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Una alta fuente judicial confió a la edición rosarina de Página/12 que “a las cartas de dos sacerdotes dirigidas al obispo de Santa Fe, Edgardo Storni, se les agregarán en los próximos días testimonios que se esperan recibir en el juzgado”. Storni enfrenta un creciente escándalo y una causa judicial por abuso sexual contra seminaristas y estudiantes a su cargo. Paralelamente, se abrió una nueva causa por amenazas y coacción contra un grupo de sus discípulos, que habrían obligado a un anciano párroco, José Guntern, a firmar un acta jurando que en una vieja carta dirigida al obispo cuando le reprocha un “desliz” no se refiere a nada sexual.
Storni está en Roma junto a otros once obispos argentinos realizando la visita obligatoria que cada cinco años debe realizar cada prelado. Será recibido por el Papa en grupo y, muy probablemente, a solas. Acompañando al santafesino está el cura Marcelo Mateo, uno de los acusados de amenazar al párroco Guntern, que ya es esperado para un interrogatorio en la causa. Otro de los implicados, el cura Mario Grassi, es representante legal del colegio parroquial Nuestra Señora de Guadalupe y el sábado tuvo que sufrir que una asamblea autoconvocada de padres de alumnos le exigiera la renuncia hasta que “se conozca la verdad de los hechos por la Justicia.”
Ya en 1994 Storni había enfrentado un escándalo por las mismas acusaciones, pero logró sortearlas después de una investigación interna y un sumario vaticano. Pero tras los escándalos en EE.UU., el Papa declaró que “no hay lugar en la Iglesia para abusadores”, por lo que pocos esperan que todo quede como está.