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Con un mensaje por televisión en el que aparecerá flanqueado por los obispos, el presidente Eduardo Duhalde lanzará esta noche la convocatoria a la mesa de diálogo de todos los sectores políticos y sociales. El objetivo es acordar bajo el paraguas de la Iglesia un núcleo de coincidencias básicas para enfrentar la crisis. “Duhalde piensa en un consenso sobre cuatro o cinco ideas fuertes, que se mantengan más allá de las vicisitudes de las elecciones; está convencido de que es necesario generar acuerdos sobre grandes lineamientos que tengan continuidad del tiempo, más allá de los dos años que estará en el gobierno”, explicaba ayer un alto funcionario.
El llamado a la concertación se iba a realizar, en un principio, con un gran acto en el recién restaurado convento de Santa Catalina de Siena, ubicado en el microcentro, que reuniría a figuras de todos los sectores. Pero el temor a un cacerolazo en la puerta del templo de San Martín y Viamonte ante la concentración de figuras políticas cambió los planes. Ahora sólo habrá un discurso a través de los medios.
El presidente hablará por cadena nacional acompañado por los obispos Estanislao Karlic y Jorge Bergoglio, presidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Buenos Aires, respectivamente. “Puede que se sumen otras figuras, pero todas de la Iglesia”, anticiparon ayer colaboradores de Duhalde, mientras desde esa institución aseguraban que la intención es que también esté el titular de Cáritas, Jorge Casaretto, y una comitiva de obispos.
El Gobierno ya decidió los nombres de quienes lo representarán en la futura mesa: el vicejefe de Gabinete, Juan Pablo Cafiero, y el diputado José María Díaz Bancalari, junto a un senador todavía no determinado. En la convocatoria viene trabajando desde hace tiempo la filial local del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo y su titular, el español Carmelo Angulo.
La intención básica es generar un ámbito de discusión sobre temas que el Ejecutivo considera centrales: “La reforma política, la de la Justicia, el perfil del área social y económica”. En el Ejecutivo evalúan también que la ronda servirá para “para mostrar a la dirigencia del país en un proceso de elaboración de un proyecto sustentable”, en alusión al reclamo del Fondo Monetario Internacional y del gobierno de los Estados Unidos. En la mesa se sentarán representantes de los partidos políticos, instituciones intermedias, ONG, colegios de profesionales, cámaras empresariales y centrales obreras.
La idea del llamado a la mesa concertadora fue remozada el último jueves en la sede de Cáritas, en una reunión de la que participó el secretario presidencial José Pampuro, el obispo Jorge Casaretto y miembros del equipo de Naciones Unidas con experiencia vinculada a la metodología de diálogo utilizada en otros países ante situaciones de crisis. Una de las posibilidades en estudio es darles un matiz federal a las conversaciones, generando simultáneamente encuentros similares a lo largo del país.
La fecha de la primera reunión todavía no está definida, aunque se descuenta que será “inmediata,” con el fin de tener los primeros borradores de acuerdo en tres semanas. Las negociaciones tendrán una fase inicial que se espera que no insuma más de dos meses, en la que se deberá alcanzar un núcleo de acuerdos básicos. Después se pasará a delinear “políticas concretas”. La intención es que las medidas acordadas sean refrendadas finalmente por el Congreso Nacional.