En el cierre de su visita a Ginebra, donde participó de la reunión anual de la OIT, Cristina Fernández de Kirchner se reunió ayer con el director de la Organización Mundial del Comercio, Pascal Lammy. El funcionario recibió un reclamo de “un tratamiento marcadamente diferencial” para los países emergentes en las negociaciones de la OMC y una queja porque las naciones desarrolladas ponen “una porción light” en la discusión.

La primera dama sostuvo que el reclamo reside en la necesidad de “la protección que necesita el proceso de reindustrialización” que lleva adelante la Argentina y otros países en vías de desarrollo. Si bien remarcó que cada parte defiende sus intereses en la Ronda de Doha, que deberá determinar las nuevas reglas del comercio mundial, advirtió que existe “la sensación de que la porción que ponen los países desarrollados es light, es dietética, en tanto que la porción que tenemos que poner los países emergentes es fat, demasiado peso”.

Cristina Kirchner participó de la audiencia con Lammy acompañada por el canciller Jorge Taiana –que días pasados participó de un encuentro del Grupo de los 20 en Ginebra por las negociaciones de la Ronda de Doha– y el ministro de Trabajo, Carlos Tomada. Posteriormente, mantuvo un segundo encuentro, esta vez con la alta comisionada para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, Louise Arbour, con quien coincidió en la necesidad de establecer un sistema de cooperación internacional para brindarle protección a testigos particularmente vulnerables.

La incipiente propuesta que debería tomar forma en diversos foros y ser de cooperación internacional tiene como objetivo ayudar a proteger a testigos clave en causas de alto impacto y donde la vida de la persona corre riesgos. Arbour, canadiense y fiscal de los juicios de la ex Yugoslavia, explicó el plan: “Ahora que vemos que algunos países están mostrando la valentía de utilizar el sistema judicial tenemos que asegurarnos que esto no se vea socavado por ataques o amenazas contra víctimas o testigos”.