EL PAíS › ENTREVISTA A MARCELA DONADIO
“Buscamos capacitar para transformar la mentalidad”
Es la futura directora general de Derechos Humanos del Ministerio de Defensa. Buscará preparar a las Fuerzas Armadas en el respeto de esos derechos. Habla de los planes de estudio, los juicios y el museo de la ESMA.
“Si uno piensa en las misiones de paz, entonces un oficial o un suboficial tiene que tener manejo de los derechos humanos para poder intervenir”, explica Marcela Donadío, la futura directora general de Derechos Humanos del Ministerio de Defensa. Politóloga especialista en relaciones entre civiles y militares, Donadío estudia ese tema desde 1987 y es docente de Seguridad Internacional en la Universidad del Salvador y en la de Morón. Aunque la dirección aún no fue creada (Donadío asumirá formalmente en las próximas semanas), el 13 de julio por decreto el presidente Néstor Kirchner le dio al Ministerio de Defensa la facultad de instrumentar y difundir las normas de derecho internacional humanitario y derechos humanos. Y será Donadío, de 41 años, la que encabece el área que se ocupará de difundir los derechos humanos en el ámbito castrense. Mientras espera que la fotografíen para Página/12, bromea: “Espero no salir con mucha cara de ‘¿en qué me metí?’”.
–¿Por qué se decidió generar una Dirección de Derechos Humanos específica del Ministerio de Defensa?
–La responsabilidad primaria de derechos humanos es de la Secretaría de Derechos Humanos (del Ministerio de Justicia). Lo que pide el Ministerio de Defensa es intervenir en el área de su competencia, o sea con las Fuerzas Armadas en la temática de derechos humanos, para poder tener una instancia administrativa directa: para efectuar convenios, intervenir en la capacitación y en los asesoramientos que se le pidan. Es una facultad que tienen otras instituciones del Gobierno. Y se da en el marco de un fortalecimiento del Ministerio de Defensa y de la capacidad de las instituciones civiles para gerenciar la defensa.
–¿Qué funciones va a tener?
–Son básicamente dos: la capacitación de las fuerzas en el marco del derecho internacional humanitario y del derecho internacional de los derechos humanos y la producción de informes que se le requieran al Ministerio de Defensa, por ejemplo en causas que se tramiten ante la Comisión Internacional de Derechos Humanos (CIDH). El mayor énfasis es el tema de la capacitación.
–¿Piensa en dar charlas para oficiales sobre derechos humanos, como hizo recientemente la Armada?
–Sí, esas charlas son una muestra de la manera en la que la Fuerzas Armadas están involucradas en la temática. Eran jornadas tendientes a la profesión militar e incluyeron una que fue específicamente de derechos humanos. Por otra parte, nuestro país necesitaba hacer esto para colocarse acorde con lo que se está haciendo en otras partes del mundo. Si uno piensa en las misiones de paz en las que participan nuestras fuerzas, como en Haití, entonces un oficial o un suboficial tiene que tener manejo del derecho internacional humanitario y de los derechos humanos para poder intervenir en esas misiones.
–¿Va a trabajar concretamente en los institutos de formación de las Fuerzas Armadas, en el diseño de los planes de estudio?
–Esa es una de las cosas con las que habrá que seguir trabajando sobre lo que ya se está haciendo, que es mucho. Ya los planes de estudio incluyen el tema de los derechos humanos. El ministerio podrá ahora tener una instancia administrativa más directa que trabaje en esos planes. Va a funcionar como un facilitador para la Secretaría de los Derechos Humanos, que tiene un programa para recuperar y contar nuestra historia.
–¿Con qué aspectos específicos van a trabajar en la capacitación?
–Uno de los campos más avanzados es la concepción de la responsabilidad que tiene el Estado de proteger a sus ciudadanos. En lo que hace a derechos humanos se debe trabajar no sólo cómo opera en caso de conflicto, sino cómo ayudar a generar un ambiente de paz en el marco del respeto de los derechos. Sabemos que en muchas épocas del mundo el respeto a los derechos no siempre ha estado ligado a la seguridad, sino que a veces se interpreta que proveer seguridad implica no respetar los derechos.
–¿Qué actitud ve que tienen los militares con respecto a los derechos humanos en la Argentina?
–Creo que es un tema de vigencia en el mundo y que tiene que ver con la profesión militar moderna: cualquier militar tiene que estudiar, capacitarse y ver, en algún momento de su carrera, estos temas. Por eso, se adopta como natural en el ejercicio de la profesión militar. Esta charla de la Armada de la que hablábamos es una muestra de que se toma como un elemento constitutivo de la ética militar, ligada al respeto de la democracia, de los derechos y las libertades.
–Sin embargo, hace poco un teniente coronel, Roberto Vega, habló en Salta en el Día de la Bandera de la “subversión apátrida que vino a imponer el trapo rojo”. ¿Cómo se van a manejar con este tipo de discursos?
–En realidad, la dirección tendrá que intervenir en lo que es de su competencia. Tanto en lo que sean los juicios como en reivindicaciones del pasado es materia de la Justicia. En ese caso que comentás, es materia del régimen disciplinario que tiene que ver con la fuerza, o sea, el Ejército.
–¿Piensa que estos discursos pueden aparecer en los debates que organice la dirección?
–Siempre pueden aparecer, lo más importante es que todos vayamos tomando esto como parte de las discusiones que se deben dar en una democracia también. Se trata de trabajar estas temáticas en un marco de democracia y de respeto a las opiniones de los otros. Me parece que lo que está tratando de marcar esta gestión es que la defensa tiene que ser parte de la cosa pública.
–¿Qué piensa de la inconstitucionalidad de las leyes de impunidad?
–Lo que yo diría es que es una muestra del funcionamiento republicano de la Argentina. Es una decisión de la Corte Suprema y los otros poderes no intervienen en esta decisión. El Ministerio de Defensa buscará apoyar, ayudar y colaborar en todo lo que la Justicia le requiera.
–¿Cómo van a trabajar con el tema de la reapertura de los juicios y de los militares en actividad que puedan ser citados?
–No va a ser competencia de esta dirección.
–¿Qué opina del traspaso de la ESMA para crear un Museo de la Memoria?
–Como ciudadana, lo veo como una búsqueda de recuperación de nuestra historia, más allá de la opinión que a cada uno le merezca. No creo que sea algo que atañe a nuestras funciones. Lo que se busca con esta dirección es mirar hacia el futuro: cómo hacés hoy para fortalecer las instituciones, la conducción civil de la defensa y que nos alejemos cada vez más de lo que sucedía en otras épocas. Esto lo lográs con políticas activas. Con capacitación que ayude a la transformación de la mentalidad y de la cultura no sólo del profesional militar, sino de todos los que de alguna manera intervienen en la defensa.
–Comparado con otros países de América latina, ¿cómo evalúa la subordinación al poder político de los militares en la Argentina?
–El grado de conducción política que existe en la Argentina en la defensa es reconocido en toda la región, justamente por lo que se ha avanzado en esos temas. Y la generación de instancias como esta dirección es otra muestra de cómo se va fortaleciendo el ministerio. Ayuda a que la gestión de la defensa se inserte en un estilo democrático.
–Usted sería la segunda mujer que asume como funcionaria en Defensa, después de la secretaria de Planificación, Martha Zilli.
–No, no, hay unas cuantas: la jefa de Gabinete (Rut Diamint) también. Me parece que la gestión del ministro (José) Pampuro marca una inserción inédita de la mujer. En general, no son demasiadas las mujeres que se dedican a estos temas. Entonces, un porcentaje tan alto en funciones ejecutivas habla de una modalidad de gestión que tiene que ver con la inserción de la mujer y de la modernización del ministerio.
–¿Puede haber una ministra de Defensa mujer?
–No lo sé, pero podría pasar. En otros países ocurrió: en Francia, en Colombia hubo ministra mujer. No creo que culturalmente produzca problemas.
Informe: Werner Pertot.