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“A diferencia del teorema de Baglini, yo soy autor del teorema del peronismo elemental. Cuanto más cerca está del poder más se disciplina”, dijo entre carcajadas el senador Jorge Capitanich. La frase pretendió ser una respuesta a las críticas que desde la oposición, concretamente desde el radicalismo, se formulaba a la santacruceña Cristina Fernández de Kirchner por haber en su momento cuestionado la Ley de Emergencia Económica que ahora el Gobierno está reclamando. Aunque la mayoría de los peronistas de la Comisión de Presupuesto del Senado no estuvo presente, luego, en sus despachos, firmaron el dictamen que extiende por un año la vigencia de esta ley. Lo suscribieron ocho de los nueve peronistas de la comisión. La única firma que no estuvo fue precisamente la de Fernández de Kirchner.
La crítica de los radicales no es nueva. Tanto en este tema como en la reglamentación de los decretos de necesidad y urgencia suelen recordar anteriores definiciones de la santacruceña y contrastarlas con el presente. Por eso el teorema de Baglini es su principal argumento. El teorema señala que proporcionalmente con su cercanía al poder, los dirigentes políticos se van alejando de sus convicciones. No deja de ser un elemento de peso. Fue en la ceremonia de asunción en el Congreso donde Néstor Kirchner dijo que no “iba a dejar sus convicciones en la puerta de la Casa de Gobierno”.
La otra firma que se sumó a la de los peronistas de la comisión fue la del neuquino Pedro Salvatori. De esta manera, dentro de 15 días, el tema llegará al recinto. Los tiempos apremian al Gobierno. Así se explica que una iniciativa que ingresó anteayer a la Cámara alta ya cuente con un dictamen favorable. El trámite llevó menos de 24 horas.
En favor de prorrogar la emergencia firmaron los peronistas Celso Jaque, Marcelo López Arias, Jorge Yoma, Guillermo Jenefes, Miguel Mayans, Antonio Cafiero y Marcelo Guinle, además de Capitanich. En disidencia parcial lo hizo Salvatori. El radicalismo manifestó su disidencia total, a través de Ernesto Sanz. Además de renovar la emergencia económica hasta el 31 de diciembre de 2005, el proyecto también renueva la emergencia laboral y, por primera vez desde 2002, se incluye la prohibición de despidos injustificados mientras la desocupación no sea inferior al 10 por ciento.
Aunque no fue un obstáculo para respaldar la iniciativa, Jorge Yoma no dejó de señalarle a Capitanich, el titular de la comisión, lo que consideró algunos excesos. En diálogo con este diario, Yoma puntualizó que uno de ellos “es cederle al Ejecutivo la atribución de determinar el fin de la emergencia económica”. El riojano también es partidario de que la denominada “doble indemnización” se defina por ley. Que la decisión de cada caso concreto se realice en ámbitos del Ejecutivo no deja de levantar dudas y suspicacias, cosa que una norma universal despejaría.
“Nunca el Congreso delega totalmente sus facultades”, fue la respuesta pública de Capitanich ante las críticas por la delegación de facultades legislativas. “En ese contexto, el Congreso tiene la posibilidad de rectificar un decreto de necesidad y urgencia, si no está de acuerdo”, subrayó. Hablando del proyecto de emergencia económica, el chaqueño remarcó que “mientras la desocupación supere un dígito, uno puede considerar que se está en una situación de gran emergencia social”. Por lo pronto la norma enviada por el Gobierno permite la renegociación de los contratos con las empresas privatizadas que vence a fin de año. Cincuenta y tres de esos contratos faltan renegociarse.
Como esa renegociación terminará de definir el perfil político del Gobierno, Capitanich puntualizó que los legisladores confían “en la conducción política del Presidente. Aceptamos su liderazgo político y lo convalidamos en el Congreso con un fuerte apoyo para tomar decisiones que a nosotros nos parecen absolutamente importantes para la Argentina”.
El PJ cuenta con mayoría propia. Esto le permitirá aprobar la norma el 10 de noviembre, ya que la semana que viene el Senado no sesionará. En Diputados habrá mayor debate. Aunque no estará en riesgo la aprobación de la Emergencia Económica, lo cierto es que no todos coincidirán con Capitanich. Pero ésa es otra historia. Aun con sus limitaciones, en el Congreso todavía suele tener cuerpo el debate político.