“Los países en desarrollo somos los que menos hemos contribuido a generar este desequilibrio que se conoce como ‘cambio climático’”, señaló ayer el presidente Néstor Kirchner al abrir el foro que convocó la ONU sobre este tema. “Postulamos –indicó– que para solucionar los temas pendientes se nos faciliten nuevos y creativos medios financieros y tecnológicos, reconociendo, por ejemplo, como mecanismo de pago de la deuda externa la contribución al mantenimiento de nuestros reservorios naturales de vegetación y bosques.”

El Foro sobre Cambio Climático, que presidió el titular de la ONU, Ban Ki-Moon, y coordinó el ex presidente chileno Ricardo Lagos, abrió con un plenario a las nueve de la mañana y, luego, los delegados, entre los que se contaban numerosos mandatarios de todo el mundo, se distribuyeron en tres comisiones. Al presidente Kirchner le tocó abrir la que estaba referida a la “adaptación al cambio climático”, en la que se pasó del diagnóstico a la búsqueda de soluciones.

Es un tema que todo el mundo reconoce como grave y urgente, pero en el que sobre todo el gobierno norteamericano se ha mostrado renuente a suscribir acuerdos internacionales, como el Protocolo de Kioto, que pone límites a la emisión de gases de efecto invernadero, entre otras metas. Justamente antes de que hablara Kirchner, y al cerrar el plenario del foro, habló el gobernador de California, Arnold Schwarzenegger. El musculoso actor hizo gala de su fama de Terminator y afirmó que hay que dejar atrás las metas y la asignación de responsabilidades para dedicarse directamente a la protección ambiental. O sea, que cada quien haga lo que le parezca y que nadie le pase la factura a nadie.

Hablando de factura, ésa fue justamente la propuesta de Kirchner cuando afirmó que, de hecho, los países en desarrollo son acreedores ambientales de los países desarrollados. “Son los países desarrollados los que han recibido durante mucho tiempo un verdadero subsidio ambiental de nuestros países, que les permite mantener los altos niveles de consumo que provocaron esta situación”, dijo Kirchner al proponer una solución creativa para garantizar que no se siga depredando.

Con respecto al país, Kirchner indicó que “nuestro perfil productivo, con un alto porcentaje de exportaciones agrícolas y de manufacturas de origen agropecuario, hace que las necesidades de adaptación de la Argentina se concentren en la agricultura. No sólo es una prioridad nacional, sino que, además, de no encararse adecuadamente, podría verse comprometida la seguridad alimentaria de otros países”.

El Presidente destacó que los programas que desarrolla la Argentina sobre este tema “han sido de los más exitosos del mundo” y subrayó que los resultados en algunos de ellos significaron premios internacionales. Pero advirtió que se requiere más ayuda de los países deudores ambientales. “El acceso para opciones tecnológicas de adaptación es difícil para países en desarrollo –agregó– y la falta de apoyo y recursos financieros dificultan la investigación de aquéllos, aun en países como la Argentina, que cuentan con buenos recursos humanos.”

Kirchner, que puso poco énfasis en su discurso en una sala ya raleada por la distribución en tres comisiones, fue muy crítico por la falta de colaboración de los países desarrollados, incluso en el poco cumplimiento de sus metas internas. En ese sentido destacó que los países en vías de desarrollo, además de afrontar los costos de la adaptación por un cambio climático que no produjeron, soportan el pago de sus deudas externas y además “las brutales distorsiones generadas en los mercados internacionales por las políticas comerciales de algunos países desarrollados que nos obligan a sobreexplotar nuestra base de recursos naturales”.