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En un día gris, frío y con amenaza de lluvia, el ministro del Interior, Aníbal Fernández, hizo una primera recorrida por el partido de San Isidro, en el inhóspito territorio donde tiene sus dominios el fantasma siempre presente de los secuestros extorsivos. En el lanzamiento del nuevo plan antisecuestros diagramado entre la Nación y la provincia, Fernández reconoció que estaba dando “los primeros pasos” en un terreno difícil y se limitó a exponer los objetivos que persigue el Gobierno: “Hay que apostar a una política más contundente para atacar el problema de la inseguridad y por eso pusimos por encima a las fuerzas de seguridad nacionales (Policía Federal, Gendarmería y Prefectura), con el objetivo de morigerar o hacer desaparecer la modalidad delictiva de los secuestros extorsivos”. En la recorrida por los puestos “estáticos y dinámicos” desplegados en el norte del conurbano, Fernández fue acompañado por el ministro de Seguridad bonaerense, León Arslanian, y por el secretario de Seguridad Interior, Alberto Iribarne, y por la cúpula de la Policía Bonaerense.
El que llevó la voz cantante, haciendo valer su condición de local, fue Arslanian, quien dijo que al frente del Comando del nuevo plan antisecuestros fue designado el comandante general Enrique Gallesio, retirado de la Gendarmería, quien estará al frente de cien hombres que contarán con 50 móviles que realizarán controles de tránsito permanentes y también sorpresivos en cinco partidos bonaerenses: Vicente López, San Isidro, San Fernando, Tigre y Pilar, considerados los sectores de “mayor riesgo” en el actual mapa del delito en la provincia de Buenos Aires.
El jefe de la Policía Bonaerense, comisario Héctor Iglesia, aclaró después que el nuevo comando, compuesto por las tres fuerzas nacionales, se suma a los 280 hombres de la fuerza provincial que, por turnos de 12 horas, están abocados en forma permanente a la labor de prevenir los secuestros extorsivos, más otro centenar de efectivos dedicados a realizar tareas de inteligencia y seguimiento. Entre los objetivos fijados por el Ministerio de Seguridad bonaerense figuran los de erradicar la corrupción policial, desarticular las organizaciones delictivas y sus apoyos, identificar los lugares de comercialización de drogas, armas y logística, evitar el reclutamiento de jóvenes por parte de las bandas y detectar las deficiencias operativas y académicas del personal policial.
El ministro Fernández resaltó el interés por ponerle fin a la corrupción policial y a la participación de uniformados en los secuestros extorsivos, pero aclaró que “no se busca el hostigamiento de las fuerzas policiales”. Explicó que “por supuesto serán separados todos aquellos que cometan irregularidades”, pero eso se hará “sin hostigar a la fuerza, con la que se trabajará a partir de la confianza en su capacidad para llevar adelante una tarea a la que asignamos una importancia fundamental”.
El titular de la cartera política opinó que “hay que apostar a una política más contundente que permita atacar todos los problemas en materia de seguridad para garantizar una solución, sobre todo en las zonas de mayor riesgo”. Por eso el plan comenzó en el partido de San Isidro, donde ocurrieron los secuestros de Nicolás Garnil y Axel Blumberg, entre otros. Iribarne y Arslanian coincidieron en decir que “los secuestros extorsivos y los secuestros express han disminuido en los últimos tiempos”. De todos modos, los dos reconocieron que “un solo secuestro crea inquietud”. Según Iribarne, “el problema se acrecienta por la repercusión mediática que tienen y que muchas veces influye positivamente sobre las bandas de delincuentes, que comienzan a cimentar fama y peso” en el mundo del hampa a partir de un hecho delictivo de gran trascendencia pública (como el caso Gaita, resuelto anoche. Ver página 19).
En la zona norte, el nuevo Comando fue dividido en tres áreas: la oeste, que comprende las localidades de Villa Adelina, Boulogne y La Horqueta, que será reforzada con personal de Gendarmería; la norte, hacia la zona de Tigre, con intervención de la Prefectura, y la sur, en el límite con Vicente López, donde el refuerzo será prestado por la Policía Federal. Iribarne dijo que el objetivo es “lograr que la gente se sienta más segura y que pierda el miedo”. Advirtió que los resultados “no se verán en lo inmediato, pero aspiramos a lograr una mejora”. Arslanian señaló que el comando establecido en San Isidro será objeto de una evaluación dentro de sesenta días, para determinar cómo está funcionando y si es necesario producir modificaciones en su estructura o en su funcionamiento.
Arslanian hizo un balance optimista sobre los resultados del nuevo operativo, tomando en cuenta lo ocurrido entre el viernes y ayer. Un informe oficial dijo que se produjeron ocho detenciones, entre ellas la de Jorge Ricardo Palomo, quien está sospechado de haber tenido alguna participación en el secuestro de Cristian Ramaro, ocurrido en Tigre. Los otros detenidos fueron identificados como Pedro Rubén Cuello, Juan Ramón Benítez, Alejandro Tolosa Barbeiro, Germán Luján, Martín Redondo, Héctor Gutiérrez y Arnaldo Ibarra. En uno de los controles se produjo un tiroteo durante el cual murió un presunto delincuente identificado como Ariel Santillán.
Los operativos fueron realizados por efectivos de las comisarías de Victoria y de Florida y por los Comandos de Patrulla de Tigre, San Fernando y Pilar. Los controles cuentan con el apoyo logístico del Centro de Control de Autopistas del Sol, que cuenta con 26 cámaras de televisión que son supervisadas, en forma permanente, por la Policía Bonaerense. “Muchas persecuciones comienzan a partir del aviso que parte del Centro de Control”, explicó a este diario uno de los técnicos que trabaja para la concesionaria.