EL PAíS
› LOS DIPUTADOS APROBARON LEYES QUE ENDURECEN PENAS
Al compás de Rucucu y Casanovas
La Cámara baja sancionó dos normas que aumentan las penas para delitos cometidos con armas de fuego y para su tenencia y portación ilegal, con el voto del PJ –cuya voz cantante la llevaron el ex gobernador y su ex ministro– y la UCR. El centroizquierda y la izquierda se retiraron del recinto.
› Por Felipe Yapur
Los diputados del justicialismo disciplinados detrás de Carlos Ruckauf y Jorge Casanovas, representantes de la mano dura y responsables centrales del descalabro de la seguridad bonaerense, impusieron su número –con la ayuda de la UCR– para frenar el intenso y acalorado debate que se estaba produciendo y pasar a votar sin más. De todas formas, con mayoría casi absoluta se aprobaron las leyes que incrementan penas para los delitos cometidos con armas de fuego, así como también para su tenencia y portación ilegal. La complicada sesión fue seguida de manera casi permanente por Juan Blumberg, quien mostraba su fastidio si las exposiciones no respaldaban su petitorio.
El tono de los discursos de los representantes de la mano dura del oficialismo –el resto acompañó con su silencio– y buena parte de los bloques de los partidos provinciales estuvieron marcados por el oportunismo y la necesidad de dar una respuesta a la masiva movilización de la semana pasada. Así, evitaron avanzar sobre el menú de leyes dejando de lado la connivencia entre el sector político que apaña y se nutre financieramente de la corrupción policial.
Sin duda, fue un día agitado para Blumberg. Siguió, acompañado por colaboradores, los discursos de una y otra Cámara legislativa (ver aparte). Los radicales, que presiden la Comisión de Legislación Penal, tuvieron que explicar las iniciativas. El misionero Hernán Damiani indicó que si bien la impunidad sigue siendo la madre del delito, es preciso conocer cuál es el plan de seguridad del Gobierno. Esto fue el pie necesario para que su jefe de bloque, Horacio Pernasetti, pidiera la presencia del ministro Gustavo Beliz en el recinto.
Los resucitados líderes de la mano dura, Ruckauf y Casanovas, no se preocuparon en contestar y justificaron el endurecimiento de las penas por portación ilegal de armas de fuego. El ex canciller prefirió el circo. Manteniendo en su mano izquierda una cápsula servida de una bala de guerra dijo que ésta “es la que conduce a la cárcel”. En su diestra mostró un calibre de uso civil: “Este es el pasaporte a la libertad”, indicó. La arista Laura Musa lo interrumpió con un grito señalando la mano siniestra de Ruckauf: “Esas son las balas de la Bonaerense”. El legislador no respondió y prefirió arengar a sus colegas a dejar de hablar: “Es necesario actuar”, indicó y se llamó a silencio.
Luego fue el turno de Casanovas. El legislador, quien se autodefinió como “un hombre bueno” –aunque como recordó la legisladora de Izquierda Unida Patricia Walsh, durante la dictadura fungió como fiscal desde donde exigió la pena de muerte–, señaló que “la gente está cansada de palabras. Cuando la realidad impone las leyes, no hay retórica que valga. Es por eso que se hace necesario distinguir entre el hombre de bien que porta un arma para ir a buscar a su hija a la salida de un baile nocturno, de aquel que calza un arma en su cintura para salir a cometer delitos”, dijo mirando a Blumberg que asentía con su cabeza.
Ni Ruckauf ni Casanovas recordaron el fracaso de sus políticas de seguridad cuando administraron Buenos Aires. No fue necesario, lo hicieron los legisladores del centroizquierda. Uno de los pocos que lo pudo expresar fue el jefe del bloque del ARI, Eduardo Macaluse. Señaló que acá no se estaba cuestionando la legitimidad del reclamo de Blumberg, sino que se estaba eludiendo tomar decisiones de fondo. Macaluse rechazó de plano el argumento que sostiene que aumentar penas y no permitir la libertad condicional frenará el delito: “¡Es mentira! Van a delinquir porque hay directores de servicios penales y comisarios que mandan a los detenidos a delinquir. Y los que se oponen terminan suicidados una semana después”. Dijo además que “los adalides de estas leyes son los que fracasaron en Buenos Aires y dejaron tierra arrasada. Ante esto a los pobres sólo les queda tres alternativas: se resignan y se mueren de hambre, salen a delinquir para que luego se pidan penas más severas y más represión a los que se organizan y cortan calles por su dignidad”.
Con argumentos similares se explayaron la socialista María Elena Barbagelata –dijo que “se guarda un pudoroso silencio sobre el narcotráfico, el tráfico de armas y de personas”– y la frepasista Nilda Garré. Luego fue el turno de Luis Zamora. El legislador dijo que “este pobre hombre (Blumberg) está siendo usado en su dolor” y responsabilizó a Ruckauf y Casanovas que “fracasaron, no saben nada y nos vienen a dar lecciones de seguridad”. En ese momento el bloque del PJ se sintió ofendido. Entonces, Blumberg pidió la palabra; Eduardo Camaño le mandó a decir que era una situación no prevista por el reglamento. El jefe del bloque del PJ, José María Díaz Bancalari, pidió entonces una moción de orden para suspender los discursos y pasar a votar. La UCR apoyó y a pesar de la queja de los bloques de centroizquierda el debate finalizó.
Mientras en el Salón de los Pasos Perdidos, contiguo al recinto de sesiones, los legisladores que se quedaron sin hablar se quejaban y denunciaban su silenciamiento, Camaño mandó a votar. Se sancionó la ley que incrementa las penas de los delitos cometidos con armas de fuego y se modificó la que pena la tenencia y portación ilegal –se subieron penas para impedir la excarcelación– y se devolvió al Senado.
El kirchnerista Miguel Bonasso, del bloque Convergencia, aseguró que la maniobra buscó impedir el debate sobre “lo que hace la corrupción asesina de la Bonaerense, responsable del asesinato de José Luis Cabezas. Lo que aquí pasó me hace pensar que la sombra del comisario Mario ‘Chorizo’ Rodríguez ronda por las bancas”. El legislador de la CTA Claudio Lozano no se quedó atrás: “El PJ, con el apoyo de la UCR, pretende transformar ese movimiento de masas en el trampolín para resucitar a los paladines de la inseguridad como Ruckauf y Casanovas”.
A la madrugada, también quedó aprobado otro proyecto de Ruckauf, que modifica el Código de Procedimiento Penal para limitar la libertad condicional de los reos.
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