiencias de estas demandas son su única excusa legal para salir de su lugar de arresto. Priebke no se pierde una, siempre es escoltado por un par de carabinieri, y disfruta de ver la calle, tomar un auto, hablar con abogados y escuchar atentamente los pasos de los procesos, de los que toma abundantes notas.
El año pasado se editó la versión italiana del libro de Goñi, originalmente escrito en inglés para la editorial británica Granta y ya ha sido traducido a varios idiomas. Priebke tiene una aparición incidental en La auténtica Odessa –Operazione Odessa, en la edición italiana– que trata centralmente sobre cómo Juan Domingo Perón armó una red de agentes en seis países europeos y trajo al país miles de nazis de toda nacionalidad y pelaje, incluidos cientos de criminales de guerra. Buena parte del libro es un quién es quién de estos asesinos, administradores de campos de concentración y represores instalados en la Argentina, Priebke incluido.
El alemán leyó el libro y el 22 de enero presentó una acción “de trato urgente” ante la sección 1 de la Justicia civil de Milán, donde tiene domicilio legal la editorial Garzanti Livri. En su escrito, el abogado Borrè le solicitaba al juez Cesare Sapia que retire Operazione Odessa de circulación, que en ediciones futuras se censuren y cambien párrafos, y que se cobren daños morales en proporción a las ventas de la edición de 5000 ejemplares, ya casi agotada. Los fundamentos del pedido eran que Priebke afirma no haber tenido nada que ver con la selección y captura de las víctimas judías de la masacre de las Fosas, que no torturaba en la sede romana de la Gestapo, y que cuando entró a la Argentina no huía de la Justicia, como afirma Goñi en su libro. La audiencia tuvo lugar a fines de febrero, y los testigos presenciales cuentan que Borrè hizo su alegato exudando la confianza de alguien que ya había ganado varios casos similares con facilidad. Pero ese día todo le salió mal. Es que el equipo legal de Garzanti había recibido mucha documentación desde Buenos Aires, producto de la larga y detallada investigación de Goñi. Así, la defensa mostró que la Justicia italiana, al condenar a Priebke a cadena perpetua, había dado por probado que en la SS participaba en sesiones de tortura y que su “herramienta” favorita eran unos nudillos de acero con los que no se cansaba de golpear a sus prisioneros. Luego, el juez Sapia vio una serie de documentos que mostraban que Priebke llegó a la Argentina con pasaporte de la Cruz Roja y papeles de identidad vaticanos a nombre de Otto Pape. Si Priebke no escapaba, ¿por qué asumir una identidad falsa?
Curiosamente, el golpe final fue el fallo de la Corte Suprema argentina que autorizó la extradición de “Don Erico”. En su momento, un tribunal de primera instancia negó la expulsión, considerando que los asesinatos cometidos por Priebke habían prescripto. Pero en apelación, la Corte consideró que la muerte de los 73 judíos era un caso de genocidio que no caduca jamás, por lo que procedía la extradición. Los tribunales romanos recibieron el mismo argumento, y lo contestaron igual.
El 9 de marzo, Sapia dio su fallo. El capítulo Priebke del libro de Goñi le resultó “crítico, pero fundado en la condena” por la masacre, por lo que “la valuación negativa está fundada” y “de por sí solo justifica las conclusiones del escrito, con particular referencia a su fuga a la Argentina para escapar de la Justicia, lo cual representa el motivo de fondo del volumen”. Los cargos quedaron desechados y el acusador debía cargar con costas judiciales de 4482 euros, unos seis mil dólares. Para peor, Priebke se había perdido de hacerse el viajecito a Milán para la audiencia –tren, taxi, calles nuevas, abogados con quien conversar– porque no había carabinieri disponibles para escoltarlo.
Es muy probable que el anciano nazi apele el fallo, ya que la única otra tarea que ocupa su mucho tiempo libre es organizar la presión para que un “fallo de misericordia” lo libere de prisión por su edad. A principios de mes, el gobierno italiano prohibió una proyectada marcha de apoyo a Priebke y hace días el presidente de Italia dijo que sólo las familias de sus víctimas pueden mostrar esa misericordia y perdonarlo, aunque él personalmente creía que eso no ocurriría.