Lunes, 13 de octubre de 2008 | Hoy
“No es fácil separar virtudes y defectos. La prudencia roza la cobardía. La actitud principista puede trocar en rigidez, la flexibilidad, en falta de principios. Quiero remarcar esto, antes de recorrer el camino que la ética, como paradigma político, siguió en nuestra historia.” Con esa idea central Sergio escribe en el blog artepolítica.com la segunda parte de un triple post sobre “Paradigmas Argentinos”. Allí analiza el rol de la ética en la política y recorre los distintos símbolos que la defendieron a través de la historia hasta llegar al presente. Comienza en Leandro Alem, pasa por Illia, la Alianza, Elisa Carrió y llega hasta el kirchnerismo: “En sus comienzos respondió en buena medida a los reclamos éticos de la sociedad. La renovación de la Corte y su política de derechos humanos son una muestra de ello”, asegura, y agrega que “las posteriores denuncias de corrupción en su contra provocaron uno de los principales desafíos actuales del kirchnerismo, romper con el esquema según el cual, la ética es a todo o nada”. Para el autor, “quien defiende la ética desde el poder, se expone a una situación inestable, frágil, quebradiza”. “La ética es un valor esencial a defender, pero está sujeta a las mismas dificultades prácticas que otros valores. Si las defecciones anulan los logros, corremos el riesgo de no encontrar nunca la pretendida perfección”, concluye.
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