EL MUNDO › A UN MES DE LAS ELECCIONES, LULA PARECE PRESIDENTE
¿La cuarta será la vencida?
El crecimiento del candidato oficialista José Serra resta votos al cambiante Ciro Gomes, pero ninguno parece capaz de arrebatarle a Luiz Inácio Lula da Silva el triunfo en la segunda vuelta.
Por Sandra Russo
Pasan los días, las semanas y las encuestas, y a sólo un mes de las elecciones en Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva se perfila cada vez más como el próximo presidente. A pesar de la poca confiabilidad que suelen tener los sondeos tratándose de unos comicios tan “delicados”, hay dos tendencias que marcan la imbatibilidad –por ahora– de Lula: su intención de voto pareja y la caída de los cucos que lo fueron acechando. Primero fue, allá lejos en el tiempo, la derechista Roseana Sarney la que se derrumbó hasta terminar con su candidatura por un escándalo de corrupción. Ahora es Ciro Gomes, que luego de un ascenso espectacular está cayendo hasta el punto en que el oficialista José Serra parece ahora el que disputará el ballottage con Lula. La encuesta de Datafolha lo muestra a Serra subiendo del 13 al 19 por ciento, a Gomes cayendo del 27 al 20 por ciento (o sea, un empate técnico) y a Lula firme en un 37 por ciento. Para la segunda vuelta, Lula le ganaría a cualquiera de los dos.
De todos modos, el panorama tiene todavía algo de incierto. Si es casi un hecho que no habrá ganador en primera vuelta y que Lula tendrá un lugar seguro en la segunda, hay dos datos relacionados que pueden sonar como alerta en el equipo de campaña del Partido de los Trabajadores (PT) de Lula. El primero es que, según Datafolha en el sondeo publicado ayer en Folha de S. Paulo, todavía hay un 41 por ciento de indecisos. Y el segundo es que la campaña de Serra por ahora es un éxito y tiene el caballo del comisario para suplir su falta de carisma. Los asesores del candidato oficialista comprendieron que, para un candidato desahuciado hasta indirectamente por el mismo presidente Fernando Cardoso, la clave era al menos dejar fuera de combate al recién venido en las encuestas, Ciro Gomes. Y los spots de Serra, a dos semanas de iniciada la campaña televisiva gratuita (que suele dar el golpe final a las tendencias), se centraron en atacar desde todos los ángulos al ex ministro de Hacienda, candidato del Frente Laborista.
Los minutos en radio y televisión se miden en Brasil según el número de legisladores del partido o los partidos que apoyan a los candidatos. Por lo tanto Serra, a quien apoyan formalmente el Partido Social-Demócrata Brasileño (PSDB) y el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) tiene mucho más tiempo que sus rivales. Esto, más una maquinaria de gobierno que repentinamente puede volver a confiar en él, hace que el candidato oficialista esté cerca de cumplir su primer objetivo: voltear a Gomes y quedar frente a frente con Lula.
Ahí es donde, entonces, el 41 por ciento de indecisos puede ser un dolor de cabeza para Lula. Eso sí: Serra deberá cambiar de estrategia, porque si pudo explotar con eficacia los flancos débiles de un intempestivo Ciro Gomes, no podrá hacer lo mismo contra una campaña bien planificada como la del líder del PT. No podrá, por ejemplo, agitar el fantasma del comunismo, como hizo el mismo Cardoso en las dos elecciones que le ganó a Lula. Y no sólo porque Lula se ha mostrado respetuoso del statu quo económico de Brasil, sino porque tampoco el gobierno puede oponer algún signo de estabilidad a una hipotética perspectiva de debacle: el segundo mandato de Cardoso estuvo signado por una aguda crisis económica acompañada de otra energética.
Se podría decir, entonces, que frente a Lula, Serra estará tocando su techo de ascenso. Sectores del gobierno, del propio PMDB que apoya a Serra, los poderosos empresarios paulistas y hasta funcionarios norteamericanos ya dieron muestra de que Lula es un “candidato potable”. Y Serra no parece tener nada, hoy por hoy, que lo haga más potable que Lula.