“¿No es raro que las denuncias se hayan enancado en tres mujeres cuando la candidata a presidente es una mujer, con una vocación de instalar sabe Dios qué cosa?”, se preguntó ayer el ministro del Interior, Aníbal Fernández, acerca de las denuncias que pesan sobre la ministra de Defensa, Nilda Garré; sobre su ex par de Economía, Felisa Miceli; y sobre la secretaria de Ambiente, Romina Picolotti.

La coincidencia de las denuncias centradas en las figuras femeninas del Gobierno con el lanzamiento de la candidatura presidencial de Cristina Fernández de Kirchner fueron el eje de los dichos del titular de la cartera política, aunque igual énfasis puso en la defensa de las tres. De Miceli dijo que “tuvo la seriedad” de dejar el cargo en Economía para “explicar a la Justicia” de dónde salió el ladrillo de dinero que se encontró en el baño de su despacho.

En el caso de Garré, señaló que “es un bochorno que (Tiscornia) siga siendo juez”, ya que la ministra fue citada por una “causa de 2001”. Y sobre Picolotti dijo que el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, ya había dado las explicaciones correspondientes. Una vez esclarecido el dilema sobre la postulación del pingüino o la pingüina, Fernández estimó que “la campaña debe ser una discusión de ideas, pero muchos no están en esa vocación”. Además anunció que cuando el gobierno de Kirchner llegue a su fin, en diciembre de este año, volverá a la actividad privada. “No necesito de la política para vivir, pero no me voy a ir del proyecto de Cristina y Néstor Kirchner”, y agregó que tampoco estaba en sus planes “ser legislador nacional, ni provincial, ni ministro” bonaerense.