A lo largo de una semana de reflexiones en Santiago del Estero, los cristianos comprometidos en la “opción por los pobres” reafirmaron su decisión de involucrarse en política “con una práctica capaz de generar protagonismo y propuestas colectivas”, y de “fortalecer y coordinar acciones en el movimiento social y cultural, planteando constantemente más democracia y más participación”. Como viene ocurriendo cada febrero desde hace veintitrés años, aproximadamente setecientos participantes culminaron ayer la reunión convocada bajo el lema “desde los pueblos crucificados, vamos por más humanidad”.

El encuentro, denominado “seminario de formación teológica”, se ha convertido en un referente de las corrientes progresistas de las iglesias cristianas de la Argentina. Con el correr de los años, la jerarquía de la Iglesia Católica ha optado por reconocer el ámbito del que en principio receló. El seminario no está contenido sin embargo en el espacio institucional católico, algo que tampoco buscan sus promotores. En esta oportunidad, en medio de un clima que mezcló la reflexión con las canciones y con apelaciones a lo simbólico, se trabajó en cuatro talleres, denominados “espacios de vida”. Los temas específicos que se abordaron en los talleres fueron “culturas juveniles” –del que participaron aproximadamente 150 jóvenes–, “corporeidad”, “¿qué hay detrás de cada teología?” y “construcción política”. En este último espacio los participantes reafirmaron el compromiso de construir “la unidad latinoamericana desde la diversidad” y de “acompañar las luchas por la defensa de la vida, como la de los chicos del pueblo, la del obispo Joaquín Piña y las comunidades cristianas por la justicia”.

Una de las mayores preocupaciones de los participantes estuvo centrada en la búsqueda de herramientas políticas para la transformación en los movimientos sociales, en los partidos políticos y en la gestión del Estado. Entre los participantes de este debate estuvo el dirigente sindical Víctor De Gennaro.

Durante el encuentro se realizó también una marcha que recorrió las calles de Santiago del Estero, pasando por la Catedral y que concluyó en el Anfiteatro del Pueblo, donde se realizó un espectáculo musical. A lo largo del recorrido se escucharon testimonios y se hizo una parada especial para recordar a Patricia y a Leila, las dos jóvenes asesinados en La Dársena. Durante la manifestación, las proclamas apuntaron hacia las necesidades de construcción que hoy se plantean en el país. “Necesitamos buscar y trabajar referencias particulares en cada lugar, pero también ejes nacionales que nos permitan compartir el espíritu, de una construcción poderosa, popular y colectiva y por consecuencia verdaderamente transformadora”, se escuchó decir por los altavoces. Las comunidades cristianas sostuvieron también que “al poder del culto a la riqueza y la muerte le oponemos el amor por la vida y vamos por más humanidad”.

En la apertura del encuentro, el teólogo Ezequiel Silva afirmó que “Dios opta por los pobres y el seminario de formación teológica quiere ser fiel a la opción de Dios”, apuntando su compromiso con “la realidad de la mayoría de los seres humanos que habitan nuestro planeta, que viven de modo inhumano, como desechos prescindibles”. Dijo además el teólogo que la “humanidad de Jesús” tiene sus notas características en “la misericordia, junto con la entrega, la fidelidad y la solidaridad”, y “estamos llamados a ir por esa humanidad, don de Dios para nosotros, los hombres”.

Hubo también lugar para las críticas a lo que se denominó “prácticas humanitarias” que “generan posiciones mesiánicas, relaciones asistencialistas, paternalistas, de dependencia, clientelares y de manipulación”. Se dijo asimismo que este tipo de acciones “no transforman las relaciones de dominación sino que las refuerzan y no aportan a crear condiciones para que los pobres salgan de su situación”.