EL PAíS › LAVAGNA Y LA UIA VIAJAN A BRASIL PARA REFORMULAR LA RELACION
Paños fríos para una disputa caliente
La plana mayor del Gobierno intentará desde hoy convencer a Lula de que son necesarias medidas de protección en sectores sensibles.
Por Claudio Scaletta
El recalentamiento de la relación con Brasil en el contexto del desarrollo futuro del Mercosur es la razón por la que el ministro Roberto Lavagna se sumará a la comitiva presidencial que arribará hoy a Brasilia, una participación que no estaba originalmente prevista. Si bien la visita de Néstor Kirchner supone que el objetivo del encuentro será la discusión integral de la relación bilateral, el ruido de fondo es ante todo económico, y en particular, de política industrial. El plan argentino es proponer a Brasil el establecimiento de mecanismos de medición objetiva de los desequilibrios comerciales y, cuando sea necesario, “correcciones transitorias” para reencauzar los intercambios. De esta manera se intentará proteger “con mayor certidumbre” el desarrollo de algunos sectores de la industria textil, calzados y línea blanca.
Los hombres cercanos a Roberto Lavagna dicen que el compromiso de la actual administración con la industria no se limitará a sostener el tipo de cambio, sino que avanzará, cuando sea necesario, en medidas de protección sectoriales. El argumento que más se escucha en el Ministerio de Economía es de vieja data. La protección es necesaria, sostienen, no porque se quiera beneficiar a una industria incapaz de competir internacionalmente, sino porque Brasil practica una agresiva política de promoción de sus exportaciones que sesga la libre competencia. Estas políticas consisten en una batería múltiple que opera en los niveles nacional y estadual. A nivel nacional se destaca la política del Banco Nacional del Desarrollo Económico y Social (Bndes), que al financiarse con dinero público otorga créditos en condiciones muy ventajosas que, obviamente, distan de ser las “de mercado”. Ello permite, por ejemplo, la financiación de las exportaciones. Muchos de quienes en la Argentina compran productos brasileños lo hacen aprovechando las muy convenientes líneas de crédito del Bndes. A nivel estadual, las medidas de promoción industrial son incontables; desde subsidios a las inversiones a rebajas impositivas y menores costos en los servicios. Lógicamente, todos estos beneficios se traducen al final de la cadena en lo que, de este lado de la frontera, se considera un precio distorsionado.
Para proteger a los sectores locales más afectados por estas medidas de promoción, la idea de Economía es acordar con Brasil el uso de mecanismos de medición “objetivos” de los flujos comerciales. La medición se realizaría sobre indicadores “transparentes y no arbitrarios”, como el aumento de las exportaciones en cada sector y los cambios en la participación relativa de los productos de un país en el mercado del otro. A partir de estos datos se establecerían medidas transitorias. En concreto, hasta que los desequilibrios medidos desaparezcan. Entre las medidas correctivas se destacan aranceles móviles o restricciones cuantitativas al ingreso de productos.
Los sectores más amenazados son, según Economía, algunas ramas textiles, calzados y línea blanca. En televisores y línea blanca, por ejemplo, ya se ensayaron algunos instrumentos todavía vigentes, como las licencias no automáticas. La limitación de estos mecanismos es que resultan políticamente desgastantes, ya que generan presiones constantes de los sectores involucrados sobre sus gobiernos. En la Secretaría de Industria sostienen, no obstante, que la existencia de las licencias dio lugar a acuerdos entre privados. Sin embargo, esta “autorregulación inducida” resulta precaria, no sólo por las citadas presiones políticas sino por la incertidumbre de mediano plazo que generan. La solución, insisten, será establecer “medidas concretas como los aranceles sobre la base de datos medibles y no arbitrarios”.
Por supuesto, allende la frontera las cosas no serán fáciles. El canciller Celso Amorín ya adelantó que Brasil rechazará de plano cualquier mecanismo que interfiera en los flujos comerciales. En Economía creen en cambio que no son pocos los sectores del gobierno de Lula Da Silva y de losindustriales brasileños que comprenden la necesidad argentina de proteger su industria. En esta visión, el sector privado más “comprensivo” sería el agrupado en la Confederación Nacional de Industrias de Brasil (CNI). La más dura, en cambio, sería la Federación de Industrias del Estado de San Pablo (Fiesp), cuna del actual ministro de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior, Luiz Furlán, también presidente de la alimenticia Sadia. A diferencia de los empresarios de la CNI, comprometida con el desarrollo del Mercosur, los industriales paulistas están divididos y, según sus intereses, aventuran la posibilidad de avanzar en acuerdos comerciales bilaterales o con Estados Unidos o con la Unión Europea. Sólo un sector minoritario apuesta a la Unión Aduanera regional. Cualquiera sea el caso, en Industria insisten en que la aplicación de protección a los sectores sensibles “no es negociable”. “Ya no estamos en los ’90 y la Argentina no volverá a caer en políticas ingenuas, que destruyan a cambio de nada, sus sectores productivos”, afirman con tono épico.
Consultada por este diario sobre los escritos del canciller Rafael Bielsa a favor del ALCA, una alta fuente del Ministerio de Economía le restó importancia. “No existe ninguna señal, ni siquiera remota, de que el Presidente apoye esa posición”, afirmó. La fuente también recordó otros escritos de Bielsa, en particular uno en defensa de las importaciones chinas que calificó de “incomprensible”. La entrada de productos chinos es, precisamente, otro de los temas que provocan quejas entre los industriales locales.
A Brasilia también viajará la máxima dirigencia de la Unión Industrial Argentina (UIA). Además del todavía presidente, Alberto Alvarez Gaiani, comenzará a ejercer de hecho el nuevo presidente de consenso, Héctor Méndez. Los empresarios tienen agendada para hoy reuniones con Amorín y Furlán. También habrá encuentros con el presidente de la CNI, Armando de Queiroz Monteiro Neto, y con el titular de la Fiesp, Paulo Skaf. De acuerdo con lo adelantado por Méndez, el objetivo es “llegar a un acuerdo en función de los números, que no son nada satisfactorios, producto de errores del pasado”. El industrial, que además participará del Encuentro Empresarial América del Sur Países Arabes, dijo a este diario que espera que Brasil sea “más generoso con las necesidades de su socio menor”.