A los 31 años, Gonzalo Ruanova tiene una prolífica historia política detrás. Abogado, hincha de San Lorenzo y Defensores de Belgrano, se crió en el barrio de Núñez y estudió en el Normal 10, apenas pasado el límite de Belgrano. En ese colegio empezó a tomarle el gustito a la militancia –presidió el centro de estudiantes–, sin tener antecedentes familiares: su padre es escribano y su madre ama de casa. Mientras cursaba la carrera de abogacía en la Universidad de Buenos Aires, realizó una experiencia laboral como motoquero haciendo trámites. Inducido por Chacho Alvarez, en 1994 comenzó a militar en el Frente Grande, siguiendo a las figuras políticas de esa fuerza: Pino Solanas, Aníbal Ibarra y Mary Sánchez, entre otros. “Era una opción bien alejada del bipartidismo”, sostiene hoy. Antes de ser diputado porteño –llegó a una banca en 2007– había trabajado en la Dirección de Relaciones Institucionales del Senado con el ex vicepresidente de Fernando de la Rúa, como subsecretario de Participación Ciudadana del gobierno porteño y como coordinador operativo de la Jefatura de Gabinete durante la gestión de Alberto Fernández. Actualmente integra las comisiones de Presupuesto, Justicia y Seguridad de la Legislatura.