EL PAíS • SUBNOTA › ANGUSTIA DE CARNICEROS POR FALTA DE MERCADERíA
› Por Sebastián Premici
“Tengo 55 años de carnicero y ésta es la primera vez que me quedo sin mercadería. Alguna vez ocurrió algún problemita, pero nunca como ahora”, se lamentó Carmelo Heredia, el propietario de una verdulería y carnicería ubicada en la intersección de Aranguren y Biedma, en el barrio porteño de Caballito. A 21 días de iniciado el lockout agropecuario, las quejas de los comerciantes no son pocas, ya que el desabastecimiento en carnes y las dificultades para encontrar frutas y verduras son muy marcadas.
–¿Cómo le explica a un chico esta situación? –preguntó Página/12 a Carmelo, que ayer trabajó con su nieto dando vueltas por la carnicería.
–A un chico de 5 años no se le debe explicar nada, hay que darle de comer, resumió con claridad este comerciante de 70 años.
Una recorrida por diferentes carnicerías, verdulerías y almacenes de la ciudad de Buenos Aires ofrece una misma postal: falta carne, hay muy poco pollo, las verduras escasean y los clientes son cada vez menos, mientras los precios aumentan. En la esquina de Díaz Vélez y Acoyte hay un supermercado especializado en carnes, con su portón amarillo bajo y un pequeño cartel que dice: “Cerrado por falta de carne”. Adentro, los empleados fueron reemplazados por cuatro pintores, que desde hace una semana realizan modificaciones en el local, para paliar la falta de trabajo. Esta situación, si bien no es masiva, marca hasta dónde están llegando las consecuencias del lockout: por un lado escasean alimentos y, por otro, se suspenden puestos de trabajo. “Es una situación muy mala, como en 2001, pero sin los saqueos”, argumentó, enojado, un comerciante oriental de la calle Avellaneda al 1100.
Cada comercio es un mundo, los que siempre vendieron carne ahora buscan algo de pollo o embutidos, todo sea para complementar las ventas y no perder clientes. “El que tiene pollo, los vende caros, el kilo de chorizos vale hoy 14 pesos (antes 8 pesos). Ahora van a entrar algunos pollos que sólo sirven para complementar nuestras ventas. El pollo nunca sirvió para ganar plata”, contó Carmelo. En la recorrida realizada por este diario, varias veces se observaron camiones de proveedores de pollos entregando mercadería. “Por ahora hay sólo esto, recién mañana va a entrar algo de carne”, comentó a Página/12 un empleado de la Cooperativa de Trabajadores Avícolas de Morón.
Fredi y Elisa son una pareja de bolivianos que vinieron a la Argentina hace tres años. Desde hace dos días alquilan por 50 pesos diarios un pequeño espacio dentro de una carnicería, ubicada en Uriburu al 300, para vender frutas y verduras. Tres días atrás trabajaban dentro de un supermercado chino, alquilando un espacio mucho más caro. Como sus ventas venían bajando desde hace tres semanas y los propietarios del supermercado querían cobrarles el mismo alquiler de siempre, decidieron probar suerte en otro lugar. “Como está la situación, voy a poder aguantar dos meses más. Si no queda otra, me iré a otro lugar”, comentó Fredi, que nació en Argentina, pero vivió 30 de sus 40 años en Bolivia. “Antes ibas al Mercado Central con 500 pesos y traías todo lo que necesitabas. Ahora vamos con 2000 pesos y no podemos comprar casi nada”, graficó Elisa.
“Una caja de naranjas hoy cuesta 100 pesos; el lunes, la caja de tomates estaba 75 pesos; la bolsa de papa estaba por arriba de los 120 pesos y la zanahoria, aumentó un 300 por ciento”, comentó Lito, un verdulero y carnicero que tiene su negocio –El Trébol– a media cuadra de Angel Gallardo y Corrientes, en Villa Crespo.
–¿Trasladan los precios a los consumidores? –preguntó este diario.
–Y, no queda otra, los clientes te putean pero siguen comprando. El otro día vendimos dos pollos en 60 pesos. De carne, ni hablar desde hace un mes, señaló el dueño de El Trébol, que paga 3000 pesos de alquiler.
“El problema para los que alquilan un local se va a dar la semana que viene, que es cuando habrá que pagarles a los propietarios. Por más que no hayamos vendido nada, a ellos no les importa. La carnicería hace un mes que no labura”, agregó Luciano, un empleado de Lito.
Si baja el nivel de ventas, caen los ingresos. Este enunciado, por muy obvio que resulte, es lo que tienen en mente los diferentes comerciantes consultados por este diario. “Las deudas hay que pagarlas, más allá de si nuestra clientela bajó un 30 por ciento”, argumentó un almacenero de la calle Salta al 400. “Nosotros pagamos 7000 pesos de alquiler, pero tenemos un 70 por ciento menos de comensales y la misma cantidad de empleados que hace un mes”, agregó Martín, encargado de una parrilla de Villa Crespo.
Pero como cada comercio es un mundo, algunas parrillas consiguen carne. Ricardo es el dueño de un restaurante especializado en carnes ubicado en Chile al 1200 que, a pesar del lockout, todavía puede trabajar.
–¿Qué opina del conflicto entre el Gobierno y el campo? –le preguntó Página/12.
–Desde Alfonsín para acá, siempre vi una falta de respeto total hacia los trabajadores. Ahora soy empleador, pero trabajo todo el día. En cuanto a mi negocio, tuvimos una baja de la actividad del 30 por ciento, pero algo de carne conseguimos (40 por ciento menos de variedad y un 60 por ciento menos en cantidad). La carne que conseguí el sábado tenía un aumento del 50 por ciento y nosotros ya habíamos vendido nuestro stock a precios viejos. Eso se traduce en pérdidas y en un problema en la cadena de pagos. No comparto ninguna posición, ni la del Gobierno ni la del campo. No puede ser que un país que produce carne no tenga carne. Y después uno ve por televisión las 4x4 y la comida que se tira. La verdad que no entiendo nada, se sinceró el empresario.
El ministro de Economía, Martín Lousteau, sostuvo que las entidades agropecuarias “dicen que no quieren desabastecer”, pero remarcó que “eso es lo que han hecho en estos 20 días de paro, además de tirar comida en las rutas”. “No se puede jugar con la comida de la gente”, apuntó, al tiempo que subrayó que “la reflexión tendría que haber venido antes de parte de las entidades”. En tanto, representantes de industrias alimentarias rechazaron los cortes de ruta como método de protesta y se comprometieron a trabajar para reconstituir el abastecimiento. Así lo manifestaron tras una reunión que mantuvieron con el ministro de Economía, Martín Lousteau. “Exhortamos al levantamiento de los cortes aún existentes, instando a la prosecución del diálogo y al aporte de ideas como metodología de superación de los conflictos”, dijeron en un comunicado las entidades del sector agroindustrial. Participaron de la reunión asociaciones de productores porcinos, de pequeñas y medianas industrias lecheras, de carnes y de procesadoras avícolas, entre otras.
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