EL PAíS › REUNION DE LOS GORDOS Y DUHALDE POR LAS OBRAS SOCIALES
Alguna deuda chica y no tan chica
Los jefes cegetistas se encontraron con el Presidente el martes pasado. Antes, se había reunido con los ministros Lavagna y González García. Hablaron de elecciones y del dinero sindical.
Por Diego Schurman
Se juraron silencio. Pero, como suele suceder cuando en la mesa hay más de dos personas, se volvió imposible de cumplir. Eduardo Duhalde y un grupo de “gordos” de la CGT compartieron esta semana algo más que una comida. Juntos, según pudo saber Página/12, repasaron la controvertida interna justicialista pero sobre todo analizaron una vieja deuda oficial con las obras sociales. Se trata, al fin, de un tema que siempre desvela a los caciques gremiales. Tanto, que algunos “muchachos” ya habían tenido otros encuentros por separado, pero con los ministros de Economía, Roberto Lavagna, y Salud, Ginés González García.
La reunión del presidente con la troup encabezada por Rodolfo Daer se realizó el martes, después de las 8 de la noche, en la Federación de trabajadores de Sanidad, en la calle Dean Funes. Según fuentes consultadas por Página/12 allí estuvieron el dueño de casa, Carlos West Ocampo, y también los gremialistas Oscar Lescano (Luz y Fuerza), Armando Cavalieri (Comercio) y Andrés Rodríguez (estatales de UPCN). Duhalde llegó acompañado únicamente por su secretario privado, José Pampuro.
“Hubo un pacto de silencio, nadie va a decir nada”, detalló uno de los presentes al ser consultado por este diario. “¿Quién le dio la información?”, refunfuñó otro con voz de pocos amigos y dispuesto a la caza de brujas. “¿Mentir es un pecado?”, contestó un tercero, jocoso, antes de excusarse de hablar. Todos, desde ya, exigieron un estricto off the record. O sea, no ser identificados.
Duhalde viene testeando el encolumnamiento de todo el arco justicialista, un paso que considera previo al blanqueo de su apoyo a la candidatura del puntano Adolfo Rodríguez Saá. Los “gordos” siempre apuestan a ganador. Y aunque hoy por hoy estén más cerca de José Manuel de la Sota o hasta de Carlos Menem, nunca es tarde para dar el gran salto.
De todas formas, la cumbre Duhalde-CGT pareció el corolario de otras reuniones que los sindicalistas mantuvieron previamente con Lavagna y González García. Uno de esos encuentros –según fuentes sindicales– se produjo el lunes en el gremio de Comercio. Los protagonistas cegetistas de esa generosa cena fueron prácticamente los mismos que estuvieron al otro día con el Presidente.
“Efectivamente hubo gestiones de la CGT que pretendemos manejar con mucho cuidado. En estos meses el Gobierno no estuvo poniendo guita en las obras sociales ya que se suprimieron los subsidios. Entonces estamos en camino a abrir pagos que estaban trabados”, reconocieron a Página/12 en el Ministerio de Salud.
Si bien González García y los gordos mantienen históricamente buenas relaciones, tanto uno como los otros habían optado por callar. “En un país que se hunde, si nosotros reclamamos públicamente por la plata de las obras sociales los diarios van a decir que buscamos plata para las cajas sindicales”, se quejó un pope gremial autoproclamado experto en periodismo.
“Hablamos del acuerdo para prescribir los genéricos y de la editorial de Gines en el diario La Nación”, agregó otro, sin saber que su compañero ya había contado la “otra parte” de la verdad.
–¿Y no solicitaron dinero cómo nos dijo un miembro de la CGT y del mismo ministerio de Salud?– insistió este diario.
–Ahhhh...bbbueno, eso habrá sido cuando yo me fui, porque yo me fui antes que los demás –esquivó el sindicalista de los “gordos” más fotografiado del último lustro.
La CGT reclama a la Administración de Programas Especiales una deuda de alrededor de 200 millones de pesos. La APE se creó como organismo descentralizado de la administración pública en 1998, durante la gestión de Carlos Menem. Pertenece a la jurisdicción del Ministerio de Salud y tiene un régimen de autarquía administrativa y económica. Se financia con el 10 por ciento de los aportes que los trabajadores realizan a las obras sociales. La primer “parada” de esos aportes es la AFIP. El paquete de reclamos de los sindicalistas es amplio. Hay, por ejemplo, una deuda estimada en 200 millones que no se redistribuyó entre las obras sociales, como correspondía por ley, sino que fue asignado discrecionalmente al PAMI, según confió un conspicuo dirigente de la CGT oficial.
En la negociación se atraviesan intereses cruzados. Los “gordos” de la CGT están distanciados del gastronómico Luis Barrionuevo, un hombre clave en la administración duhaldista y de fuerte influencia tanto en el PAMI como la APE. Es más, son vox pópuli las maniobras del senador para descabezar a la actual cúpula cegetista. Como si fuera poco, su mujer es Graciela Camaño, actual ministra de Trabajo.
Pero ninguna diferencia es insuperable. Y, mientras tanto, todos cuidan las formas. De hecho, West Ocampo y Camaño compartieron ayer mismo un acto.