EL PAíS › UNA FUERTE INTERNA ENTRE FESTILINDOS Y NOGAROS
El macrismo porteño subido al ring
La división de los legisladores porteños de Macri empeoró desde que Ricardo Busacca tomó la vicepresidencia. Es el que se opone a todo acto de homenaje por los desaparecidos.
Por Santiago Rodríguez
La división entre los legisladores porteños que responden a Mauricio Macri es cada vez más notoria y el motivo de la discordia es ahora el nombramiento de Ricardo Busacca como vicepresidente primero del bloque del macrismo. El grupo de macristas debutantes en la Legislatura no termina de digerir que el sector de los que ya vienen con varios años de política sobre sus espaldas y se acercaron a las filas del empresario en las últimas elecciones haya puesto a Busacca en ese cargo. Es que el elegido tiene lo suyo: hace tan sólo unos días presentó un proyecto para que sea declarado de “interés geopolítico” de la ciudad el periódico Tiempo Militar, que en el editorial de su último número advirtió que la creación del Museo de la Memoria en la ESMA “resulta a todas luces inoportuna e inadecuada”. Desde esa publicación también se dijo hace dos años que “la dictadura es el único recurso para evitar el suicidio de la sociedad y la desintegración de la Nación”.
El bloque macrista está dividido desde hace tiempo en dos grupos: el Nogaró y el Festilindo. Los nombres son los que se pusieron recíprocamente y tienen su buena cuota de ironía.
Con doce legisladores, el Nogaró es el mayoritario y reúne a varios de los que vienen de la anterior Legislatura, como así también a dirigentes que ya han recorrido un largo camino en la política. Allí están, entre otros, Santiago de Estrada, Jorge Enríquez, Jorge Mercado, Diego Santilli, Eduardo Lorenzo Borocotó y el mismo Busacca. Los Festilindo son nueve, entre los que se cuentan Gabriela Michetti, Helio Rebot, María Florencia Polimeni y Marcos Peña. Según los definen los otros, “todos recién llegados, que no entienden demasiado de política y con demasiada libertad de conciencia”. No por nada, el mote que les pusieron. “Que digan lo que digan; ellos son la vieja política”, responden los Festilindo, con un dejo de orgullo por el nombre que les cayó en gracia. En el medio de esos dos grupos van y vienen dos legisladores a los que de uno y otro lado definen como independientes: María Soledad Acuña y Mario Morando.
Los Nogaró y los Festilindo se enfrentaron por todos los temas desde que empezó a funcionar la nueva Legislatura. La primera pelea fue por la vicepresidencia primera del cuerpo; finalmente quedó en manos de De Estrada y Michetti asumió la conducción del bloque. También la discusión del Código de Convivencia los encontró en veredas opuestas: mano dura los Nogaró, una posición más garantista los Festilindo. Después vino el debate por la forma de definir qué legislador se iba en el 2005 y quién seguía hasta el 2007 y otra vez lo mismo: unos querían resolverlo mediante una negociación interna en el bloque y los otros impulsaron el sorteo.
Producto de ese último enfrentamiento es el que mantienen ahora por la designación de Busacca. Los que impulsaban el sorteo ganaron la anterior pulseada a partir de una alianza que tejieron con legisladores de otros bloques y disgustado con esa actitud Mercado decidió entonces renunciar a la vicepresidencia primera de la bancada macrista.
Frente a la mayoría numérica de los Nogaró, los Festilindo nada pudieron hacer para frenar el nombramiento de Busacca, pero no se resignan y advierten que el nuevo vicepresidente primero del bloque nada tiene que ver con la renovación que Macri prometía en los días de campaña. Busacca no es un recién llegado a la política. “Desde mi juventud fui miembro del Partido Demócrata Cristiano (...) Actualmente soy presidente del Partido Popular Cristiano de la Ciudad de Buenos Aires”, dice en su página Web el mismo legislador, cuyo acercamiento a Macri le permitió renovar la banca que obtuvo en el 2000.
Su preocupación por declarar de “interés geopolítico” a Tiempo Militar le viene en verdad de su anterior mandato. Ya hace dos años presentó un proyecto con ese objetivo y como no tuvo éxito ahora ha vuelto a la carga. “Sus artículos son material indispensable para todos aquellos que quieran estar informados de las actividades militares y de la seguridad nacional”,argumenta Busacca en los fundamentos de la iniciativa y agrega que la publicación “es una expresión de la máxima vocación por la defensa de la Nación y un profundo respeto por las instituciones democráticas y la Constitución Nacional”.
Esta última afirmación sólo puede explicarse de dos maneras: o Busacca jamás leyó Tiempo Militar o tiene una interpretación bastante particular de lo que significa respetar las instituciones democráticas y la Constitución. En el número 136 de ese periódico, publicado el 7 de febrero de 2002, el coronel retirado José Bilbao Richter escribió un artículo en el que sostenía: “Implementar la dictadura como sistema político se impone con carácter de obligatoriedad para asumir con decisión patriótica, junto a la mayoría del pueblo y el respaldo firme de las Fuerzas Armadas, la restauración de la Justicia, la libertad y el bien común.”
Aquella nota no fue un desliz. El editorial del número 161 de Tiempo Militar, publicado el pasado 4 de marzo, critica la apertura del Museo de la Memoria en la ESMA, a la que califica como un “acto con ribetes ideológicos y reivindicatorios”. “Para que cumpla la real función de museo –añade a modo de recomendación– se debería reconstruir la historia a partir de un punto medio, que coloque a los contendientes en la real magnitud de lo sucedido y no de un solo lado. Se debería mostrar las violaciones de los contendientes.”
Justo es reconocer la coherencia ideológica de Busacca, quien en su currículum en Internet consigna que “dicté clases entre 1998 y 2000 en el Colegio Militar de la Nación en la materia Derecho III”. El ahora vicepresidente primero del bloque macrista se opuso el último jueves en la Legislatura al proyecto de colocar en la ESMA una placa recordatoria de Azucena Villaflor de Devicenti, fundadora de las Madres de Plaza de Mayo, y también a la declaración de interés de la Carrera de Miguel, en homenaje al atleta desaparecido Miguel Sánchez.
Busacca además fue uno de los más acérrimos opositores al proyecto de la también macrista Polimeni para respaldar la nominación de Carmen Argibay para la Corte Suprema. Frente a esa iniciativa, el legislador –quien se opuso a la Ley de embarazos incompatibles con la vida y al Programa de procreación responsable– advirtió que “el aborto es, nada más y nada menos, que la muerte de inocentes” y que “de ninguna manera apoyaría a alguien que lo defienda”.