EL PAíS › EL SACERDOTE FREI BETTO EXPUSO
SOBRE POLITICAS SOCIALES EN EL FSM

El hambre como arma de destrucción

Frei Betto fue, hasta hace poco, responsable del programa del gobierno brasileño Fame Zero. Ayer criticó a Lula y llamó a movilizarse para presionarlo.

 Por Eduardo Tagliaferro

Más de dos mil personas desbordaron el anfiteatro del colegio Marista para escuchar en el Foro Social Mundial al sacerdote domínico Frei Betto hablar sobre políticas sociales. De políticas sociales y también del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, del que hasta hace poco fue responsable de Fame Zero, el programa más promocionado en la campaña electoral para erradicar el hambre.
A poco de andar, la modalidad descentralizada –que siguiendo el modelo adoptado en su última edición de Bombay, India, el FSM repite este año en Porto Alegre– se convirtió en uno de los temas que fuera de agenda se discute en casi todos los pasillos en los que los participantes se encuentran. Diseminadas por toda la ciudad, las tiendas y lugares en los que se realizan las actividades no sólo tienen a mal traer a los más entusiastas, que de esta manera se ven obligados a emplear mucho tiempo y dinero en traslados sino que también convirtieron al calor en principal protagonista. Venciendo esos obstáculos, la presencia de algunos nombres, como el de Frei Betto, producen el efecto deseado por todo panelista: auditorio completo y entusiasta.
“Estoy muy feliz de ser el primer y más nuevo ING”, comenzó el ex asesor de Lula, uno de los sacerdotes más consecuentes en la línea social de la Iglesia, la que supieron representar los denominados sacerdotes del Tercer Mundo. Ante la mirada sorprendida de su auditorio, Betto aclaró que ING, es un “individuo no gubernamental”.
“Si alguien pregunta en Irak o en otra parte del planeta si hay armas de destrucción masiva, yo les contesto que sí las hay, seguro que las hay. El hambre es la mayor arma de destrucción masiva”, señaló. Para Frei Betto el hambre no sólo es un escándalo en un siglo marcado por el avance tecnológico sino que también pone en evidencia el fracaso del capitalismo. “De los seis mil millones que viven en el globo, cuatro mil están por debajo de la línea de la pobreza. Díganme si eso es un éxito”, preguntó.
Luego de reconocer que los presentes habían “ganado la lotería biológica” que les garantizó la alimentación y su crecimiento, dijo que tanto en Brasil como en muchas regiones se lucha por garantizar los derechos animales que significan “poder comer y poder beber”. Recordó que cinco son las principales causas de muerte: los accidentes de trabajo y de tránsito; el cáncer y el sida; las guerras; el terrorismo y el hambre. Las cuatro primeras sumadas no producen ni la mitad de muertos que genera el hambre en el mundo. Se preguntó entonces por qué no había una movilización contra el hambre. También entregó la respuesta a su pregunta: “Sólo el hambre hace distinción de clase”. Su análisis dejó en claro que no sólo de pan vive el hombre. Por eso también reclamó por la presencia de una ética, una estética y también por la belleza en la vida.
Algo que su auditorio quería escuchar eran sus opiniones sobre el gobierno de Lula. Lo caracterizó como el feijao. “Sólo funciona con una olla a presión.” Su principal mensaje fue a movilizarse y presionar al gobierno para alcanzar los cambios necesarios. Le reconoció al líder del PT haber obligado a que Davos, aunque fuera por demagogia, incluyera los temas sociales en su agenda. Citó a Lula y también le respondió. Dijo que el presidente brasileño suele decir que “un problema social termina cuando se vuelve una cuestión política”. Como ejemplo de ello, Lula cita el fin de la esclavitud y también la ruptura del orden colonial. A Frei Betto esa respuesta no le basta, por ello apuesta a la participación, a la movilización. Para responderle recurrió a Fidel Castro. Dijo que el líder cubano suele comentar que a los comienzos de la revolución, los cubanos pensaban que ésta era una gran vaca que le tenía que garantizar a cada uno una teta de la cual sacar leche. La conclusión era clara. La vaca no caería del cielo sino que había que construirla.
No ocultó que su principal divergencia estaba en la política económica que Lula viene impulsando. “Yo quiero precios más bajos, quiero que se condene a los especuladores que los aumentan, quiero que se les pague menos a los acreedores externos”, dijo. “¿Ustedes también?”, le preguntó al auditorio. Conclusión, movilizarse.
“El gobierno de Lula no es el que soñamos”, sostuvo antes de reconocerle que el ex obrero metalúrgico “llegó al gobierno, pero no al poder”. Concluyó diciendo que “no podemos creer que este país sea mejor sin Lula que con Lula”. Los aplausos cerrados demostraron que los luchadores por otra mundialización tienen a sus ponencias como las más destacadas.

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Una marcha realizada ayer terminó con la demolición de una pared que simbolizó el muro que construye Israel para separar a los palestinos.
 
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