EL PAíS › EL EX PRESIDENTE BUSCA BAJAR LA DISCUSION
Duhalde volvió a ser Gandhi
Por Fernando Cibeira
“A la gente hay que salir a hablarle de las cosas positivas, si seguimos peleándonos entre nosotros van a terminar odiando a todos los políticos”, le dijo el ex presidente Eduardo Duhalde a uno de sus hombres en el Congreso, antes de subirse al avión que lo llevó ayer a un encuentro del Mercosur en Asunción. De esta forma, Duhalde buscó bajarle el volumen a su pelea con el presidente Néstor Kirchner, que arrancó con una declaración del ex que siguió con un retruque del actual y siguió así, generando una situación de tensión en la alianza política que hoy maneja al justicialismo. El duhaldismo conduce los bloques del Parlamento y podría provocarle más de un dolor de cabeza a la marcha del Gobierno pero, de acuerdo con las conversaciones de las últimas horas, por ahora no sería la intención. “Tenemos que mostrar soluciones, no obstáculos”, razonaba un diputado que milita en el duhaldismo, tal vez influenciado por la silbatina que recibieron los legisladores en la marcha de Blumberg.
Que buena parte de los legisladores del oficialismo tiene recelos por el trato que reciben de parte de la Casa Rosada no es novedad. Senadores y diputados se quejan porque hacen lo que les pide Kirchner y en compensación no reciben ni siquiera una palmadita en el hombro, básicamente porque el Presidente nunca los invita ni a tomar un café a su despacho ni a comer un asado a la quinta de Olivos.
A esa frialdad que viene de tiempo atrás, se sumaron en estos días las repercusiones de los cruces entre Kirchner y Duhalde. Luego de una declaración del ex presidente acerca de que el país no sería confiable hasta que no saliera del default, Kirchner contragolpeó con críticas sobre la salida de la convertibilidad. La discusión bajó luego a las segundas líneas, que tienen asuntos pendientes desde el congreso de Parque Norte.
Uno de los interrogantes era saber si el malestar provocado por esos cruces generaría conflictos en la marcha del Gobierno, sobre todo por la posibilidad del duhaldismo de poner trabas en el Congreso. “Sería miserable”, respondió a esa hipótesis el jefe de Gabinete, Alberto Fernández. Duhalde respondió llamados durante el fin de semana y la señal que bajó fue para tranquilizar los ánimos. Duhalde, según contó a Página/12 uno de los diputados que conversó con él, se preocupó porque en momentos en que los números de la economía marchan tan bien, los titulares de los diarios lo terminaron acaparando sus cortocircuitos con el Presidente. “Se ventilan cuestiones que a la gente le molestan mucho”, explicó Duhalde, un minucioso seguidor de los estados de ánimo sociales a través de las encuestas de opinión.
“No existe ninguna posibilidad de ruptura entre Kirchner y Duhalde”, respondió ayer el jefe del bloque de diputados del PJ, José María Díaz Bancalari. El titular de la bancada oficialista fue uno de los que se comunicó con Duhalde y recibió un mensaje pacificador. Aseguró que una de las preocupaciones del ex presidente es que la difusión de sus diferencias con Kirchner pueda poner alguna traba a la recuperación económica.
Por ahora, no hay proyectos oficiales en riesgo. Los que debe tratar Diputados están relacionados con la seguridad y ahí, más que del Gobierno, la presión es social. Por otra parte, un diputado duhaldista reconocía que en estos momentos poner piedras a la marcha de una gestión que todavía conserva porcentajes de apoyo ampliamente mayoritarios sería suicida para cualquiera. “No hay espacio para hacer oposición interna, pero tampoco esto puede seguir así por siempre”, respondía.