“Las exportaciones de carne no están suspendidas”, aclaró ayer la Aduana ante las insistentes versiones de operadores del sector que indicaban que el organismo estaba bloqueando los envíos. Jorge Stodek, dirigente de Carbap, entidad con fuerte presencia entre los ganaderos bonaerenses, sostuvo que mercadería que estaba en el puerto lista para embarcar no pudo ser cargada. La interpretación empresaria fue que el Gobierno trabó las ventas al exterior hasta que se normalice el abastecimiento al mercado interno. Martín Lousteau, por su parte, confirmó ayer en un encuentro con frigoríficos, productores avícolas, porcinos y lácteos, que su cartera aumentará el cupo de exportaciones a partir de este mes, desde 40.000 hasta 45.000 toneladas mensuales.

Ese incremento en el cupo que adelantó el ministro de Economía es exactamente lo opuesto al denunciado freno a las exportaciones del sector. Si concreta la prometida suba de 40.000 a 45.000 toneladas, Lousteau estará dando respuesta a uno de los reclamos del campo. Sin embargo, la Aduana quedó ayer en el centro de las miradas, al imponer nuevos controles a los envíos que en la práctica los terminaron impidiendo, de acuerdo con la versión de exportadores de carne.

El organismo está estrenando conducción, tras la ruidosa salida de su ex director, Ricardo Echegaray, por una pelea con el titular de la AFIP, Alberto Abad. La nueva responsable de la Aduana es María Silvina Tirabassi, que fue la segunda de Echegaray y que había sido desplazada del puesto por Abad. Ahora retornó con el respaldo de Néstor Kirchner. Frente a los rumores, la Aduana emitió un comunicado en el que afirmó que se intensificaron los controles de los embarques, pero negó que haya suspendido las ventas. “Se están efectuando controles específicos en exportaciones en función del riesgo evaluado”, sostiene la nota oficial. Las verificaciones estuvieron centradas en constatar que la documentación presentada coincidiera con lo cargado.

“No puede haber traba a las exportaciones porque no hay nada que exportar”, dijeron a Página/12 desde uno de los principales frigoríficos. La industria de la carne agotó su stock para abastecer el mercado interno ante la falta de reposición de mercaderías por los cortes de ruta del lockout rural. Frigoríficos que tenían carne de exportación la vendieron en el país para no perder la cadena de pagos, pero además lo hicieron a buen precio como consecuencia de la escasez. “Quedan unas 600 toneladas que son de carne congelada para mandar a Rusia que no se pueden consumir acá y una carga menor para Israel”, precisaron fuentes del mercado.

En Argentina se consumen unas 40.000 toneladas de carne por día. Para restablecer el normal abastecimiento al mercado interno se necesitarán entre 72 y 96 horas desde el momento en que la hacienda llegue a los frigoríficos. La preparación de la carne para exportación puede demorar unos 15 días, por el proceso de enfriamiento y empaquetado. Entre tanto, el Ministerio de Economía debería emitir la resolución con el permiso de exportaciones de 45.000 toneladas a partir de este mes.