EL PAíS
“Puede volver a repetirse”
Por C. R.
Desde Córdoba
Hugo Olivo, el capellán de la cárcel, fue bautizado por los internos como “Padre Coraje”. Referente indiscutido entre los presos, el cura fue el principal responsable de que los reclusos entregaran la penitenciaría el 11 de febrero. Sin chaleco antibalas ni más arma que sus convicciones, persuadió a todos de terminar con el motín “para que no haya más muertes”. A un mes de la revuelta, el sacerdote expresó a Página/12 su “profunda preocupación por el rumbo que están tomado las cosas en el penal, donde las decisiones las está tomando gente de afuera y no los que conocemos la situación desde adentro”.
Entre las preocupaciones del capellán, figuran algunas muy importantes: “He escuchado por ahí que quieren levantar aulas para construir más celdas, cambiar el hospital por un dispensario, lo que sería catastrófico para la salud de los internos; sacar el vivero que tanto nos costó hacer y dejar pocos talleres en funcionamiento. Si esto se confirma, sería gravísimo, porque si algo hace falta en la cárcel es más educación y más trabajo. Los internos imploran trabajar, porque es una acción que dignifica al ser humano.”
Según Olivo, “no se puede priorizar la seguridad a cambio del tratamiento. Y lo único que veo que se construye en el San Martín son más rejas. Las rejas no fueron las que evitaron el motín ni las que nos salvaron de una catástrofe. Es más, si la reja se superpone a la persona, la situación se va a poner peor”.
El sacerdote, además, lanzó una advertencia a las autoridades: “Si seguimos sordos, todo puede volver a repetirse”.